Manzanas podridas
RAMI SCHWARTZ
SOMOS UN PAÍS forajido, al margen de la ley. Una pequeña minoría de la sociedad se sigue moviendo en el ámbito legal pero la mayoría ya viven fuera de ella. Y lo peor de todo, el gobierno, que debería jugar de lado del Estado de derecho, está volcado del lado de la ilegalidad, la informalidad y la criminalidad. La gente de bien es ya una minoría acorralada, las manzanas podridas ganaron y están a punto de pudrir lo poco que queda sano de México.
Se venden ya más discos y películas piratas que legales, la proporción es de casi 9 a 1. Son más los que se roban la señal de cable que los que pagan por ella, son más las camisetas pirata que se venden de las Chivas que las que vende el dueño de la marca, el club Guadalajara. Y así sucesivamente: la industria del entretenimiento, la de la propiedad intelectual, ha sucumbido ante la ilegalidad. Para talentos y generadores de contenido en mexicanos y extranjeros, el nuestro es un país forajido.
Se vende más la ropa china de contrabando que la de producción nacional. Son más los zapatos Nike piratas que se venden en las calles que los que vende la marca de ropa más poderosa de la tierra en todas las boutiques y tiendas de de deportes del país. Se vende más bebida y tabaco de contrabando y adulterado que el introducido legalmente o fabricado por las empresas licoreras.
Son más los taxis piratas que los establecidos, son más los ambulantes que los comerciantes formales, más, muchos más los que no pagan impuestos que los que sí pagamos, más empresas informales que legales, más empleados en la economía informal que cotizando en el IMSS. Son más los cleptómanos que los que respetan lo que no es suyo. México debe ser uno de los países con mayor robo hormiga del planeta, ya es difícil dejar el auto en un estacionamiento y que no falte nada después.
Son más los que se roban la luz que los que la pagan, más los que se roban el agua que los que contribuyen por ella, más los que dan litros de 950 mililitros que los que dan completos, empezando, obviamente, por los distribuidores de Pémex que ponen el ejemplo.
En muchísimos lugares del país son más los negocios que pagan protección que los que no la pagan. Más los campesinos que siembran mota que maíz, son más los miembros de pandillas que los estudiantes universitarios, más los table dances que las bibliotecas.
Son más extranjeros viviendo de manera ilegal en México que legalmente, 49 veces más crímenes no resueltos que resueltos (98 por ciento de impunidad), más crímenes no reportados que reportados, más armas circulando de manera ilegal que registradas.
Si a todo lo anterior agregamos que son más los policías y políticos corruptos que honrados, más los profesores malos que buenos, más los que llegan por compadrazgo y dedazos que por sus aptitudes. Son más los que perfeccionan su carrera criminal en las cárceles que los que se rehabilitan, más los que dan y piden mordida que los que exigen u obligan a una multa, más los trámites que requieren aceite para resbalar que los que fluyen correctamente. Y encima es más la información manipulada que la que entregan verazmente, entonces resulta que además de ser un país donde las leyes ya son letra muerta, vivimos sumidos en la mentira y el engaño.
No cabe duda, el tsunami de la ilegalidad ya nos arrastró o dicho de otra manera, en la canasta de manzanas que fue México, habían algunas podridas pero la mayoría eran buenas. El gobierno, en lugar de tirar las podridas para salvar a las demás de pudrirse, las protegió, las apapachó, incluso las escondió para que pudrieras a miles sin que en la superficie nadie se diera cuenta. Hoy día, casi toda la canasta esta podrida, sobreviven unas cuantas manzanas sanas pero ya son pocas, están acorraladas y otras alrededor de ellas ya se están pudriendo por lo que muy pronto, las van a podrir también.
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