Ayudados por sus conexiones políticas y económicas, Los Clinton han estado buscando naciones desesperadas en el mundo, con una infraestructura limitada o víctimas de desastres naturales, para introducirse en el flujo de la ayuda que entra y manejarlo a su antojo.
Desde octubre del año 1997, cuando fue constituida, nunca se le ha realizado una auditoría ni ha habido un solo control con respecto a las entradas y salidas de efectivo o la identidad del donante. Según Ortel, el modelo desarrollado por los Clinton se basa en una red de contactos políticos que se encuentran en posiciones clave que no tienen nada que ver con principios democráticos o humanitarios, sino que se basan en el quid pro quo, el leit motiv político y económico de la Fundación.
La candidata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y el expresidente norteamericano, Bill Clinton
La isla de Haití es víctima una vez más de la violencia de los huracanes. El número de muertos ya alcanza los 840, barrios enteros han sido aniquilados. No hay agua ni electricidad, y no se puede asistir a los heridos y enfermos, que, según las Naciones Unidas, son más de 35.000. Una película de terror que ya habíamos visto en enero de 2010, cuando la isla fue víctima de un terremoto. En las secuelas de esa tragedia, la Fundación Clinton hizo suya la causa de asistencia y reconstrucción.
¿Sucederá lo mismo en 2016? Bill Clinton ya ha enviado un tuit con instrucciones sobre cómo enviar dinero a su fundación para ayudar a Haití. Muchos en Haití tienen la esperanza de que esta vez Clinton se quede lejos de la isla.
La participación de Clinton en la acción humanitaria para la reconstrucción de la isla del Caribe es, de hecho, muy controvertida, por lo que, junto con el envío del misterioso correo electrónico de un servidor privado de Hillary Clinton cuando era Secretaria de Estado, podría ser la razón que haga peligrar la carrera a la Casa blanca de la primera mujer candidata. Por ello, vale la pena volver a examinar la relación que existe entre los Clinton y Haití, que comenzó en 1975, cuando los recién casados pasaron su luna de miel en la isla.
Los Clinton y Haití
En 1994, durante su mandato, Bill Clinton envió 20.000 soldados a Haití para reasentar en el poder al primer presidente elegido democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, derrocado en un golpe de Estado en 1991. Un gesto que definió el papel clave de los EE.UU en el futuro de la isla. Pero el legado del presidente Bill Clinton en Haití está vinculado a las políticas comerciales durante sus dos mandatos, a posteriori definidas como equivocadas por él mismo. El impacto en la producción de arroz, por ejemplo, fue devastador hasta el punto que desde entonces ha sido más difícil alimentar a la población.
A pesar del fracaso comercial, en 2009 Bill Clinton fue nombrado enviado especial de la ONU para Haití. Inmediatamente después del terremoto llegó el primer abuso de poder: Bill Clinton utilizó su fundación para desarrollar un plan de emergencia y una reconstrucción de miles de millones de dólares. Conflicto de intereses, dijeron muchos. Una acusación recurrente cuando se habla de la fundación y de la oficina política de Clinton. Junto con el expresidente George W. Bush, el enviado especial de la ONU Clinton creó el Clinton Bush Haiti Fund, que, según lo informado por la Fundación Clinton, distribuyó 54,4 millones de dólares en los dos años siguientes al terremoto. Por otra parte, la fundación afirma haber gastado más de 30 millones de dólares en Haití, mientras que la Iniciativa Global Clinton ha estado trabajando para convencer a las empresas privadas para que inviertan en la isla.
