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Edición 380

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Después haber privado al Emirato Islámico del territorio que le había asignado en ‎tierras de Irak y Siria, Estados Unidos pretende reciclar una parte de sus mercenarios ‎para utilizarlos de otra manera.

El uso del terrorismo

según John Bolton

 Thierry Meyssan

El consejero estadounidense para la seguridad nacional, ‎John Bolton, ha definido nuevos objetivos, nuevos socios y nuevos métodos. ‎

EL DISPOSITIVO ES SECRETO, así que lo conocemos sólo a través de lo que ya ha ‎comenzado a hacerse. Este trabajo explora ese mundo de violencia. ‎

EN 1978, ZBIGNEW BRZEZINSKI, consejero de seguridad nacional de James Carter, el entonces ‎presidente de Estados Unidos, decidió utilizar la Hermandad Musulmana contra los soviéticos y ‎envió árabes a luchar junto a la oposición contra el régimen comunista afgano. Este último solicitó ‎la ayuda de la Unión Soviética y el Ejército Rojo acabó empantanado en un conflicto del cual ‎no podía salir victorioso. ‎

En Afganistán, la Hermandad Musulmana no recibió armamento de la CIA porque esta no logró ‎que el Congreso le otorgara la autorización que necesitaba para una operación de aquella ‎envergadura, así que fue Israel quien puso las armas. Ante el éxito de aquella operación, árabes y ‎afganos fueron utilizados después en numerosos teatros de operaciones. También resultó que la ‎Hermandad Musulmana, utilizando armas proporcionadas por Israel e Irak, decidió probar suerte ‎contra Siria, en 1978 y 1982. Un representante de la Hermandad Musulmana fue incorporado al ‎estado mayor de la OTAN durante la agresión contra Yugoslavia en Kosovo. ‎

Aunque el estatus de la Hermandad Musulmana como tropa auxiliar de la OTAN se interrumpió a ‎finales del paso de Bill Clinton por la Casa Blanca, la colaboración entre la cofradía y la CIA ‎siempre se mantuvo. Luego se incrementó con la agresión contra Libia, bajo la administración ‎Obama, donde la Hermandad Musulmana proporcionó prácticamente todas las tropas terrestres ‎utilizadas por la OTAN. Un miembro de la Hermandad Musulmana fue incluso incorporado al ‎Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Posteriormente, durante la agresión ‎contra Siria, el Land Com de la OTAN, con sede en la ciudad turca de Izmir (Esmirna) coordinó el ‎uso de las fuerzas yihadistas. ‎

La administración Trump se opuso, como cuestión de principio, a que las fuerzas armadas ‎estadounidenses recurran al uso de grupos terroristas. Llegó entonces para la Casa Blanca el ‎momento de redefinir el papel de la Hermandad Musulmana. ‎

Aunque no se conoce aún la nueva estrategia trazada por el consejero de seguridad nacional, John ‎Bolton, numerosos indicios ya permiten percibir sus contornos. ‎

Daesh

‎A principios de 2018, las fuerzas especiales estadounidenses ilegalmente presentes en Siria ‎exfiltraron a miles de miembros del Emirato Islámico (Daesh) y los enviaron al extranjero. ‎En mayo de 2018, le general iraní Rahim Safavi, consejero del ayatola Khamenei para los temas ‎militares, acusó a Estados Unidos de organizar el traslado de los combatientes de Daesh hacia ‎Afganistán. ‎

Unos 7 000 hombres de Daesh se encuentran actualmente en Afganistán, pero ya no apoyan a ‎los talibanes. Estos últimos son ahora contrarios a cualquier presencia extranjera en Afganistán. ‎Por consiguiente, los hombres de Daesh luchan ahora contra los talibanes afganos. ‎

‎Según Qari Muhammad Yussuf Ahmadi, vocero del Emirato Islámico de Afganistán –o sea, de los ‎talibanes–. “Los invasores americanos y sus lacayos realizaron anoche (el 12 de enero de 2019) un ataque ‎contra un campamento de los muyahidines, donde estaban detenidos miembros de Daesh, en ‎Pani Bus, distrito de Jwand, provincia de Bagdis. Las fuerzas conjuntas enemigas mataron a dos guardias y se llevaron a 40 detenidos miembros de Daesh. Parece que los invasores americanos ‎y sus comparsas de la administración de Kabul realizaron ese ataque para ayudar a los miembros de ‎Daesh allí detenidos. Cada vez que los muyahidines del Emirato Islámico (los talibanes) han ‎librado combates contra Daesh, los invasores americanos han ayudado a Daesh y han ‎bombardeado las posiciones de los muyahidines. Exactamente como cuando los muyahidines de ‎Darzab, distrito de Jowzjan, vencieron a Daesh y estuvieron a punto de erradicarlo (en agosto ‎pasado), los invasores americanos y la administración de Kabul vinieron juntos a ayudar a ‎‎200 miembros de Daesh sacándolos de allí en helicópteros.

