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Edición 277

PAPELES AL VIENTO
ABRAHAM GARCÍA IBARRA

(Exclusivo para Voces del Periodista)

El antiMéxico sigue
a galope tendido

* A paso veloz se acelera la desnacionalización del petróleo

Sin gastar un centavo o disparar un tiro,
harán lo que nosotros queremos…
y lo harán más radicalmente que nosotros.

Richard Lansing
, secretario de Estado

SI HABLÁRAMOS DE la Libia de 1911 o del Dodecameso de 1912, apenas nos alcanzaría para extrapolarnos un siglo después a la maquinación aliada para acabar con el régimen de Kadafi o de la cínica conjura para asestar el golpe de Estado de factura financiera contra Grecia. Pero Libia, al igual que Dodecameso (guerra italo-turca), son el santo y seña de la pretensión de Italia como potencia imperial-colonialista, cuyos costos económicos -potenciados por la participación italiana en la Primera Guerra Mundial que devino victoria mutilada para los italianos- aceleraron la crisis del sistema parlamentario en la península, arrastrado por  la insolvencia del Estado, el desempleo y la carestía.

 

Tiene sentido ese fugaz destello memorioso porque, visto en retrospectiva el actual proceso de descomposición de los sistemas económico y político de Italia y Grecia, nos recuerda que hace un siglo la crisis sublevó a la gran burguesía y la clase media italianas que, acicateadas por un proletariado desesperado y de algún modo acéfalo teórica e ideológicamente,  sirvieron de podrida placenta al surgimiento del fascismo mussoliniano.

De fascismo mexicano tuvimos entremeses en los años 30s. del siglo pasado, en que conspiraron las pugnas intestinas entre facciones triunfantes en el movimiento armado iniciado en 1910 -cuyo capítulo culminante fue la Decena trágica recientemente recordada a lomo de caballo blanco, sedado para evitar un indeseable encabritamiento-, los remesones de la Gran Depresión y los rencores de la antipatria que parieron legiones bases como cimientos de la Unión Nacional Sinarquista y el Partido Acción Nacional, ay, tan devotos algunos de sus fundadores de Benito Mussolini, Adolfo Hitler, Francisco Franco y el emperador Hiroíto.

De neofascismo a la mexicana tenemos en nuestros días brutales expresiones de economía criminal, asalto a las tesorerías públicas, rapaz corporativismo empresarial, erosión deliberada del trabajo, galopante depauperación popular,  incesante derramamiento de sangre e indignante acoso imperial. Tenemos, por supuesto, remedo de Duce o de Führer, si bien no calza con la misma bizarra estampa el atuendo militar que distinguió a sus portadores europeos.

Petróleo para el huerto ajeno

Marzo de los idus y del petróleo, la novedad consiste ahora en que el imperio del oscuro huésped y “cantante” de la Casa Blanca -que saca de prisiones o contrata  sicarios para derrocar regímenes indeseables del Oriente Medio, y que provoca con sus amenazas bélicas a Irán un mutuo embargo petrolero que pone a temblar a Europa-, nos mandó a su operadora Hillary Clinton para arrancar la firma -una más- de un “acuerdo” para la Exploración y Explotación de Yacimientos Transfronterizos, obviamente de petróleo y gas.

.

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Como que la virgen les habla.

Frente a la desenfrenada codicia de las trasnacionales que han sentado sus reales en México, de nada vale que “el testigo” continúe diciendo que el petróleo sigue siendo de los mexicanos. En los hechos, desde hace décadas de lo único que son dueños los mexicanos, es de la contaminación, de los altos precios de los derivados importados y de los combustibles robados a Pemex, de las tragedias registradas en las instalaciones petroleras y del luto causado por los ordeñadores de los oleoductos, mientras que una cáfila burocrática forajida se hace de la gran renta generada por la industria que hace 74 años expropió Lázaro Cárdenas.

Lo mismo en el Oriente Medio que en México, la señora Clinton cumple su tarea en el marco de una sucesión de acontecimientos sin solución de continuidad que pasan del espejismo de “la administración de la abundancia” a los reaganianos Documentos de Santa Fe y las cartas de intención suscritas por México con el Fondo Monetario Internacional (FMI); del Tratado de Libre Comercio al Consenso de Washington, del error de diciembre de 1994 al embargo de la factura petrolera; del desmantelamiento de las estructuras operativas de Pemex a los privatizadores Proyectos de Infraestructura con Impacto Diferido en el Gasto (Pidiregas) y de éstos a los contratos de servicios múltiples, etcétera. Más que privatización, se trata de desnacionalización, precisó no hace mucho el ex senador priista Manuel Bartlett Díaz.

