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Edición 348 | ||||
Escrito por Zaira Rosas | ||||
Miércoles, 03 de Agosto de 2016 16:16 | ||||
ESTOS DÍAS la consternación no me permite hacer el análisis usual, me cuesta creer que en menos de un septenario mueran tantas personas por lo que hasta ahora parece un ataque terrorista, cuya base es la intolerancia.
─ ¡Paren el mundo, me quiero bajar!, decía la pequeña Mafalda en una de las tiras de Quino, esta frase cada vez cobra mayor sentido para mí. Al abrir los periódicos, prender la televisión o ver alguna red social sólo puedo pensar que el mundo se ha desquiciado. Después me topo con personas preocupadas por hacer un cambio real en el mundo y mi desesperanza se equilibra con la fe de que esto es una etapa y quizás nos estamos enfocando sólo en los aspectos negativos. No todo es tragedia Y en efecto hay muchas historias con final feliz en medio de las tragedias, por ejemplo en Niza un bebé fue rescatado por extraños en medio de la persecución que acabó con la vida de más de 80 personas. Por fortuna el pequeño pudo reunirse con sus familiares gracias a las redes sociales.
Tenemos una eterna melancolía por el pasado, por eso lo vintage siempre es un éxito comercial, pero también una ansiedad innecesaria por el futuro. Al salir a las calles observo a personas caminando con la vista fija en el celular, asumo que es por la novedad de Pokémon Go, y me detengo a analizar la enajenación que le causa a chicos y grandes, hay quienes cruzan las avenidas sin voltear, unos pasan por encima de otros para alcanzar sus objetivos e incluso los más creativos han visto una oportunidad de negocio en el transporte para quienes desean atrapar la mayoría de personajes posible. Una pasión de moda
¿Qué pasará cuando el juego sea oficial en México? ¿La moda y obsesión seguirá hasta ese entonces? Lo dudo. Nuestras grandes pasiones son cada vez más efímeras. Vivimos en una era de inmediatez y el cambio constante y pocas veces meditamos respecto a las consecuencias de lo mismo. La cultura de lo líquido como diría Zigmunt Bauman, aquella que rápido se escapa de nuestras manos se está replicando en nuestras relaciones, la forma de vivir y de pensar. Pero una vida así tiene consecuencias, los obsesionados por el trabajo sentirán el impacto en la salud, otros en los bolsillos o las relaciones sociales. Es urgente una pausa.
Hoy te reto a tomar al menos la mitad de esas horas para lo que de verdad te apasione, algo por otra persona, leer ese libro pendiente sobre tu escritorio, visitar a alguien que extrañas, ir a un museo o cualquier acción que siempre has dejado pendiente por falta de tiempo. El día de hoy aprovéchalo porque como decía Renato Leduc en uno de sus mejores poemas, el tiempo es oro. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla More articles by this author
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