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Edición 268

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Salvar a México comienza

por salvarse ellos y sus familias

 

Rami Schwartz


¡Qué fácil es encantar a nuestros políticos! Todo lo que se necesita es que una revista los califique como líderes, que una estación de radio les dé el título de poderosos o que un programa de televisión les ponga el sello de ricos y ellos están puestos para aparecer en sus páginas, darles entrevistas y hasta hacer programas.

Es el estilo fantoche de gobernar, gobernar para las cámaras, los micrófonos y los programas de TV sin importar que haya millones y millones que en su vida van a poder solventar sus necesidades básicas.

En las últimas semanas hemos sido testigos de este estilo fantoche de gobernar, mandar mensajes cifrados a los ricos y poderosos de su condición, mensajes que a la ciudadanía en su conjunto no le importan, es más, le ofenden, pues le transmiten un mensaje y uno solo. Éste es el imperio del poder y del dinero, donde los que lo tienen son todo y los que no, no son nada.

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Yo me pregunto, ¿de qué le sirve a un nininininini (ni estudia, ni trabaja, ni ahorra, ni tiene ingreso, ni tiene capital, ni tiene futuro) ver al presidente Calderón subido en globos aerostáticos sobrevolando las pirámides de Teotihuacan? ¿De qué le sirve a un ama de casa verlo contando los 91 escalones que tiene la pirámide de Chichen Itza desde su base hasta su punta?, ¿de que le sirve a un microempresario verlo volando en canopies, helicópteros o buceando en Cozumel del lado de un guía de turista para ricos?, ¿de qué le sirve a un empleado que asista con todo su séquito a una comida de supuestos líderes que dizque manejan los destinos de un país que va directo al desfiladero?

No le sirve de nada, pero bueno, es el estilo fantoche de gobernar, una de las herencias más perniciosas del priismo y que el PAN adoptó de una forma increíble. Estos panistas disfrutan la parafernalia de los ricos y famosos como pocos; podrán ser arrojados 35 cadáveres en la zona turística de Boca del Río que ellos ni se inmutan, no cambian su discurso, ni sus estrategias, ni sus planes. Al contrario, las refuerzan, las amplían, las magnifican.

Se hacen llamar líderes, les encanta que los etiqueten como ricos y poderosos, les gusta pertenecer a la creme de la creme de la sociedad y si en el proceso el país quiebra, se desangra, se convulsiona, eso a ellos les tiene sin cuidado porque parte de pertenecer a la creme de la creme, parte de los privilegios de ser de la casta dorada es poder ver hacia el otro lado e ignorar lo que realmente sucede. Y luego nos sorprendemos porque estén fuera de la realidad cuando es lógico que así sea. Cada cual habla como le va en la fiesta y obvio, a éstos les ha ido tan bien en la fiesta de los millones que hablan maravillas de México mientras dos camionetas de redilas arrojan 35 cadáveres previamente torturados en downtown Boca del Río.

Obvio, el gobernador de Veracruz está en las mismas, es líder y obvio, prefiere salir en los sociales que en la nota roja, prefiere atrapar twitteros para demostrar su liderazgo y que en su estado sólo sus chicharrones truenan que ensuciarse las manos solucionando los problemas reales de los veracruzanos… la falta de empleo, la criminalidad que ya lo desborda, la destrucción ecológica del estado y miles de etcéteras.

Y así, viaje a viaje, evento a evento, se la pasan a todo dar, se paran el cuello, se dan palmadas en la espalda, se felicitan, se congratulan, se alaban. Se les ve rebosantes, con tremendas sonrisas, repartiendo abrazos entre ellos, convidándose mutuamente. Los americanos tienen una excelente expresión que es suckin each other’s dicks cuya traducción sería “dándose sexo oral mutuo” mientras la población ve importante el espectáculo lamentable de estos autonombrados iluminados, despegando y volando en un mundo totalmente ajeno a nuestra realidad.

Y mientras el Presidente está en New York, New York departiendo con los grandes y lanzándose como guía de turistas de ricos y poderosos, empresas que se dedican a vender boletos a grandes corporativos cada vez que emiten un boleto a México envían la confirmación con sendas advertencias del peligro que corren por venir a nuestro país. Al día siguiente que se reúnen con los ricos y poderosos de otros países, los departamentos de relaciones exteriores de otros países emiten alertas a sus turistas para extremar precauciones si visitan México o de plano no visitarlo.

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Al día siguiente que se reúnen con otros autonombrados “líderes” para compartir la langosta, el caviar y la champaña, miles de empresas deciden mandar mejor sus capitales a otros países donde el modelo fantoche de gobernar sigue acotado como es el caso de China, la India o Israel.

Este modelo fantoche de gobernar choca contra las actitudes austeras y republicanas que demanda la ciudadanía y luego se preguntan por qué no tienen credibilidad, por qué el repudio generalizado, por qué la actitud apática de una sociedad que jamás va a probar la langosta, el caviar o la champaña, jamás va a volar en globo aerostático, bucear en Cozumel o tirarse en canopy encima de los árboles. Pero eso a ellos no les importa porque se trata de pobres diablos y los dioses no hablan con los diablos ni por equivocación y ellos, ellos son como dice Catalina Noriega, dioses del Olimpo, tlatoanis del Popocatépetl, iluminados entre los iluminados, líderes entre los líderes, son en pocas palabras, los que van a salvar al país, claro está, comenzando por ellos y sus familias. En eso consiste el estilo fantoche de gobernar.

Pero bueno, es un buen modelo de negocio. Si quiere ganar dinero y remar carretadas de dinero del gobierno, los partidos y demás, abra una revista que se llame Los Chingüengüenchones, acuda a una estación de radio y proponga un programa que se llame Los que Saben o uno de TV que se llame Gente que haga el Cambio y comience a pedir entrevistas con políticos. Dejan todo con tal de aparecer ahí, de tirar sus rollos de qué tan buenos son, qué tanto hacen por México. Es alimento a su fantochito que llevan dentro y qué es el late motif de su existencia.

 

grito

 

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