Sucesión presidencial,
cerrada y conflictiva
Juan Bautista Rojo
Sheinbaum y Ebrard cierran el año como punteros de Morena; Monreal, en riesgo de lograr la nominación
ASISTIMOS, a la sucesión presidencial más larga de la historia de México, al realizar el prematuro anunció con dos años de anticipación, decretada el tres de julio de este año, un día después de conocer los resultados electorales, que llevaron al partido en el poder a lograr una mayoría simple en el poder legislativo, perder cuatro gubernaturas y media ciudad de la capital del país, incluido en Centro Histórico, sedes de los poderes federal y local.
Una de las explicaciones —señalan especialistas— para adelantar la sucesión, es ganar más terreno, en momentos en que la oposición se desdibujó, y abrir una campaña permanente en varios frentes: 1) fomentar una movilización popular entorno a la consulta sobre la figura presidencial en relación al diagnóstico de su trabajo, a realizarse el mes de marzo del próximo año; 2) abrir una amplia senda, en espacios institucionales, nacionales e internacionales: conferencias, giras, supervisión de obras y proyectos oficiales, por donde transiten los principales contendientes a la candidatura presidencial 3) cerrar el año, mostrando la fuerza de Morena, al reunir, por primera ocasión, tras año y medio se confinamiento por el covid, al realizar un mega mitin en el zócalo capitalino, con aforo de más de cien mil asistentes, para certificar el nivel de confianza y popularidad centrada en el líder principal: el Presidente de la República, y 4) posicionar a Morena, a sus candidatos hacia las próximas elecciones por las gubernaturas en el 2022.
Y en esta larga carrera, a la que agregaron kilómetros de proselitismo, tiempo de promoción, nivel de exposición y movilidad, al decretar en los hechos por el presidente, los riesgos de supervivencia están a la orden del día, o bien, la balanza se inclina a uno de los lados y deja al descubierto a otros, como es el caso del senador Ricardo Monreal, quien realiza inusitados esfuerzos por estar en la pasarela y desde palacio Nacional, le responden que “espere los tiempo y respete las reglas”, al puntualizar el tema del método de elección, que en el caso de Morena, privilegia las encuestas.
Los actos oficiales marcan la esfera de su publicidad; desde Palacio Nacional, los mensajes preferenciales
Proselitismo abierto
Otro caso que llama poderosamente la atención, es la facilidad con que se incrustó al Secretario de Gobernación, César Augusto López, desde la cúpula de Morena, todavía presidida por Mario Delgado que en gira por Tabasco —cuna del Presidente y su Secretario de Gobernación—, de repente lo destapó como presidenciable, ello ocurrió justo en el momento en que el presidente estaba de gira por Estados Unidos. “Creo que reúne todos los requisitos” dijo en escueta y calculada frase. Y a partir de esa fecha, el presidente lo promueve, lo muestra, en forma cotidiana en las recientes mañaneras, caso que contrastó con la promoción de la anterior secretaria del ramo, Olga Sánchez Cordero, hoy presidenta en el senado.
Lo que se observa a la distancia, con la lupa y paciencia que ofrece la academia y la reflexión para analizar los movimientos políticos, la movilidad y rapidez de los actores y actrices para construir escenarios que le sean favorables, es que esta sucesión presidencial, está organizada, planeada y supervisada desde palacio nacional.
Las reuniones con los presidentes de los países de América Latina, y presencia de la Comunidad Económica Europea, en la Celac, realizada durante el mes patrio, donde tuvieron una actuación protagónica —desde luego el Presidente y su señora esposa, la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller—, el canciller Marcelo Ebrard y la Jefa de Gobierno; la conmemoración de los festejos de la independencia, la celebración del movimiento de las revolución en su 111 aniversario; antes, su asistencia a la ONU —y después para cerrar con broche de oro— el encuentro trilateral, con México-Estados Unidos y Canadá, donde Marcelo, llevó delantera y brilló como diamante, son algunos hechos, testimonios de esta pasarela, que no deja de ser oficial y oficiosa.
La tarde del primero de diciembre, al celebrarse el tercer informe de gobierno, representa quizá, el escenario principal del manejo de la imagen presidencial y su control en la conducción del país, pero también de la senda que indica el camino de la sucesión.
Lejos están los tiempos, en que los secretarios de Estado, o senadores, regentes, diputados, solicitaban permiso para ausentarse de sus funciones y realizar un proselitismo abierto, sin mellar el erario y el tiempo de exposición y poder que otorga el gran apoyo que significa ser parte del Estado. Hoy no es como ayer. Ahora se realiza proselitismo, siendo funcionario y precandidato o candidato —hay una brecha muy delgada, imperceptible, quizá solo por el nombramiento en papel— todos los días y a todas horas, sólo que ahora supervisada por el jefe de la Nación y líder moral de su partido para el caso de los funcionarios bajo su administración.
En esta ruta del análisis, Morena cierra con buen saldo su amplia campaña presidenciable, al menos de dos carriles y medio. Pero no todo está dicho. La oposición, no termina por conformar sus cuadros, asambleas y formas de elección interna o bien, en alianza, porque será hasta los primeros días del mes de diciembre, cuando realicen formalmente sus asambleas y definan métodos y formas para sus posibles candidatas y candidatos.
Al cierre del año, al menos así se ve, los candidatos o precandidatas de Morena por la sucesión, llevan una enorme ventaja sobre otras estrellas en el firmamento de la política mexicana.
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