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Suplemento 273 | ||
Escrito por ATAQUES | ||
Jueves, 16 de Febrero de 2012 22:31 | ||
Sólo en noviembre de 2011, tres medios de comunicación impresos fueron objeto de violentos ataques por agresores que hasta ahora permanecen en el anonimato: Los diarios El Siglo de Torreón (Coahuila), El Buen Tono (Córdoba, Veracruz) y El Financiero (Zacatecas). Las instalaciones de El Siglo de Torreón fueron ametralladas la madrugada del 15 de noviembre con rifles AK-47. El diario había sufrido otra agresión en agosto de 2009. De acuerdo con un monitoreo del Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia, que coordina José Carreño Carlón, desde 2009 hasta noviembre de 2011 se han registrado diez ataques a medios en Coahuila. Observatorio declaró que la Libertad de Expresión “es rehén de la incapacidad del Estado para esclarecer las agresiones”. El Buen Tono, de Córdoba, con apenas dos meses de aparición, con una línea editorial crítica, fue incendiado el 6 de noviembre. Su propietario, el empresario y político José Abella, había participado como candidato del PAN a la alcaldía en las pasadas elecciones locales. En Zacatecas, el jefe de distribución de El Financiero, Osvaldo García y el chofer José de Jesús Ortiz Parra, desaparecieron el 14 de noviembre en la carretera de la capital zacatecana a Guadalajara. Las versiones indican que fueron perseguidos por policías, cuatro de los cuales fueron sujetos a investigación. MÉXICO
Recrudecimiento de la violencia La falta de respuesta efectiva por parte del Estado incide en que el número de ataques violentos (incluidos asesinatos y desapariciones y contra instalaciones de medios) en proporción al total de agresiones haya aumentado y se ha extendido. Ante un panorama de comunidades totalmente silenciadas por el efecto de la violencia, Internet y las redes sociales se convirtieron en una herramienta de la sociedad para romper el silencio impuesto a periodistas y comunicadores/as, pero también para llenar los vacíos que las autoridades tendrían que llenar con información suficiente, útil y oportuna. Pero los usuarios también están en peligro. Tal es el caso en el estado de Tamaulipas, de Elizabeth Macías Castro, jefa de Redacción del diario Primera Hora de Nuevo Laredo y usuaria activa de foros de discusión y denuncia en Internet, quien fue asesinada el 25 de septiembre de 2011 y en cuyo cuerpo se dejó un mensaje que la acusaba de usar redes sociales para, aparentemente, informar a la Marina y el Ejército de los movimientos del narcotráfico. Lejos de garantizar el ejercicio de la libertad de expresión, gobiernos y congresos locales en Veracruz, Tabasco, Hidalgo y legisladores federales han abonado a la zozobra mediante la presentación, en el caso de Veracruz, y aprobación de iniciativas para regular la difusión de información falsa que contrario al artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) contienen restricciones más allá de las permitidas para limitar el ejercicio a la libertad de expresión y criminalizarle. Usuarios de redes sociales como twitter y blogueros que regularmente reportan movimientos del crimen organizado o refieren hechos violentos a los que los medios tradicionales ya no dan cobertura han expresado su temor de ser identificados y acusados o agredidos y han comenzado a censurarse por miedo a represalias. II. Acciones del Estado mexicano sobre protección ARTICLE 19 reconoce que el gobierno de México ha creado o dispuesto instancias para atender la violencia contra quienes ejercen el periodismo, sin embargo las deficiencias en el diseño de éstas que incluyen falta de disposiciones legales e instituciones adecuadas, que permitan afrontar estos ataques, impactan directamente en la ineficacia del Estado para prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones al derecho a la libertad de expresión lo cual ha motivado el incremento y perpetuado estas violaciones. En concreto, estas violaciones vulneran el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a la libertad, el derecho al debido proceso legal, el derecho a la protección judicial y el derecho a la participación política. (Se puede consultar el texto completo del documento en la edición 271 de Voces del Periodista)
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