Los periódicos se están convirtiendo en juguetes de multimillonarios
ROBERTO
SAVIO *
SAN SALVADOR, Bahamas, sep. (IPS) Hoy pocas
personas saben que cuando se crearon las primeras agencias de noticias en el
siglo XIX, la Havas francesa y la británica Reuter dividieron el mundo entre ellas.
La división siguió las fronteras de los dos imperios coloniales.
América Latina, fue a parar en manos de Havas, mientras Reuter se quedó con Estados Unidos.
La primera agencia estadounidense que rompió el monopolio
fue la United Press
International (UPI), alegando que Estados Unidos no podía ser visto a través de
los ojos británicos, un argumento muy parecido a la queja del Tercer Mundo
contra el monopolio de información del Norte.
En el mundo de los medios, esta agencia era considerada
un gigante, por lo que fue una sorpresa cuando en 1986 un millonario mexicano,
Mario Vázquez Raña, compró la UPI
por 41 millones de dólares y pronunció la célebre frase: "Yo tenía dos jets Falcon. Vendí uno y compré
la UPI."
Desde entonces, la concentración de medios en manos de
multimillonarios ha proliferado. Los casos de Murdoch y Berlusconi son los más
famosos. Algunos observadores ven en esto un giro a la derecha, impulsado por
los que tienen dinero. No se trata de una teoría conspirativa. Simplemente, 100
poseedores de un Ferrari tienden a
tener una visión más coincidente sobre las cosas, que por ejemplo, los dueños
de 100 Volkswagen.
Estados Unidos es un buen observatorio en el mundo de la
información. En efecto, la expresión medios de comunicación de masas fue
acuñada en los EE.UU., debido a que las ventas de los medios debían ser grandes
para considerarse viables.
En Europa, los medios no se dirigían a las masas. El
famoso Times de Londres (ahora en manos de Murdoch) vendía unas 50 mil
copias, y sus lectores eran élite del Imperio Británico. Los periódicos
europeos eran culturales, con artículos largos y bastante analíticos. Los
medios de comunicación estadounidenses partieron en la dirección opuesta y así
nacieron los “mass media.”
En las últimas semanas, una impresionante serie de prestigiosos periódicos
estadounidenses fueron comprados por multimillonarios. El caso más conocido es
el del Washington Post, considerado el diario más influyente junto con
el New
York Times.
Durante los últimos 80 años, el Post estuvo en manos de la misma
familia, los Graham. Jeffrey Bezos, fundador de la Amazon, lo compró
por 250 millones de dólares, cifra que representa uno por ciento de los 25 mil
millones de su fortuna personal. (Amazon cuenta con una capitalización
de mercado de 128 mil 370 millones de dólares). La venta incluyó en el paquete
otros varios periódicos locales, evaluados hace diez años en cinco mil millones
de dólares.
Este hecho es el golpe de muerte definitivo para los
periódicos de propiedad familiar. Hubo un tiempo en que los Chandler eran
propietarios de Los Angeles Times, los Copley del San Diego Tribune, los
Cowles del Minneapolis Star Tribune, y los Bancroft del Wall
Street Journal (WSJ).
Aquellas familias defendieron la independencia y la
identidad de sus periódicos. Es patente la diferencia entre el WSJ en los
tiempos de los Bancroft, y el de ahora, propiedad del omnipresente Murdoch.
El Boston Globe fue comprado por otro
multimillonario, John Henry, por apenas 70 millones de dólares. El New
York Times pagó mil 100 millones de dólares en 1993 por el Globe.
¿Hasta cuándo seguirá siendo el NYT la última referencia del periódico
familiar, en este caso propiedad de cuatro generaciones de la familia
Sulzberger, desde 1896? El NYT no sufre pérdidas, pero no deja de ser un pez
mariposa en un mundo de tiburones. Tiene una capitalización de mercado de mil
670 millones frente a los 56 mil 663 millones de activos de la Murdoch
News Corporation,
los 27 mil millones de la familia Bloomberg, los 93 mil 860 millones de Facebook, o los 282 mil 40 millones de Google. Dicho de otra forma, hoy en día
la palabra la tiene el dinero. Y según parece, la batalla por el futuro se
librará en Internet.
Jeffrey Bezos
La Alianza de Medios Auditados informó recientemente sobre una reducción
drástica en las ventas de revistas. Newsweek fue comprada en 2010 por un
dólar por IBT Media, una compañía
poco conocida, mientras otras revistas, como Vogue, Vanity
Fair, Metropolitan y People, siguen por igual camino.
Según la misma fuente, en Estados Unidos las suscripciones en línea subieron de
5,4 a 10,2
millones en el último año.
El New York Times ha superado ya los 60
mil suscriptores gracias a una agresiva campaña de suscripciones en línea.
Están seguros de que esto garantizará la viabilidad a largo plazo del periódico
y así descartan la posibilidad de venta.
Pero lo que se avecina en el horizonte es que la línea
que separaba los medios de comunicación en cuanto a contenido, de las redes de
distribución, se está volviendo borrosa. Google,
Facebook, Microsoft y Yahoo
buscan más noticias para transmitir, y más publicidad.
Con la compra de YouTube y Zagat, Google se ha trasladado de lleno en el campo del contenido. Yahoo ha comprado un nuevo un sistema de
microblogging que permite que 119
millones de usuarios publiquen rápidamente palabras e imágenes, por mil 100
millones de dólares, más del triple de los precios combinados de la venta del Post
y del Globe.
Nada más demostrativo de cómo los nombres de prestigio
están a precio de saldo.
Sin embargo los suscriptores en línea representan un
cambio antropológico en relación al antiguo lector. Las suyas son mentes
inquietas, ansiosas por cambiar de página, y esto hará que se reduzcan
progresivamente los artículos extensos y los análisis. Este proceso se
acentuará a medida que avance el cambio generacional.
Un estudio detallado de la
Universidad de París señala que entre las personas de entre 14 a 16 años se observa un
período de atención más corto que el de sus padres, algo que cualquier profesor
puede confirmar.
Asimismo, para los jóvenes está desapareciendo la
frontera entre el periodismo tradicional y profesional y el llamado periodismo
ciudadano, realizado por cualquier persona que quiera publicar noticias y fotos
en la red.
Como resultado cualquier texto de más de 850 palabras
(como este artículo muy resumido de mil 17 palabras), se considera
excesivamente largo para ser publicado.
¿Presagia esto un mundo mejor informado y más consciente?
*Roberto Savio, fundador y presidente emérito
de la agencia
de noticias IPS (Inter Press Service) y publisher de Other News.
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