Víctimas de la política de los Clinton
Contada así, la participación de Clinton en Haití parece un cuento de hadas con final feliz, pero en opinión de muchos es todo lo contrario. Según Charles Ortel, un ex analista financiero en Wall Street y experto en fraude financiero a manos de fundaciones e instituciones de caridad, Haití es una de las víctimas de las políticas depredadoras de la Fundación Clinton. ¿Qué significa esto? “Los Clinton han estado buscando naciones desesperadas en el mundo, con una infraestructura limitada o víctimas de desastres naturales, para introducirse en el flujo de la ayuda que entra y manejarlo a su antojo. Lo hicieron en Mozambique, Papua Nueva Guinea, Haití, y con el huracán Katrina en Nueva Orleans. “Comportamientos extraños, se ve claramente, pero no necesariamente ilegales.”
Según Ortel esta estrategia está diseñada para desviar parte de la ayuda. En otras palabras, Clinton se embolsaría un porcentaje. Y esto es ilegal. “Para Haití, la fundación recibió mucho más de lo que gastó”, dice Ortel, que cruzó pacientemente los datos indicados en la página web de la fundación con los declarados por los donantes. La diferencia, considerable, representa la renta de la fundación.
La Fundación Clinton nunca ha presentado un presupuesto detallado de la ayuda recibida de los donantes para Haití y otros países.
Increíble pero cierto, la Fundación Clinton nunca ha presentado un presupuesto detallado de la ayuda recibida de los donantes para Haití y otros países. Desde octubre del año 1997, cuando fue constituida, nunca se le ha realizado una auditoría ni ha habido un solo control con respecto a las entradas y salidas de efectivo o la identidad del donante. Un tratamiento especial reservado a los Clinton, gracias a la densa red de contactos que los dos se han tejido durante los últimos 25 años. De una u otra manera se las arreglaron para ubicar a sus compinches en posiciones clave.
“Por ejemplo, el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, un demócrata partidario abierto de Hillary y que una vez trabajó para Bill Clinton”, explica Ortel. “Schneiderman simplemente ha acusado a la fundación Trump pidiendo información detallada sobre los donantes, pero no se le ha ocurrido hacer lo mismo a la Fundación Clinton, que durante meses ha estado en el punto de mira de los medios”. Gracias a esta red de contactos, los Clinton han podido actuar por encima de la ley y pueden seguir beneficiándose en los Estados Unidos del quid pro quo político y económico, que es muy similar al sistema de corrupción de los países más pobres. “Por eso, desde que Hillary fue nombrada secretaria de Estado, e incluso después, los prestamistas de la fundación han tenido acceso a las cenas de la Casa Blanca, donde se hacen los negocios reales. Por supuesto, todo esto es posible gracias a la participación del Partido Demócrata “, concluye Ortel.
Nuevo modelo de explotación
Los Clinton han inventado un nuevo modelo, uno en el que la fundación, que también hace negocios con el sector privado, puede continuar explotando el poder político ligado al papel de Bill tras haber salido de la Casa Blanca. “Propusieron a los poderosos del mundo este modelo a cambio de lujosas donaciones, como Tony Blair, cuando era primer ministro, que otorgó fondos estatales para la fundación para diversas iniciativas. Tan pronto como se fue del 10 de Downing Street creó su fundación a la imagen y semejanza de la de los Clinton, que funciona de maravilla para la pareja Blair”.
Según Ortel, la elección de las naciones particularmente pobres, donde inmiscuirse para interceptar y desviar la ayuda, está hecha a conciencia. El fracaso de la reconstrucción de Haití, de hecho, no crea ninguna sospecha. “Si Haití hubiera sido una nación de pleno derecho, nos preguntaríamos por qué después de seis años y decenas de miles de millones de dólares en ayuda, la situación sigue siendo dramática, pero, dado que la isla es una de las economías más pobres del mundo, nadie se hace esta pregunta “En este sentido, es lo que escribe Dinesh D’Souza en su libro La América de Hillary: La historia secreta del Partido Demócrata”.
