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Edición 214
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Escrito por José Alberto Villasana
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Martes, 14 de Julio de 2009 22:30 |
• El gobierno estadounidense mantiene vivo a un fantasma para atemorizar e imponer su agenda “antiterrorista” • Desde 2002, las grabaciones de Osama han sido falsas
“Osama Bin Laden ha muerto y fue enterrado hace 10 días”. La noticia fue dada a conocer, el 26 de diciembre de 2001, por The Observer pakistaní y por el periódico egipcio Al- Wafd en su No. 4633. La noticia revela que cerca de 30 guerrilleros del grupo Al Qaeda, así como familiares y amigos de Osama, presenciaron el entierro, el cual sucedió en las montañas de Tora Bora. También se da a conocer que la tumba fue aplanada, siguiendo la tradición Wahabi. La nota precisa que la muerte no ocurrió como resultado de los bombardeos, sino por el agravamiento de su enfermedad renal. No obstante, Benazir Bhutto, dos veces primer ministro de Pakistán, afirmó, el 2 de noviembre de 2007, en entrevista con David Frost, que Omar Sheikh mató a Osama, lo cual no excluye la grave enfermedad que éste sufría.
La noticia de la muerte de Bin Laden coincide con información dada a conocer por el corresponsal en Washington del Telegraph revelando que la última vez en que el Pentágono interceptó la voz de Osama, sobrevolando las cuevas de Tora Bora, fue el 14 de diciembre de 2001. Durante el bombardeo, Bin Laden usaba una radio de onda corta para comunicarse con sus militantes. Al día siguiente se dejó de oír su voz. Ese día fue el entierro.
También para la inteligencia israelí Bin Laden está muerto. Así fue declarado en un reportaje especial para World Tribune en el que se afirma que un sucesor de Osama había sido ya elegido, y que las grabaciones difundidas eran falsas.
En enero de 2002, el entonces presidente de Pakistán, Parvez Musharaf, declaró para CNN que la causa de la muerte de Bin Laden fue que éste ya no pudo obtener el tratamiento de diálisis que necesitaba para su enfermedad de riñón. Musharraf dio a conocer que Osama había introducido a Pakistán dos máquinas para diálisis, pero dudaba que hubiera podido hace lo mismo en las montañas de Tora Bora. También agregó que en el último discurso en que vio a Bin Laden, el 7 de diciembre de 2001, el líder de Al Qaeda lucía muy enfermo. Así lo confirmó el doctor Sanjay Gupta al analizar esa cinta explicando que “lo gris de su barba, lo delgado de su figura y la palidez de su piel indican una enfermedad severa, en toda la entrevista nunca movió su brazo izquierdo y está recargado del lado derecho, lo que indica la presencia de un ataque agudo”. Y añadió: “La hemodiálisis está reservada para pacientes en etapa terminal de fallo renal. Y si te separas de la máquina de diálisis, las cuales requieren de electricidad y agua purificada (difíciles de encontrar en las montañas de Tora Bora), la infección es un riesgo muy alto, se puede sobrevivir solo unos días o una semana a lo más”.
La enfermedad de Osama era tan grave que, según fue dado a conocer el 31 de octubre de 2001 en la primera plana de Le Figaro, Bin Laden fue operado de riñón en julio de 2001, tan solo dos meses antes de los ataques contra las Torres Gemelas. Lo escandaloso es en dónde fue operado: en el hospital estadounidense de Dubai situado entre los puentes de Al-Garhoud y Al-Maktoum.
En una investigación realizada para Globalresearch, Michel Chossudovsky revela que, efectivamente, del 4 al 14 de julio, el multimillonario saudita Osama Bin Laden fue ingresado en la sección VIP de ese hospital por el doctor Terry Callaway. También encontró que Asia Week, publicado en Hong Kong, había expresado, desde marzo de 2000, sus preocupaciones por la salud de Bin Laden, describiendo un problema serio que podía poner en riesgo su vida “por una infección de riñón que se podría extender al hígado y que requiere tratamiento especializado”.
Al hospital de Dubai, Osama llegó acompañado de su médico personal, Aymán Al-Zawahari, de cuatro guardaespaldas y de una enfermera argelina.
Ya en convalecencia, Osama recibió la visita del representante regional de la CIA, Larry Mitchel. Ese encuentro tuvo lugar el 12 de julio. También fue visitado por Turki al Faisal, jefe de la inteligencia saudí, quien coordinó la reunión entre Osama y la CIA.
Después de entrevistarse, y al día siguiente de ser dado de alta, Osama volvió a Quetta y el director de la CIA viajó a Washington.
Las cintas de Osama Bin Laden posteriores a la transmitida el 7 de diciembre de 2001 son falsas o son grabaciones previas a su muerte. El laboratorio suizo Dalle Molle Institute para inteligencia artificial examinó la cinta transmitida en 2002 y concluyó, después de compararla con otras 20 cintas de Bin Laden, que la voz es de otra persona. Las conclusiones fueron dadas a conocer por el profesor Harve Boulard en el Canal 2 de Francia.
Sobre la cinta de octubre de 2004, como bien señala Welfare State, ni siquiera hace falta análisis de voz de laboratorio, pues el Bin Laden robótico que aparece en el video moviendo de arriba abajo su dedo derecho es notablemente más joven que el Bin Laden enfermo y viejo de diciembre de 2001. El nuevo Bin Laden tiene pelo negro, cara llena y aspecto saludable.
