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Los caminos de Marcelo El DF, ciudad en remate
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Edición 257

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Los caminos de Marcelo

El DF, ciudad

en remate

MA. ESTHER PIÑA SORIA

 

El estilo que Marcelo Ebrard le ha impreso a su gestión al frente de la Ciudad de México ni es nuevo ni peca de original; en apego a la verdad, se le tiene que reconocer congruencia porque ni siquiera puede decirse que sea distinto en esencia a lo que ya había mostrado en sus anteriores experiencias en la administración pública capitalina.

 

No es diferente el Marcelo jefe de Gobierno al entonces secretario general de gobierno de las épocas de Camacho Solís como regente; lo único que sustancialmente ha cambiado es que ahora no es el segundo de nadie.

 

Considerado como un operador eficaz, a Marcelo le tocó jugar un papel en la radical transformación de los antiguos tiraderos de Santa Fe en lo que hoy es la zona más exclusiva y comercialmente más cara de la ciudad de México. No fue tarea menor. Antes de ello, el entonces Departamento del Distrito Federal invirtió miles de millones de pesos del erario de la ciudad para dotar a esa zona de servicios públicos de primerísimo nivel. Todo aquello que carecían los antiguos pobladores en lo que fuera el centro de dominio de los llamados “Panchitos†llegó de la mano del nuevo polo de desarrollo: no faltarían agua, comunicaciones, luz ni drenaje pero nada de ello benefició a quienes ahí habitaron incluso por generaciones.

 

Antes, especuladores urbanos y desarrolladores inmobiliarios adquirieron miles de hectáreas en esa zona a precios de basurero, revendieron a parte de ellas al DDF con ganancias más que considerables y esperaron a que la obra pública convirtiera en oro el resto de los terrenos de los rellenos sanitarios que habían adquirido.

 

Los resultados están a la vista: Santa Fe es lo que es gracias a la inversión pública, pero ni la ciudad ni sus habitantes vieron utilidad alguna en ello, se beneficiaron los de siempre aunque quedaron algunos pendientes que en su momento la administración capitalina se comprometió a resolver: las vialidades serían, como lo advirtieron los especialistas, en poco tiempo insuficientes.

 

Habrá que reconocer que Marcelo tiene memoria y, casi 20 años después, ya como jefe de Gobierno, se ha abocado a resolver el problema de vialidad de Santa Fe; la Supervía que dará salida al tráfico vehicular de esa zona se está desarrollando, de nuevo, con recursos públicos, de las arcas del GDF ha salido el dinero para las expropiaciones, será a costa de bienes y recursos públicos que empezará a funcionar la primera vialidad de cuota en la Ciudad de México.

 

Y no quedará ahí este esquema de uso de recursos públicos para beneficio de particulares. Una segunda vialidad de cuota ha empezado ya a construirse al tiempo que otros recursos de la ciudad se entregan “a título oneroso†a particulares. El esquema de gobierno de Marcelo Ebrard en la Ciudad de México es el de un piso de remates. De lo que parece tratarse es de “diseñarle†una imagen de constructor de obra pública con rumbo a su pretendida y anunciada aspiración presidencial en el 2012.

 

Hasta ahora se suponía y argumentaba que era por obras de beneficio colectivo. Así se dijo al menos cuando las expropiaciones por la línea dorada del metro, así con la supervía y el segundo piso de cuota. Pero el argumento se le cae por la borda al ponerse al descubierto la venta de calles públicas a los mismos de siempre: una calle en la Benito Juárez que se vende a una cadena comercial, otra más, en la Cuauhtémoc, que se vende a la principal televisora comercial.

 

Y no son sólo calles. También edificios y terrenos expropiados por el GDF y vendidos, sin licitación de por medio a desarrolladores inmobiliarios. Por lo que hasta ahora se ha visto la administración de Marcelo es la de una ciudad puesta a remate en perjuicio del público y para beneficio de unos cuantos. Nada distinto, nuevo ni original, a los caminos de Marcelo 70 años de priismo los contemplan.

 

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