La esquina escéptica
¿Cañitas o cañitos de basura?
ovnis y, charlatanes en general
HÉCTOR CHAVARRÍA
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Recientemente y a causa de las presentaciones en vivo de algunos charlatanes notorios y justamente desprestigiados, en busca de una vuelta a sus días de gloria, se presentó un ligero repunte en las creencias absurdas y este llevó a algunos crédulos a “reconsiderar el caso cañitas” que dio popularidad y pingües ganancias a Carlos Trejo. Respecto a esto, tuvimos una serie de discusiones con nuestro eximio amigo Rafael Vázquez Chávez (auto apodado “el hombre lobo de Cuautla”) y quien detesta a todos aquellos que divulgan charlatanerías “por ser contrarias a la verdadera religión” (sic).
Personalmente aprecio mucho a Wolfie (como le decimos de cariño a Rafael) y sus denuestos contra Trejo y el “caso cañitas” me llevaron a reconsiderar también el asunto, aunque no por las mismas razones que mi amigo ya que la religión = pensamiento mágico, es un artículo que no uso. Entonces recordé lo que fue la investigación de “cañitas”.
Pruebas “definitivas”
Hace bastante tiempo, en un foro televisivo del Canal 9 de Televisa que ya no existe, apareció un anónimo individuo que afirmó, además de ser compositor de las “rolas” de un famoso grupo musical, ser también uno de los protagonistas de “un terrible caso de posesión demoníaca”.

El individuo en cuestión dijo poseer “pruebas definitivas” de su aserto -¿dónde he oído antes eso?- y retó a uno de los entonces integrantes de la SoMIE (Sociedad Mexicana de Investigación Escéptica), a realizar una investigación “a fondo” del que desde aquel momento fue bautizado por el ahora ex miembro de la SoMIE Juan Chía, como “el caso cañitas”, por el nombre de la anónima calle donde está situada la “casa endemoniada”... atrás del antiguo Colegio Militar de Popotla. Ni siquiera en lo del nombre al asunto hubo originalidad.
Enrique Dávila, quien soñaba con ser empresario editorial hizo un contrato con Carlos Trejo para tener la exclusiva del “caso” y la Sociedad Escéptica como invitada proporcionaría los especialistas para analizar el asunto.
Testimonial de un fraude
Durante varios días investigamos en profundidad el caso; grabamos videos (que conservó Dávila), pasamos noches buscando inexistentes “psicofonías”, entrevistamos a los “testigos”, enseñamos a varios los trucos más usuales y a usar el juguete ese de la ouija, la cual todos los escépticos usamos como la diversión para la cual fue diseñada...
Se hicieron “regresiones” hipnóticas, análisis a la supuesta “sangre” en una biblia (la cual resultó ser una mancha de café, tal vez del excelente que preparaba la señora Sofía de Trejo (sttl) y, que luego fue cambiada por sangrita de hígado de pollo) y, lo más importante: El psicólogo clínico y psicoanalista Héctor Escobar realizó diversos estudios de su especialidad a los “testigos”:

Los resultados de estos últimos resultaron ser lo único valioso.
Todos los examinados con excepción de la difunta esposa de Carlos, arrojaron resultados de marcada mitomanía... puro invento. Como parte del experimento psicológico se encargó a quien esto escribe, en su calidad de novelista, que en pláticas informales con Carlos Trejo deslizara una serie de datos ficticios en la historia del sitio “embrujado”, a fin de ver si el estudiado los incorporaba a su historia, lo cual hizo de inmediato.
Basura y más basura
El caso “paranormal” fue desechado como inútil y fraudulento por los investigadores de la SoMIE, los resultados de las pruebas quedaron como estadística de los estudios psicosociales a los creyentes en los fenómenos para anormales; y nos olvidamos del asunto clasificándolo de ¡PESIMO! (como diría mi amigo el eximio Alfredo Gudini respecto de las películas que no le gustan), a causa de sus tontos, baratos, evidentes y mal hechos trucos.
La SoMIE se deslindó para siempre del asunto, del cual sólo hicimos la investigación, como en muchos otros casos.
Luego supimos que Enrique Dávila no le dio ni un centavo a Trejo (o sea que lo estafó), y de que éste planeaba escribir un libro sobre el asunto, el cual creímos sería un fracaso. Para que se note que no deben “creerse” cosas, el libelo se convirtió en best seller(otra vez muy original)... lo cual demuestra que aquel es un excelente vendedor de basura -casi la envidia de Og Mangino-; que este tipo de basura en particular gusta mucho en esta especie de país y que los mexicanos suelen ser muy brutos a la hora de escoger libros (peor aún; algunos “maestros” -muy posiblemente seguidores de la maistra Gordillo- dejan de tarea a los pobres educandos leer esa bazofia ante la indiferencia de la SEP). Y hasta aquí por ahora, pues hablando de “cañitas”y parafraseando a Carlos: y Carlos en “cazafantasmas”
Yo estuve ahí y yo lo vi...
Lenguaje charlatán
La charlatanería como en el “caso cañitas” está a la orden del día… Se trata en pleno de la más descarada divulgación de laignorancia.
Y una de sus herramientas favoritas para lograr esos fines es la diarrea verbal. Ésta, como su nombre lo indica, es la acumulación de todo tipo de términos (literarios, técnicos o científicos), sin verdadera relación entre sí, los cuales son lanzados de golpe (como explosión de KK) y sin misericordia, sobre los sufridos oyentes, van unos ejemplos:

