INSTANTÁNEAS DEL PODER
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
Se apropia el Ejército del
discurso político del poder
A estas alturas del sexenio -cuando ya se han desencadenado las ambiciones personales en torno a la sucesión presidencial de 2012-, es evidente que el tacto de artillero del presidente designado Felipe Calderón y de su secretario de Gobernación. Felipe Gómez Mont, ha reventado la iniciativa original de reforma política enviada desde Los Pinos al Congreso de la Unión en diciembre pasado. El diálogo de sordos, que se reduce a dispersos y necios monólogos de quienes creen tener algo que decir sobre ese proyecto, como ha sucedido con otros lances presidenciales, ha terminado en una demencial y obscena parlocracia sin solución de continuidad. No es extraño -aunque sí ominoso- que, rota la unidad de mando civil, sea el general secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, quien, desde la tribuna de homenaje a Francisco I. Madero -asesinado por el militarote dipsómano y traidor Victoriano Huerta hace 97 años- haya leído la cartilla a la sedicente clase política, pretendiendo dictar un mandato a la civilidad.
Para el frente más confiable y a la vez más temible de las Fuerzas Armadas mexicanas, el Ejército, la agenda impostergable está fundada en dos ejes: 1) la cohesión social y 2) el acuerdo político, dos objetivos indivisibles que el poder civil ha expuesto a la galopante ingobernabilidad. Discurso disuasivo el del orador subordinado al comandante supremo de las Fuerzas Armadas, Felipe Calderón, advirtió que sólo mediante reformas integrales, “estaremos en condiciones de consolidar ese bienestar colectivo que todos exigen, pero no todos procuran”. Una reforma política, dijo Galván Galván, obviamente refiriéndose a la propuesta presidencial, es imperativa para dar cauce a la resolución de los conflictos. Como piedra para varios tejados, en un ejercicio memorioso de la efemérides, el titular de la Sedena recordó que el rumor, la intriga y la crítica destructiva crearon hace casi un siglo un ambiente de descomposición social que culminó en amargos desenlaces. Imprescindible ahora, aconsejó, es fortificar la institucionalidad en todos los ámbitos de poder y órdenes de gobierno, para hacer propicio el orden y asegurar una visión de futuro válida y factible.
Vale observar, sin embargo, que el rumor, la intriga y la crítica destructiva señorean cuando no se observan desde los poderes constitucionales y fácticos los mandamientos legales de transparencia y rendición de cuentas; se renuncia a la comunicación política, se pretende oprimir o suprimir los canales de debate público, atropellando perversamente las pocas opciones que dan causa y curso civilizado a la libertad de expresión y al Derecho a la Información; se pugna por implantar el pensamiento único y, “desde lo alto”, se apela a la diatriba descalificadora y a la exclusión en la lucha de los contrarios.
La Virgen de Guadalupe,
“refugio de pueblo huérfano”
En canales televisivos de restringido alcance, y en horarios en que la Comisión Federal de Electricidad -“empresa de clase mundial”- cuelga la luz y descuelga el teléfono en la zona metropolitana de la Ciudad de México, se ha empezado a difundir el refrito de celebremos México, reciclado por la burocracia calderoniana como discutamos México, según esto para celebrar el bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución mexicana, cuya presentación, de entrada, fue encomendada, entre otros, a una muy confiable autoridad en historia como Enrique Krauze Kleinbort. En el segmento programado para la segunda semana de febrero -religión, costumbres, etcétera, en la cultura novohispana-, puesto bajo la conducción de la señora Gisela von Wobeser, producción cargada de indiscriminadas plastas pictóricas como si se tratara de un comic hollywoodesco, lo más significativo que se dijo, con la exhumación del Nobel Octavio Paz, fue que “la fe en la Virgen de Guadalupe, es el refugio de los desesperados y de un pueblo huérfano”. Dicho de otra manera, en dos siglos de pretendida independencia y una década de gobiernos del sedicente católico Partido Acción Nacional (PAN), millones de mexicanos no tienen otra Providencia terrenal a la cual confiar su suerte. La fe del carbonario, pues, pero sin Giuseppe Mazzini a la vanguardia y muchos menos sin Emiliano Zapata o Pancho Villa.
El escapismo como
fuga hacia el vacío
Terco en evadirse de una realidad aún más terca, y frente al arrollador re-encarrilamiento del PRI hacia 2012, el presidente designado Felipe Calderón blasona, en versión de entrevista con The Washington Post divulgada aquí, de que, en 2005, estaba en la posición 17 entre precandidatos y candidatos a la Presidencia de la República y… “finalmente gané” (haiga sido como haiga sido), de lo que colige el entrevistado que, en las expectativas en materia electoral, no existen ventajas definitivas. Alarde inane, el del mandatario -cuyo “triunfo” es todavía cuestionado-, cuando el mismo día algunos medios mexicanos destacaban un reporte del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en el que se informa que, en los últimos 10 años -de gobiernos panistas- México ha retrocedido 18 sitios en el ranking mundial en materia de competitividad económica, al caer de la posición 42 a la 60.
