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Edición 232 | ||
Escrito por ANTONIO TENORO ADAME | ||
Jueves, 15 de Abril de 2010 10:36 | ||
El cronista permanente ANTONIO TENORO ADAME En su paso por la crónica parlamentaria dejó una profunda huella. Su persona acreditaba el cuerpo de redactores, informadores radiales y de imagen, así como al personal logístico de la sala de prensa de los diputados que lleva su nombre. Pero si esto no fuera suficiente se acredita en su persona la representación de todos los informadores de la crónica parlamentaria para presentarlos como un cuerpo común, a semejanza diría don Federico, “al cuerpo colegiado del Congreso”. De igual forma que en el Congreso existe un cuerpo colegiado de legisladores, existe también, un cuerpo colegiado de cronistas. La señera presencia de don Federico, así lo consignaba. Y así como los congresistas disponen de un constituyente permanente, se puede decir que don Federico es nuestro “Cronista permanente del Congreso”. La sala de prensa de En esa invocación se unen, como lo realizaba magistralmente, Francisco Zarco, a los legisladores y a los informadores o cronistas, los comentaristas del proceso legislativos, los que unen la parte de la labor legislativa profesional, con la parte de la función social pasiva que desea y requiere de conocer las decisiones del Congreso. En ultimo termino, don Federico resalta la labor de la crónica y del cronista, en las grandes figuras del “parlamento mexicano” como Ignacio. Cumplido en 1824, Francisco Zarco, Basilio Pérez Gallardo, en 1856, Isidrio Montiel y Duarte, Felipe Buenrostro, Pantaleón Tovar, Agapito Pizá, y Juan A Mateos, quienes posteriormente con denuedo cubrieron el Siglo XIX. En tanto en Querétaro, en 1917, destacan Juan de Dios Bohórquez, Pastor Rouaix, Alfonso Taracena, entre otros, como precisa Manuel González Oropeza en su definición de crónica parlamentaria. Con don Federico se creo también en 1987 El concepto de “crónica parlamentaria” para don Federico, encontraba su clave en el debate. Difería de la etimológica en su aplicación genérica: “narración histórica ajustada al curso del tiempo”. Don Federico, en sus comentarios condicionaba la crónica parlamentaria; “No hay crónica donde no hay debate. Luego precisaba, en el debate se pronuncian ideas, tendencias políticas y partidarias. Por tanto, se discuten los problemas nacionales”. Los elementos externos contaban para la crónica parlamentaria. Forman parte del debate, añadía, aquellos incidentes como las interrupciones provocadas por las interpelaciones o el desorden de las galerías. El ambiente que provoca el parlamento. Para cerrar finalmente su elaboración, cuando una vez dispuesto el resumen de la sesión, se pasaba a la elaboración de la crónica.
No se han realizado todavía homenajes en su memoria. Bien lo valen Sólo los fieles periodistas que recibieron los beneficios de su persona y el aliento de su sabiduría parlamentaria mantienen vivas sus enseñanzas. El mejor de los homenajes que recibió luego de su sepelio, ha sido el luto que cubre la placa de la sala de prensa de los diputados. Ha dejado una buena siembra en la “crónica parlamentaria” a la que sirvió como a otras fuentes del periodismo. En el Congreso encontró una buena y última trinchera para defender su pensamiento, su ideología, su partido (PRI) y por encima de todo, garantizar la labor independiente de los legisladores. En ella siempre estuvo presto a orientar y pulir la información de otros cronistas que le siguen en la faena de difundir la labor legislativa, interpretarla, traducirla, romper los filtros con el fin de presentarla al público interesado para su consumo digerido con relativa facilidad, algunos nombres de memoria, José Luis Barrera, Angel Rivera, Sergio Perdomo, Gloria Islas, Ángel Morales Coronel, Heliodoro Cárdenas, y su inseparable auxiliar, don Erasmo Alvarado, a todos los que sintieron su partida mi solidaridad. Para don Federico mi permanente gratitud
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