InnoVida
Después del terremoto en Haití, los Clinton canalizaron 10 millones de dólares en préstamos federales a la empresa InnoVida, dirigida por uno de los donantes de la Fundación Clinton, Claudio Osorio. El dinero se destinó a la reconstrucción de las casas que se derrumbaron en el terremoto. Osorio tenía en su Consejo de Administración a muchos compinches de Bill Clinton, entre ellos el general Wesley Clark; también de Hillary, como Jonathan Mantz, su director financiero, o Chris Korge, que ayudó a recaudar millones para los Clinton
La compañía, sin embargo, nunca devolvió el préstamo ni construyó ninguna casa.
Normalmente, el proceso de aprobación de este tipo de préstamos en los Estados Unidos lleva meses o incluso años. Pero en este caso, todo fue muy rápido. Esto es lo que escribió un funcionario del Gobierno acerca de la solicitud de concesión de préstamos del Estado:
“El expresidente Bill Clinton está personalmente en contacto con la empresa para organizar las necesidades logísticas y de apoyo. Y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha puesto a disposición los recursos del Departamento de Estado para ayudar a la logística de la empresa. Inno Vida ni siquiera tiene que proporcionar un informe financiero para que se someta a una auditoría de las autoridades, un requisito esencial para este tipo de solicitudes de préstamos”.
Sobre la base de la conexión Clinton, la demanda de InnoVida se aceleró y fue aprobada en dos semanas. La compañía, sin embargo, nunca devolvió el préstamo ni construyó ninguna casa. Según una investigación realizada unos años más tarde, resultó que Osorio había desviado fondos de la compañía para pagar su casa en Miami Beach, su Maserati, y su chalet de montaña en Colorado. En 2013, Osorio admitió que era culpable de fraude informático y lavado de dinero y actualmente cumple una condena de doce años por fraude en relación con el préstamo”.
Digicel
La principal fuente de ingresos de los Clinton, a través de la participación de la fundación en los flujos de ayuda humanitaria, procede del sector privado.
“En 2011, la Fundación Clinton negoció un acuerdo entre la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y Digicel, un proveedor de telefonía móvil que quería entrar en el mercado haitiano”, escribe D’Souza. “Gracias a los Clinton, Digicel recibió fondos públicos para proporcionar teléfonos móviles. El dinero de los fondos de USAID para la Alimentación y la Paz, que administra el Departamento de Estado de los Estados Unidos, fue bien utilizado por Hillary Clinton, que estaba a cargo, para distribuir teléfonos móviles gratis de Digicel a los haitianos. Digicel no solo recibió del contribuyente estadounidense el coste de estos teléfonos móviles, sino que también ganó por los contratos para su uso. Cada vez que los haitianos usaban los teléfonos, tanto para realizar llamadas como para transferir dinero, pagaban a Digicel por el servicio. Los usuarios fueron inscritos automáticamente en el programa de telefonía Digicel. Así que para el año 2012, Digicel controlaba más de las tres cuartas partes del mercado de los teléfonos móviles en Haití.
El modelo desarrollado por los Clinton se basa en una red de contactos políticos que se encuentran en posiciones clave.
Digicel es propiedad de Denis O’Brien, un amigo cercano de los Clinton. Mientras que la compañía estaba negociando acuerdos con el Departamento de Estado, O’Brien aseguró tres contratos por conferencia en Irlanda para los Clinton por 200.000 dólares cada uno. O’Brien es también un importante donante de la Fundación Clinton. Entre 2011 y 2012, donó desde un millón a cinco millones de dólares. Poca cosa, sin embargo, en comparación con los 45 millones de dólares que el Gobierno de Estados Unidos ha dado para un hotel de cinco estrellas que O’Brian ha construido en Puerto Príncipe.
Según Ortel, el modelo desarrollado por los Clinton se basa en una red de contactos políticos que se encuentran en posiciones clave que no tienen nada que ver con principios democráticos o humanitarios, sino que se basan en el quid pro quo, el leit motiv político y económico de la Fundación. Si Hillary asciende a la Casa Blanca, los Clinton tendrán todo el tiempo y los recursos para fortalecerlo. Una escalofriante conclusión a un mes de la elección del presidente de EE.UU.
|