Cuando Salinas negoció en secreto

De aquellas historias enlazadas, el parteaguas parece ser el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En la obra Siempre cerca, siembre lejos: Las Fuerzas Armadas en México (2000), el general perseguido José Francisco Gallardo Rodríguez lo escribió en estos términos:

Los políticos y la retórica oficial le mintieron a la sociedad durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC o Nafta por sus siglas en inglés), al negociar el petróleo secretamente con los Estados Unidos, aunque por razones de ‘seguridad nacional’, vinculadas con intereses electoreros de 1991, se decidió no incluir este tema en los documentos. Un estudio elaborado para el Congreso estadunidense por la Comisión de Comercio Internacional (CCI) adelanta que ‘las autoridades mexicanas estudian mecanismos alternativos que, sin modificar la Constitución y conservando para Pemex el control nominal sobre el hidrocarburo, permitan la participación extranjera en el sector por medio de empresas conjuntas, arrendamientos, contratos para la explotación y subcontratación de diferentes servicios’

“Ya entonces los legisladores de CCI revelaron que las trabas constitucionales no eran un obstáculo para la extranjerización de Pemex, pues según el informe ‘el actual régimen mexicano ha dado muestras de su desapego al ordenamiento constitucional por su proclividad a aplicar mecanismos que den la vuelta a la Carta Magna’.

Por ello, es posible pensar que, así como logró la Fundación Heritage la reorganización de Pemex en varias divisiones pese a la negativa verbal de los funcionarios en turno, al tiempo se adelantaban artimaña publicitario-administrativas y se llegó a la reclasificación de la petroquímica básica en ‘secundaria’ mediante engendros inconstitucionales alentados y votados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ahora podría ser cuestión de tiempo la privatización de facto del monopolio estatal de Pemex. En rigor, el autor intelectual de las reformas al artículo 27 enviadas al Congreso por el presidente Ernesto Zedillo, fue Carlos Salinas, por lo que puede colegirse que la estrategia para la desnacionalización de Pemex responde al continuismo…”.

Generación de gringos nacidos en México

Para llegar a ese tipo de desmanes, era necesario domesticar-robotizar a toda una generación de nacidos en México al estilo de Manchurian President. Para maldición de la Suave Patria, fue el propio Estado -Saturno devorando a sus hijos- el que facilitó la operación lavado de cerebro, becando a estudiantes que ingresaron a posgrados en universidades estadunidenses -preferentemente las de Yale, Harvard y Stanford-,  buena parte de ellos hijos de encumbrados políticos y administradores priistas. En ellos se ensayó y consumó el recetario que en 1924 el secretario Richard Lansing confeccionó para Woodrow Wilson:

México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta controlar a un solo hombre: El Presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría, otra vez, a la guerra, La solución necesita más tiempo: Debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer esfuerzo de educaros en el modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.

Por ese exitoso experimento (para USA), pasaron Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa en Harvard. En Yale -la de la secta criminal Huesos y calaveras, a la que pertenecen los Bush- le tocó a Ernesto Zedillo Ponce de León. Todos llegaron a Los Pinos después de que el trágico José López Portillo se autodenominó el último Presidente de la Revolución mexicana. Es cierto que algunos de ellos apenas lograron inscribirse en simples cursos o diplomados, pero igual sirvieron a la causa para la cual fueron reclutados sin distinción de partido, de los que tomaron las patentes para acreditar sus candidaturas.

Fue, precisamente, en la gestión de López Portillo cuando se presentó una falsa polémica en torno a la dicotomía político-administrador, en la que el primero sostenía que la técnica debiera ser subordinada a la política y no al revés. Primaba la advertencia del acecho de la tecnocracia sobre el Estado, que ideólogos priistas veían como reencarnación de Los científicos porfiristas.  Alguna vez, el difunto ex procurador general de la República, Oscar Flores Sánchez, por iniciativa propia o inducida, sorprendido de la arribazón de tanto doctor y maestro a la administración pública, comisionó discretamente a un fiscal bajo su mando para que indagara sobre la autenticidad de sus títulos. Descubrió que la mayoría de éstos eran meros diplomas patito o simples constancias de inscripción en algún posgrado a cuyo desarrollo apenas se presentó. No pasó nada: Era la temporada de selección de cuadros administrativos “por su excelencia”, basada en calificaciones académicas apócrifas. No pasó nada. O, dicho con más propiedad, sí pasó: La administración pública fue expuesta a la teoría del caos, en la que lo único que no falló fue la rapiña.