‎Es entonces cuando el Centro de Lucha contra el terrorismo de la academia militar ‎estadounidense de West Point publica un estudio histórico sobre las divergencias entre los ‎muyahidines durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán. Ese documento recuerda que, ‎en 1989, durante la retirada del Ejército Rojo y cuando Osama ben Laden regresó a Arabia ‎Saudita, jóvenes miembros de la Hermandad Musulmana cuestionaron la falta de rigor religioso de ‎sus jefes. Aquellos jóvenes crearon la “Escuela de Jalalabad”, mucho más estricta, que comenzó ‎a acusar a estos y aquellos de “falta de religiosidad” y a excluirlos de la religión (takfir), fue ‎ese –según dicen–, el conflicto que resurgió en 2014, provocando la ruptura entre al-Qaeda y ‎Daesh. ‎

Esta mirada al pasado no debe hacernos olvidar que la Hermandad Musulmana siguió acogiendo ‎no sólo a los talibanes sino a todos los muyahidines afganos, hasta que fue asesinado Ahmed ‎Chah Massud (quien también había sido miembro de la Hermandad Musulmana), el 9 de ‎septiembre de 2001, justo dos días antes de los atentados de Nueva York y el Pentágono. Durante ‎dos décadas, Afganistán se convirtió en el lugar donde se formaban combatientes provenientes ‎del Cáucaso ruso. Hoy en día, los talibanes son mucho más cuidadosos en la selección de sus ‎aliados y amigos. Actualmente controlan el 60% del territorio afgano y ya no se basan en ‎criterios religiosos sino nacionalistas. ‎

‎Durante la guerra contra los soviéticos, la Hermandad Musulmana estuvo vinculada ‎principalmente al ex primer ministro Gulbuddin Hekmatyar, quien la representaba en Afganistán. ‎El 22 de septiembre de 2016, con el respaldo de la administración Obama, Gulbuddin Hekmatyar ‎obtuvo el perdón del nuevo Estado afgano y la ONU retiró su nombre de las listas de ‎terroristas. ‎

‎La llegada de Daesh a Afganistán se produce en momentos en que, desde julio de 2018, ‎la administración Trump trata de negociar con los talibanes. Contactos preliminares tuvieron ‎lugar en Qatar entre estos y la embajadora estadounidense Alice Wells, asistente de Mike ‎Pompeo para el Asia Central. Las negociaciones se desarrollaron bajo la dirección del embajador ‎estadounidense Zalmay Khalilzad, en septiembre y octubre, a pesar de la inquietud del gobierno ‎afgano, que envió un representante sin que este fuese admitido en el diálogo. Antes de ‎convertirse en estadounidense, Khalilzad luchó contra los soviéticos junto a los talibanes, ‎pashtunes como él. Después de hacerse estadounidense, Khalilzad se convirtió en ‎neoconservador y fue nombrado embajador en la ONU. Eso fue en 2007, cuando el Senado ‎rechazó la nominación de John Bolton. ‎

Los Muyahidines del Pueblo

‎La jefa de los Muyahidines del Pueblo (MEK), Maryam Radjavi, residente ‎en Tirana, la capital albanesa, llegó a Kabul en visita oficial. Allí se reunió con el presidente del ‎Consejo Nacional de Seguridad y ex embajador afgano en Estados Unidos, Hamdullah Mohib. ‎La señora Radjavi debe viajar próximamente a Herat, en el distrito de Shindans, para establecer ‎allí una base militar de MEK. Según el diario pakistaní Ummat, el Pentágono entrenó allí 2 000 ‎Muyahidines del Pueblo en octubre de 2012. ‎

A pesar de que tienen denominaciones similares, los muyahidines de la Hermandad Musulmana, ‎que son árabes sunnitas, no tienen nada que ver con los Muyahidines del Pueblo (MEK), que son ‎persas chiitas. Lo único que estos dos grupos tienen en común es el hecho de haber sido ‎manipulados por Estados Unidos y la práctica del terrorismo. ‎

Desde el año 2013, los Muyahidines del Pueblo, que estaban en Irak, se trasladaron a Albania ‎con ayuda de Estados Unidos. Varias empresas israelíes construyeron para ellos una pequeña ‎ciudad en suelo albanés. Pero el 23 de junio de 2014, ante 80 000 miembros de MEK y ‎‎600 personalidades occidentales, Maryam Radjavi pronunció un largo discurso donde ‎se regocijaba ante la conquista de Irak por parte de Daesh. Es importante recordar que ‎la progresión de Daesh en Irak había sido organizada con ayuda del general iraquí Ezzat Ibrahim ‎al-Douri, antiguo brazo derecho de Saddam Hussein y, bajo ese estatus, protector de los ‎Muyahidines del Pueblo. ‎

El estadounidense John Bolton mantiene vínculos con los Muyahidines del Pueblo desde la época ‎de la administración Bush. Y esos vínculos se fortalecieron con la participación de Bolton –‎específicamente en 2010 y en 2017–, en las concentraciones que los Muyahidines del Pueblo ‎realizan anualmente en la localidad francesa de Villepinte, participación que le valió ser ‎remunerado con 40 000 dólares. Hoy convertido en consejero de seguridad nacional, Bolton está ‎reuniendo a los yihadistas de Daesh con los Muyahidines del Pueblo encabezados por Maryam ‎Radjavi para luchar contra un objetivo común. ‎

El blanco más inmediato de esa alianza debería ser Irán, que tiene una larga frontera con ‎Afganistán, frontera que por demás muy difícil de defender. ‎



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