Edición 213 |
A las turbulencias bélicas de baja intensidad que se escenifican en varios paÃses con abundantes reservas de hidrocarburos se les ha bautizado como segunda guerra del petróleoâ€, que va desde Perú hasta Nigeria. Bajo la ocupación anglosajona de una guerra formal, Irak, después de casi 2 millones de muertos y más de 4 millones de refugiados, ha sido obligado a adjudicar su petróleo a las trasnacionales de los paÃses invasores.
  Sin necesidad de ser ocupado por una guerra, el “México neoliberalâ€, en la peor etapa de su historia moderna de decadencia panista, después de la entreguista “reforma energética†calderonista-beltronista, está maduro para prodigar a las trasnacionales de Estados Unidos y Gran Bretaña su inmensa riqueza petrolera del Golfo de México (ver La desnacionalización de Pemex, editorial Orfila, 09.)
  Todo se vale para capturar los hidrocarburos ajenos: hasta el “indigenocidio†perpetrado en Perú por el gobierno del folclórico presidente Alan GarcÃa y su primer ministro, Yehude Simon Munaro (con fuertes vÃnculos con Israel, es decir, con los infanticidas de Gaza), quien fue obligado a renunciar.
  Las cifras del “indigenocidio†en la zona amazónica de Perú, curiosamente escamoteadas por la selectiva prensa anglosajona, tan tumultuosa en referencia a los disturbios electorales de Irán, van desde “más (sic) de 60â€, según Marco Aquino, analista de Reuters (9/6/09), hasta más de 200, de acuerdo con las propias vÃctimas.
  Aquino refiere que “en la extensa región amazónica de Perú se ubican reservas de petróleo y minerales potencialmente lucrativas, pero sus moradores indios están furiosos por haber sido dejados fuera de los planes para obtener ganancias de la selvaâ€.
  Un estudio de cientÃficos de la Universidad de Duke, citado por Aquino, expone que “el área total concedida a las trasnacionales cubre más de 70 por ciento del Amazonas de Perú. Por lo menos (sic) 58 de las 64 áreas se encuentran en tierras tituladas a los pueblos indÃgenasâ€, que el impopular cuan locuaz presidente GarcÃa, tÃtere estadunidense, ha estigmatizado de “terroristas†y “obstáculo para el desarrollo económicoâ€.
  John Vidal, “editor ambientalista†del periódico británico The Guardian (13/6/09), devela lo que se encuentra detrás del ‘indigenocidio†en Perú: “en todo el globo, conforme las trasnacionales de petróleo y minas compiten por los recursos declinantes, las poblaciones indÃgenas luchan por defender sus tierras y seguido salen perdiendoâ€.
Perú, pletórico en reservas de hidrocarburos y minerÃa (es el primer productor de plata del mundo), cuenta con 45 por ciento de indÃgenas, 37 por ciento de mestizos (indÃgenas mezclados), 15 por ciento de blancos y 2 por ciento de otros orÃgenes (negros, japoneses y chinos); ahora sufre la peor violencia de los recientes 20 años, lo que ha orillado al gobierno “indigenocida†de la dupla Alan GarcÃa y Yehude Simon a derogar las leyes (impuestas por decreto presidencial y bajo fuerte presión de Washington) que permiten la privatización y lotificación de las tierras de los indÃgenas awajun y wambis, con el fin de expoliar sus hidrocarburos y sus bosques, en aplicación puntual del reciente tratado bilateral de libre comercio firmado con Estados Unidos.
  Comenta Vidal que “Perú constituye uno de varios paÃses ahora en conflicto abierto (sic) con sus indÃgenas sobre los recursos naturalesâ€, y se asombra cándidamente del silencio de los multimedia anglosajones.
Â
  Alan GarcÃa, presidente de Perú, luego de una conferencia el pasado 13 de junio en el palacio de gobierno de Lima Foto Reuters
¿No es, acaso, el silencio similar que operó en las carnicerÃas de Acteal y Aguas Blancas de la dupla Zedillo y Joseph-Marie Córdoba (otro Ãntimo aliado de los gobiernos infanticidas de Israel), también tratantes de comercio libre y sepultureros de la banca mexicana?
  Vidal se aflige del silencio global de los multimedia sobre la expoliación del patrimonio de los indÃgenas: “prácticamente sin ser reportadas por la prensa internacional (sic), han existido grandes protestas en torno de la explotación de minas, petróleo y bosques en Ãfrica, Latinoamérica, Asia y Norteamérica. Las presas hidráulicas y plantÃos de biocombustibles, asà como las minas de carbón, cobre, oro y bauxita, se encuentran en el centro de las mayores disputas de derechos catastralesâ€.
  ¿Ignora Vidal que los espirituales “derechos humanosâ€, ya no se diga los más materiales “derechos castastralesâ€, solamente son invocados cuando afectan los intereses unilaterales de la banca israelÃ-anglosajona y las trasnacionales que financia?
Los asesinos de indios en la “gloriosa conquista del Oeste†del siglo XIX en Estados Unidos no eran tan depredadores ambientales como sus sucesores neoliberales: las trasnacionales petroleras y mineras del siglo XXI.
  Vidal aduce que “lo que hasta ahora habÃan constituido incidentes aislados (sic) de los pueblos indÃgenas en conflicto con estados y trasnacionales se ha vuelto más común conforme las trasnacionales, apoyadas por los gobiernos, penetran en las tierras ignoradas, como salvajes o improductivasâ€.
  John Vidal cita a Larry Birns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos en Washington: “Todo está en venta, incluyendo los derechos de los indios. Seguido los gobiernos no reconocen los tÃtulos catastrales de los indios y los grandes (sic) terratenientes simplemente se quedan con las tierrasâ€. ¿Dónde radica la novedad?
  Bajo la cobertura nuclear de Estados Unidos y Gran Bretaña y el gran engaño del “libre comercioâ€, lo único que “innova†el neoliberalismo es la legalización de la expoliación de los derechos de las poblaciones valetudinarias.
  Vidal enumera las atrocidades contra el medio ambiente y los indÃgenas, ejecutadas por las trasnacionales petroleras anglosajonas en Nigeria, Ecuador y Papúa occidental (Indonesia), y puntualiza que “en Nigeria una fuerza militar incursionó contra las comunidades opuestas a la presencia de las trasnacionales petroleras en el delta del NÃgerâ€, que “provee 90 por ciento de las ganancias del gobierno†y donde Shell ha depredado el medio ambiente de los pueblos aborÃgenes Ijaw. Es la historia de siempre y por doquier con las trasnacionales petroleras anglosajonas.
  No faltan sofismas interesados que culpan a la existencia misma de los indÃgenas, quienes se oponen a la “modernidadâ€, como es el caso de VÃctor Menotti, director del Foro Sobre la Globalización, con sede en California, citado por Vidal: “es una guerra (sic) paradigmática, que va del Ãrtico a la selva tropical. Donde se encuentren pueblos indÃgenas habrán conflictos de recursos. Es una batalla (sic) entre las visiones industrial e indÃgena del mundoâ€. ¡Vaya fatalismo unilateralista! ¿No le pueden entregar sus derechos catastrales a los indios sin ofender la naturaleza ni el progreso?
  El problema, gravÃsimo de por sÃ, es mucho más aterrador, ya que en el manual neoliberal de la plutocracia oligárquica y oligopólica anglosajona no tienen cabida el medio ambiente ni la clase media ni los pobres, ya no se diga los indÃgenas.
* Tomado de La Jornada
More articles by this author
< Prev | Próximo > |
---|