Llamar a los chakras (un término seudo místico de las creencias religiosas tantra indias) parte del ki o chi (términos en japonés y chino respectivamente para designar la fuerza interna en las artes marciales)… Afirmar, sin el más mínimo pudor, que la “espada” del “arcángel” Gabriel (un componente bastante bobo de la mitología cristícola) era Excalibur (la mítica espada de los mitos artúricos) aquella misma metida en la piedra...
Decir con la mayor tranquilidad y desfachatez que hara kiri (literalmente “cortar el vientre” en japonés) significa “decapitación” (la cual era utilizada -a veces- como parte final del ritual samurai del seppuku, para abreviar los sufrimientos inevitables de los tres corteshara kiri)… del
O, usar sin medida el término “cuántico” como signo de una especie de erudición “científica”..., todos esos terminajos son parte de esta incontinencia de esfínter bucal -sin conexión neuronal-, la cual da por resultado basura verbal y usurpación sin medida -y mucho menos conocimiento-, de los más variados términos.
Fusil del cine
Pero el arsenal estupidizante de los charlatanes se nutre, además de las palabras “domingueras”, con cualquier elemento sacado de las películas de ficción más recientes -y no tanto-, de los gringos (porque esperar que estos ignaros vean cine de verdad, es como pedir unas ideas coherentes -o simplemente una sola- a los autodenominados hombres de negro, sin respeto por el copyright que casi les costó una demanda), y así consideran “verdades irrefutables” cualquier cantidad de babosadas fílmicas como MIB, ID, AI, etc., del cine gabacho.
Y, seguramente no tarda algún enfermito de esos en afirmar que -a falta de caballos voladores u hombre Michelín ídem., en el más puro estilo maussanita®- Superman pasará volando sobre la ciudad de México, recién salido de la pantalla Imax en su próxima visita desde las ruinas de Krypton o tal vez se trate simplemente de Ironman 2, o de...
Los creyentes en los ets
Un programa charlatán en el alguna vez serio History Channel llamado “Cazadores de ovnis” emplea el lenguaje especial para la confusión a tiro por viaje cada vez que sus protagonistas “investigan algún caso” el cual en realidad no tiene algo que investigar salvo alguna psicopatología. Un ejemplo de lo que ellos llaman “caso” al estilo Coyame -donde no más llegar “hallaron pruebas” de lo ocurrido-, es el siguiente:
Uno de esos egresados del FBI (Fray Bernardino Institute®) “vio” sobre el “zócalo” capitalino a la mismísima nave madre de los insectos de ID (Independence Day), muy ad hoc, un 16 de septiembre, durante el desfile militar…
Claro había por lo menos unas 50 mil personas ahí -incluyendo a su servidor, el siempre sonriente esceptitor-, pero sólo el esquizoide de marras “vio” el magno artefacto extraterrestre…
Por supuesto, as usual, su confiable cámara fotográfica “se trabó” en ese momento crucial; privándonos para siempre de la tan deseada “prueba irrefutable” que seguramente nos hubiera dejado boquiabiertos y hubiera puesto a bailar de alegría a Jaime Maussan Flota.

Y, de esos “casos” hay miles y, los supuestos investigadores enarbolan su propia fe en las visitas extraterrestres para, según ellos, “resolver” fantasías sobre visitas extraterrestres a este planetita, lo cual hasta la fecha no tiene ni siquiera un mísero indicio, salvo los delirios de una serie de ignaros.
Herramientas para “desinformar”
Los charlatanes (hay que diferenciarlos de los casos clínicos egresados del FBI, como un buen número de contactados por ETs), utilizan la diarrea verbal para confundir más a sus ya confusos oyentes/creyentes con su proverbial estulticia enciclopédica, por supuesto todo ello con el único fin de hacer divulgación ignara en pro de $u$ intere$e$ como ocurre sin excepción, y suele ser lo único comprobable de todo eso.
Uno de los métodos favoritos es la cita fuera de contexto; decir que la astronomía ha descubierto planetas que podrían ser similares a la tierra -lo cual es cierto-, como “confirmación” de que tienen vida, que esta es similar a la nuestra y que posee tecnología superior, lo cual es más falso que las promesas de un político... todo de golpe y en un solo “charlatanazo”, es una muestra bien palpable de como se llevan al baile a los crédulos, para cualquier persona que use sus neuronas.
Convierten a los objetos voladores no identificados (ovnis, un término militar) en sinónimo de “nave extraterrestre”. Una evidente imprecisión dolosa para engañar a los que ya de entrada necesitaban creer en los ETs como antes se creía en las vírgenes... y, bueno, se sigue creyendo, incluso como manifestaciones “de otro planeta o de realidades alternas” como alguna vez lo dijo -muy osada o tontamente-, el buen Jacques Vallée en una conferencia en México, refiriéndose a “la morenita” y, casi lo ahorcan o llevan a la hoguera los guadalupanos asistentes a la conferencia.
Los charlatanes enarbolan su propia ignorancia como demostración de lo que dicen... y claro se llenan de santa indignación cuando alguien hace notar que no son más que unos ignaros que pretenden estafar a los tontos. Se puede medir la cantidad de charlatanería directamente en proporción a la velocidad con la cual quien la proclama exige “respeto” para sus idioteces.
Entre más desinformación, más superstición y miedos absurdos, con lo cual las creencias absurdas florecerán, como bien lo saben los representantes de todas las religiones y demás divulgadores del pensamiento mágico, aunque esta definición moleste a mi buen amigo Wolfie, en la soleada Cuautla, aquel amigo del principio de la nota.
Y eso seguirá siendo así mientras se cumpla como hasta ahora el precepto bíblico de que “el número de los pen...tontos es infinito” y, haya como hoy una mayoría ignara que prefiera creer antes que saber…
Comentarios, sugerencias o mentadas:
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
|