Con todo y que la enfermedad renal que padecía Osama Bin Laden es innegable, y con todo y que, por haber sido agente doble de la CIA, tenía derecho a ser atendido en cualquier hospital estadounidense, no se puede descartar lo aseverado por Benazir Bhutto, en el sentido de que el millonario saudita pudo haber sido ultimado por Omar Sheik. Los servicios secretos estadounidenses e israelíes comenzaron a estar nerviosos no solo por la salud del líder talibán, sino porque ya comenzaba a correr información de que los ataques contra las Torres Gemelas había sido, en realidad, un auto-golpe orquestado por la CIA, el MOSSAD y los ISI.
La declaración de Bhutto apareció inesperadamente en medio de una entrevista televisiva que le hacía el conductor David Frost. Éste le pregunta sobre una carta que ella envió al dictador pakistaní Parvez Musharraf pidiéndole que investigara quiénes planearon el atentado que acababa de sufrir y en el que murieron 158 personas. Mientras contestaba, Bhutto le dice que uno de los sospechosos era “una figura clave en la seguridad, un ex oficial militar que tiene relaciones, entre otros, con Omar Sheik, el hombre que asesinó a Osama Bin Laden”.
Las piezas de ese rompecabezas podrían embonar. Sheik estaba libre a mediados de diciembre de 2001, cuando ocurrió la muerte de Bin Laden. Por otro lado, Sheik era un agente doble de los Inter Services Intelligence ISI (versión pakistaní de la CIA), y líder de Harkat-Ul-Mujahideen, asociado a los talibanes y a Bin Laden, por lo que tenía acceso directo a Osama.
Más aún, Omar Sheik, nacido en el Reino Unido en 1973 e incorporado a los servicios secretos ingleses MI6 fue la persona que, por órdenes de George Tenet, director general de la CIA, y del general Mahmood Ahman, director general de los ISI, transfirió $100,000 dólares, antes de los ataques del 11 de septiembre, a Mohammed Atta, jefe del comando secuestrador.
Sheik se entregó en 2002 a los ISI acusándose a sí mismo del asesinato de Daniel Pearl, reportero de Wall Street Journal que investigaba las relaciones entre la CIA, los ISI y los ataques a las Torres Gemelas. Los ISI entregaron a Sheik a la policía pakistaní. Antes de que concluyera el proceso, Musharraf pidió una sentencia de muerte, tratando de influir en la Corte. Hasta ahora no ha sido ejecutado, y su apelación se ha cancelado en 32 ocasiones.
Se ha querido descargar la culpabilidad de Omar Sheik porque otro agente, Khalid Sheikh Mohammed, preso en Guantánamo, también se acusó a sí mismo de matar al periodista. Sin embargo, sus declaraciones carecen de validez, toda vez que fueron arrancadas después de ser torturado por el gobierno estadounidense. Durante un mes, Sheikh fue sumergido 183 veces bajo el agua. El presidente Bush autorizó personalmente que fuera torturado.
También se ha querido culpar a Khalid Sheikh de ser el cerebro de los atentados del 11/S, siendo señalado como tal en los interrogatorios hechos a Abu Zubayda y a Abd Al- Rahim. Pero las cintas con esos interrogatorios fueron destruidas por la CIA en 2005, y queda en pie el hecho de la remoción de Mahmood Ahman como cabeza del ISI, a petición de los EE.UU., por haber dado las órdenes (omitieron la complicidad de George Tenet) a Omar Sheik, no a Khalid, de transferir dinero a Mohammed Atta para los operativos del 11/S.
Cabe mencionar que el director del ISI, Mahmood Ahman, se encontraba en Washington el 11 de septiembre, y que se entrevistó en los días previos con George Tenet, con Mark Grossman, secretario de Estado para los Asuntos Políticos. En el momento en que sucedieron los atentados estaba reunido con el senador Bob Graham y con Porter Goss, quien sustituiría posteriormente a Tenet al frente de la CIA. Después de los ataques del 11/S serían Graham y Goss quienes se encargarían de las investigaciones.
Es posible que el periodista Daniel Pearl haya llegado a descubrir la estructura paralela a los ISI y a la CIA que operó los atentados en Nueva York. También es posible que haya sabido de la muerte (¿homicidio?) de Osama. Es sintomático que Pearl haya sido asesinado dos meses después de la muerte del millonario saudita.
También es elocuente que Benazir Bhutto haya sido asesinada un mes después de declarar que Omar Sheikh había matado a Bin Laden.
Hoy se sabe que Al-Qaeda es una mera fabricación de propaganda para justificar el control global “antiterrorista”, que Bin Laden era un agente doble de la CIA, y que, como declaró el ex ministro inglés Michael Meacher, el 11/S fue un “trabajo interno” de la inteligencia occidental.
Pero de todas formas surgen otras preguntas incómodas: ¿si Sheikh dio muerte a Bin Laden, podría esto explicar el que haya sido falsamente acusado del homicidio de Daniel Pearl? ¿Acaso para callarlo? ¿Si tienen aun vivo a Sheik es por sus relaciones con los ISI? ¿Cuánto sabe el gobierno de los EE.UU. sobre el asesinato de Pearl? ¿Por qué los EE.UU. no han pedido a Pakistán que les permita interrogar a Omar Sheikh? ¿Qué tan interrelacionados están la CIA y los ISI? ¿Por qué los EE.UU. pidieron a Pakistán simplemente la destitución de Mahmood Ahman de la dirección de los ISI, por haber dado la orden de transferir dinero para los operativos del 11/S, y no pidieron que fuera interrogado? ¿Por qué los ISI y la CIA daban apoyo a Bin Laden, a Mohammed Atta y a Omar Sheik? Y, lo más importante, ¿por qué los EE.UU. quieren que sigamos pensando que Osama está vivo? ¿A dónde nos quieren llevar con esa mentira?
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