Revancha tecnocrática contra el Expropiador

Desde la usurpación de la presidencia de México por Salinas de Gortari, alguno de sus compinches anunció que la llamada generación del cambio tendría cuerda al menos para 25 años: Suficientes para desmontar el Estado mexicano en su concepción constitucional original e implantar el neoliberalismo a rajatabla. Lo del nacionalismo revolucionario y la sociedad igualitaria propuestos por De la Madrid en sus siete tesis de campaña, quedó reducido a coartada para poner a México de rodillas ante el imperio. Salinas de Gortari -golpe de Estado técnico llamó el constitucionalista priista don Antonio Martínez Báez a su proceso de calificación por el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados; los resultados comiciales de julio anterior habían provocado entre la nomenclatura priista un terremoto político (De la Madrid dixit)-, asistió a su toma de posesión el 1 de diciembre de 1988 en un Palacio Legislativo bajo sitio militar.

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Así terminó Mossulini

Tres sexenios después, llevado e introducido clandestinamente  por guardia militar al Palacio Legislativo de San Lázaro, después de que en horas de la noche anterior en Los Pinos había sido habilitado por Vicente Fox como presidente designado, el michoacano Felipe Calderón Hinojosa se instaló el 1 de diciembre de 2006. En ese mismo mes puso al país en estado de guerra y en escasos de 15 meses (marzo de 2008) lanzó un globo de sonda -Diagnóstico: Situación de Pemex-, inflado inmediata y maliciosamente por algunos medios de comunicación, para convencer a los mexicanos de la inevitabilidad de la catástrofe de la paraestatal, incapacitada financiera y tecnológicamente para el desarrollo de la industria, según argumentó. Ergo: Es preciso hacer cera y pabilo de la Constitución “y las leyes que de ella emanan” para cambiar el régimen de propiedad de la nación en materia de petróleo. Dicho sea de paso, desde entonces se aludía la urgencia de la exploración y extracción de crudo en aguas profundas del Golfo de México.

Semanas después, aunque el 18 de marzo hubiera sostenido melifluamente que el petróleo seguía siendo patrimonio de los mexicanos, el presidente designado envió al Poder Legislativo un pavoroso paquete de iniciativas para cumplir los designios salinistas de poner al servicio del  extranjero todo el potencial de la industria petrolera; que el de la industria eléctrica ya circulaba por otro carril pero en la misma dirección.

En tentativas anteriores, el hijo de El Gran Expropiador, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, había salido al paso al despropósito apátrida, convocando a la movilización popular en defensa del petróleo. Esta vez, fueron los legisladores integrantes del Frente Amplio Progresista los que asumieron la resistencia contra el proyecto calderoniano tomando, incluso, las tribunas de San Lázaro y Xicoténcatl. De lo que menos se les acusó por sus detractores en el paredón mediático, fue de ilegalidad, fascismo, golpismo y secuestro.

México, esquirol del Oriente Medio

Tal y como lo señaló el general Gallardo Rodríguez en el texto citado anteriormente, los compromisos asumidos en la negociación del TLC, por la vía del continuismo tecnocrático-neoliberal se redimirían más temprano que tarde. Aquellos compromisos se habían suscrito de facto en 1991, pero en 2000, con vistas al arribo de George W. Bush a la Casa Blanca, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos había coordinado un estudio prospectivo de cara a los primeros quince años del Tercer Milenio, en el que -como si se tratara de una carta de navegación ineludible- advierte la crisis de los regímenes del Oriente Medio y sus consecuencias en el suministro de petróleo a la Unión Americana.

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Otro prócer del PAN

En dicho premonitorio documento -que anunció puntualmente las “revoluciones” que desde 2011 se han visto en aquella región- los aparatos de inteligencia recomendaron al gobierno de los Estados Unidos que volviera los ojos hacia el sur, expresamente hacia Venezuela y México, donde el potencial de hidrocarburos (documentado estadísticamente con cifras de reservas probadas y probables) era bastante y suficiente para que el imperio amortiguara por un buen tiempo la crisis de su abastecimiento. Por ahora, en Venezuela el tiro le ha salido por la culata. No así en México.

Lo que recientemente ha logrado del presidente designado la secretaria de Estado Hillary Clinton, no es más que la validación por la vía  “diplomática” de los objetivos buscados desde 2008 por el segundo  gobierno de la alternancia.

