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Edición 345 | ||||
Escrito por Dr, Hernán Edrián Chavarría | ||||
Domingo, 01 de Mayo de 2016 19:33 | ||||
LA GRAVEDAD ES LA FUERZA de atracción que nos mantiene pegados a la Tierra y a la vez, a ella y todos los demás planetas, lunas y TODO alrededor del sol integrado en un sistema, a éste alrededor de la galaxia, y a ésta en un baile cósmico con las demás. Abarca el universo completo y por si fuera poco, también le tiró una manzana en la cabeza a Newton.
La ingravidez es cuando un cuerpo con masa, se libera de la acción de la gravedad, aunque CERO fuerza g es imposible en el universo. Sin embargo los astronautas sienten el efecto de la microgravedad al ir en caída libre constante alrededor del planeta.
En estancias cortas casi no hay cambios fisiológicos, pueden sufrir los sentidos de orientación espacial y del equilibrio, ya que a ras de suelo se rigen por el peso de los otolitos (“piedritas” de calcio inmersas en el líquido de los canales semicirculares del oído interno), que al no pesar, producen el síndrome de adaptación al espacio o enfermedad del espacio: vértigos, náuseas y debilitamiento general por mareo común que dura entre uno y dos días. Al pasar entre una y dos semanas de ingravidez las consecuencias no son aparentes, existe una leve atrofia muscular y mínima desmineralización del esqueleto, pero el astronauta no tiene problemas al regresar a la Tierra. Con estancias mayores, hay otros efectos más serios, a saber: Cardiovasculares Los líquidos se desplazan hacia la parte superior del cuerpo causando nariz obstruida, sensación de pulsaciones en el cuello, se hinchan cabeza y tórax, con adelgazamiento de cintura y extremidades inferiores. El corazón trabaja menos al disminuir el volumen de los líquidos corporales en casi un 10%. No se sabe por qué, pero también bajan los glóbulos rojos; todo esto provoca intolerancia ortostática —dificultad para estar de pie–- al regresar a la Tierra. Musculares Por la falta de peso en microgravedad los músculos pierden masa, en general ninguno trabaja como es normal cargando el peso del cuerpo, usan una ínfima parte de su energía para lograr movimiento, quedándoles sólo la inercia por vencer. Este efecto se remedia con la realización de ejercicio bajo tracción durante todo el viaje. Los rusos han acoplado tirantes en sus trajes espaciales para misiones prolongadas, que comprimen el cuerpo de los hombros a los pies obligando a los músculos a oponer fuerza en su contra. Óseas Los huesos se descalcifican. Este efecto no es reversible a corto plazo y es uno de los más serios. El ejercicio NO ha mejorado este problema.
La novedad radicó en que su hermano gemelo idéntico Mark Kelly se quedó en Tierra, para comprobar la afección psicológica y fisiológica que tiene sobre el cuerpo humano un viaje de larga duración en el espacio. Lo primero que se notó fue que creció 3.81cm, pero el verdadero impacto y comparación no los conoceremos sino hasta la publicación de los resultados. La ciencia ficción ha dado una respuesta lógica y alcanzable a todos estos problemas: construir estaciones y naves que giren por completo o con una sección rotatoria, lo cual generaría falsa gravedad (pseudogravedad) por la fuerza centrífuga, cómo vemos en la estación espacial de la película 2001 Odisea del espacio, o en la nave “Leonov” de 2010 Odisea dos, muchas otras películas contemporáneas e infinidad de novelas; sin embargo parece que aún estamos lejos de que un sistema así se implemente, tal vez por los costos altos que su construcción representaría. En lo personal, y a una vida de haber presenciado en la TV el alunizaje de 1969, me gustaría saber que este problema ha sido resuelto, antes de que de verdad me afecte la grave-edad.
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