En ese periodo, Brasil y China, que hace todavía una década eran aventajados por nuestro país, se han posicionado en los primeros lugares de competitividad, dejando a México ostensiblemente rezagado. Incluso, China lo desplaza como uno de los principales proveedores del mercado de los Estados Unidos. No es por accidente que, respecto de su trato con América Latina, Barack Obama prefiera reconocer el liderazgo regional de Lula da Silva
En la “República del arraigo”, los
linchados no merecen disculpas
Ya ni llorar es bueno en la nueva República del arraigo, institucionalizada por el calderonismo para sustituir la presunción de inocencia con la criminalización a toda costa. Los michoacanos sometidos hace unos meses por el gobierno de su paisano Felipe Calderón al linchamiento mediático (¡primero línchalos y después viriguas!) y exonerados por la autoridad judicial, no merecen ni el “usted dispense” porque, según el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, hombre de leyes según su título profesional y burocrático, aunque no se hayan encontrado pruebas contundentes para condenarlos, son culpables por obra y gracia de quien posee la horca y el cuchillo. ¿Culpables porque no votaron por Felipe Calderón cuando pretendió la gubernatura del estado? Sólo que sea por eso. Y por eso también se condena a los michoacanos a la indiferencia presidencial cuando el azote de los elementos naturales los castigan inclementemente, como ocurre a los habitantes de Melchor Ocampo, Angangueo, Tuxpan y otros lares. Si 30 personas muertas, cifra documentada hasta el momento de redactar esta entrega, no son nada. ¿qué puede esperar la fascinante mariposa monarca, que en esa zona tiene su santuario? Bien vale llevarles Avatar, para que sepan cómo puede triunfar la resistencia frente a los depredadores.
La subcultura de las
alianzas convenencieras
En el primer golpe de Estado técnico maquinado por el priista Carlos Salinas de Gortari en 1988, el usurpador contó con la complicidad del Partido Acción Nacional que -según confesaría después Luis H. Álvarez- acudió los primeros días de diciembre de ese año a Los Pinos, a firmar la alianza estratégica, con la que se permutaría “legitimidad de gestión” por golosas concertacesiones electorales. Después de que se desvelara esa traición panista a su candidato presidencial Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, la facción talamantiana del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (de Rafael Aguilar Talamantes), algunos de cuyos integrantes ahora son conocidos como Los chuchos, se rindió ante el encanto corruptor de Salinas de Gortari. El propio candidato presidencial del Frente Democrático Nacional (FND), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, de acuerdo con indiscreciones de Porfirio Muñoz Ledo, tuvo encuentros secretos del primer tipo con el asaltante de Los Pinos, quien durante su mandato sometería a los militantes del PRD al más implacable exterminio. Si el citado Luis H. Álvarez se había ayuntado años antes, en Chihuahua, con Heberto Castillo Martínez cuando éste pastoreaba el Partido Mexicano de los Trabajadores, y después el PAN aceptó matrimoniarse con el impresentable Partido Verde Ecologista de México para llevar a Vicente Fox a la presidencia, y seis años después los verdes se colgaron de la camisa roja de Roberto Madrazo Pintado ¿por qué tanto mitote por los nuevos maridajes de 2010?.
Que, rompiendo la jettatura de “mujeres juntas, ni difuntas”, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes Rangel, se mancuerne con Elba Esther Gordillo Morales y su Nueva Alianza; que Jesús Ortega Martínez juegue a las manitas sudadas con César Nava; que Patricia Mercado ande de uña y mugre con Rosario Robles Berlanga; que la yucateca Ana Rosa Payán se la miente al PAN y ahora le pida perdón, y otros trapecistas de menor nombradía hagan lo propio para salvar la mortal caída en la red, no entraña ninguna novedad. De grupos San Ángel o Chapultepec están llenas las páginas de la nueva picaresca mexicana. La chuleta bien vale sudar camisetas ajenas. Déjenlos nomás pastar/ que yo los voy a enterrar/ cuando se mueran de viejos.
Cuando Fox “gobernaba”
Guanajuato desde su celular
Que el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, haga efectismo con su iniciativa de trasladar los poderes estatales a Ciudad Juárez, tiene al menos una simulación de hombría electorera. En sus tiempos de gobernador de Guanajuato, el viajero constante Vicente Fox hacía cínica gala de que mandaba sobre su estado celular en mano, muy alejado del despacho en palacio, que dejaba a cargo de su gabinetito. Lo mismo hizo en la presidencia, como ahora lo hace Felipe Calderón, quien informa del “estado que guarda la administración pública federal” desde el extranjero. A propósito de Fox, ¿ya pagaría adeudos acumulados por tenencia y placas de su poderoso jeep?
Primero la estética
después la ética
El síndrome de Valentina parece apoderarse de conspicuas militantes del PAN: unas aparecen ahora en pantalla con sus nuevas naricillas arriscadas al estilo Campuzano y otras alisadas sus arrugas con el indispensable botox, fórmula Lin Mey, como si fueran a concursar por La flor más bella del ejido. Por lo pronto, hay que agradecer a los antes persignados panistas que, aparte del show Cabañas, ahora -seguramente como parte de los festejos de la Independencia y la Revolución-, le ofrezcan al infelizaje, durante una semana, el table dance más grande del mundo con más de 150 bailarinas sobre siete mil metros cuadrados y ochos pistas. ¡Que tal! Y de eso ¿qué dicen los abogados católicos, autodesignados pistoleros de Dios?
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