Petróleo y Seguridad Nacional

Con independencia de los resultados finales del proceso legislativo sobre las iniciativas de Calderón Hinojosa, nos parece pertinente rescatar su intencionalidad, con base en su análisis jurídico-constitucional. Las propuestas del michoacano se enmarcaron en las leyes Orgánica de Petróleos Mexicanos, Orgánica de la Administración Pública, Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, de la Comisión Reguladora de Energía y de la Comisión del Petróleo.

En mayo de 2008, convocado por el Frente Amplio Progresista, se realizó el simposio Petróleo y Seguridad Energética. Por la extensión y profundidad de las ponencias, para efecto de esta entrega nos remitimos al documento, con rango de ensayo -Constitución y reforma petrolera- del doctor en Derecho por la UNAM y por la Universidad Complutense de Madrid, Jaime Cárdenas Gracia. Esperamos que la necesidad de síntesis no desnaturalice el objeto del alegato: Hoy, advirtió de entrada Cárdenas Gracia, la lucha por la defensa del petróleo pasa en primer término por la defensa de la Constitución, “porque al tratarse de recursos propiedad de la nación; es decir, de todos los mexicanos, estamos hablando de una decisión política fundamental que representa la soberanía energética de México, que no puede ser reducida, limitada o condicionada ni por mayorías legislativas ni aún por el poder revisor de la norma fundamental”.

Explica el jurista: Los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución en materia de petróleo e hidrocarburos, contienen cuatro principios:

1)  El que señala la propiedad originaria de la nación sobre las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, la que tiene derecho de trasmitir su dominio a particulares para que éstos constituyan la propiedad privada,

2)  El del dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nación sobre todos los recursos naturales del subsuelo, incluyendo hidrocarburos:

3)  El de la explotación directa de los hidrocarburos por parte de la nación; en consecuencia, la prohibición expresa de otorgar a particulares concesiones o contratos en la materia, según lo disponga la ley reglamentaria, y

4)  El que expresa que los hidrocarburos y la petroquímica básica constituyen un área estratégica de la economía nacional y que el sector público tendrá a su cargo de manera exclusiva

En cuanto a la ley orgánica de Pemex, que establece un Comité del Consejo de Administración de la paraestatal llamado de transparencia y auditoría que tendría facultades para aprobar reglas sobre adquisiciones, obras, arrendamientos y servicios, el doctor Cárdenas Gracia sostiene que esa intención viola los artículos 49 y 134 constitucionales, “pues esa regulación sólo puede ser materia de ley, competencia del Congreso”. Se prevé un Comité de Remuneraciones que propondría al Consejo de Administración las retribuciones de la alta burocracia de la paraestatal, “lo que se opone a los artículos 49, 73, 74, 75 y 126 constitucionales, “pues los salarios de los funcionarios previstos, necesariamente deben determinarse en el presupuesto o en ley posterior. Es decir, dicho comité viola el principio de división de poderes y las atribuciones de la Cámara de Diputados y del Congreso”…

 

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Generación de gringos nacidos en México

En el artículo 45 de la iniciativa se propone no llevar a cabo licitaciones públicas para adquirir bienes, servicios u obras, “lo que restringe el artículo 134 de la Constitución, que obliga a la realización de licitaciones públicas en las mejores condiciones para el gobierno, como una regla general de las empresas gubernamentales. En el artículo 41, incorpora los bonos ciudadanos, permitiendo la participación de intermediarios -Afores, bancos y hasta casas de bolsa- y establece que la existencia de esos bonos los regulará la Secretaría de Hacienda. “La existencia de estos bonos beneficiará sobre todo a los bancos, no a los mexicanos, y dará a la Secretaría de Hacienda enromes poderes que no le corresponden, en tanto que el artículo 73 fracción X de la Constitución confiere facultades exclusivas al Poder Legislativo para emitir leyes en materia de hidrocarburos y servicios financieros”.

La iniciativa faculta a Pemex para contratar deuda externa -artículo 38- sin tomar en cuenta al Congreso y a la propia Secretaría de Hacienda, “lo que constituye una contradicción, entre otros, al artículo 73 fracción VIII de la Constitución, que concede al Congreso la facultad para dar las bases sobre las cuales el Ejecutivo puede celebrar empréstitos sobre el crédito de la nación”. En su artículo 49, permite que se aplique el derecho extranjero y que los tribunales extranjeros resuelvan conflictos en la materia, “lo que implica una limitación a los principios de rectoría económica, seguridad y soberanía nacionales y, por tanto, una violación a los artículos 25 y 28 constitucionales”.

Dando por supuesto que este texto tiene lectores, solicitamos su venia para detener esta entrega hasta el siguiente número de Voces del Periodista.

 



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