Ediciòn 282 |
La libertad es sagrada
TEO LUNA
13 años después…
Yo estuve secuestrado, privado de mi libertad de acción, de pensamiento, encarcelado, lleno de miedos, refugiado en mi soledad, dentro del mar de conmiseración. Estuve en ese laberinto de la incongruencia, donde se refugian los adictos, aquellos que pierden en todo;ahà estuve, en el callejón sin salida, atrapado, sentenciado a sufrir y de hacer sufrir a los demás, soy el caso tÃpico de ese alcohólico negado, ese borracho empedernido, cerrado, terco, soberbio, celoso; soy, ese ser enfermo emocional, sin luz, sin amor, ausente de mi mismo, demasiado distante de mi realidad y en si del mismo mundo; encarcelado en una prisión que parecÃa como si fuera una maldición eterna. Sin herramientas para salir del hoyo, por supuesto con un gran vacÃo espiritual, sin la mas mÃnima posibilidad de aceptar mi serio problema por mi manera de drogarme, de alcoholizarme. Lo perdà todo, el alcohol me robó mi libertad, mi trabajo, mi familia, mi dignidad, mi auto estima….    iNo lo crees! Vive tu propia experiencia y cuando te quedes sin dada, tendrás un poco de conciencia para saber que luchas contra un poderoso enemigo: Tu mismo.
El cigarro, el asesino silencioso
Comencéa fumar a los doce años de edad. Con el tiempo, perdà mi libertad de espacio, establecà limitantes para respirar el aire sagrado y puro; como todas las adicciones, el cigarro en mi caso fue en ascenso, cada vez fumaba más y más. Desde muy chavo cargaba mi cajetilla de cigarros, me veÃa ridÃculo fumando en las mesas de billar, en el boliche, en las cafeterÃas, recuerdo como contaminábamos el baño en la secundaria y siempre apestando a humo. Fumaba con demasiada ansiedad, luego, allá por mis hermosos 20 años de edad, ya me chutaba las dos cajetillas completas; más, mucho más cuando me alcoholizaba, mucho más en las guarapetas que eran con singular frecuencia. Yo me hice esclavo del cigarro, fumaba por dependencia, por inercia, por adicción sin control y no fui libre por un gran tiempo en mi vida, no podÃa estar tranquilo sino fumaba, no podÃa hacer a gusto del dos, sino era acompañado de un buen tabaco y como en toda adicción. El cigarro me trajo fondos, mis quemadas de dedos, los asientos de mis carros, los sillones de mi casa, queme a mis hijos infinidad de veces y al final de mi adicción. Me fumaba cerca de tres cajetillas al dÃa, un cigarro cada diez minutos, tosÃa como perro bailarÃn. Me costó mucho trabajo dejar de fumar, pero lo logre. este año celebro mis primeros once años.Librede humo. Quiérete tantito, me decÃan.
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Buscaba la aceptación y vivÃa para los demás
No fui libre, me angustiaba mucho el que dirán de mÃ, vivÃa para los demás, pretendÃa ser aceptado a pesar de los pesares. Muchas veces agaché la cabeza diciendo no cuando querÃa decir si o no, no tenÃa el valor de enfrentarme a las personas, me mantenÃa lleno de miedos y apoderado de mis completos, indeciso, con duda en todo, con temor a levantar la mano y dar una respuesta, lleno de miedo a la burla o al que dirán, se lo que es la inseguridad, cuando sudas, cuando te apanicas por hablar en público, mi pánico esencio, en parte se origina por el miedo al que dirán, tendiente en buscar la aprobación, pero sin duda, deposite mi libertad en esos pre juicios que me dañaron de por vida, hoy, sé que si quiero puedo andar en pijama en un centro comercial, en el Paseo de la Reforma con una peluca o vendiendo algo en los cruceros, sé que soy capaz de hacer cualquier cosa, sin miedo, porque soy libre, libre al fin. Yo no bailaba ni con las pestañas, tenÃa la gracia de un hipopótamo, hoy bailo, me encanta y lo disfruto mucho, bailo para mÃ.
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Celotipia sinónimo de destrucción y locura
Patiné muy feo por mis celos patológicos, enfermizos, ahora, uno de mis próximos libros, ya terminados es celotipia infernal, obsesión que mata. Perdà un mundo de energÃa con mis pensamientos obsesivos, se me iban las tardes y las noches revisando las llamadas en el celular, esculcando sus bolsas, analizando papelitos, recaditos, buscando prendas y pruebas, señales que me dieran la certeza de que mi mujer me habÃa engañado. Hice muchas locuras, incluso me volvà loco pensando en que el supuesto amante de ella me querÃa matar, drogado, obsesionado llegue a dormir con cuchillos.
En mi libroAyer y Hoy, Volver a Empezar, tengo un articulo titulado 060 que narra esas noches de tormento, privado de mi libertad. Perdiendo todo, dignidad, energÃa, sano juicio, libertad. Mi mujer es hermosa por dentro y por fuera, hoy no la hostigo, no la denigro, ni la agredo, mucho menos la devaluó con mis celos, hoy mi relación es de amor y de respeto.- Hoy vivo con libertad y con amor propio, puedo dar al fin, lo que tengo.
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El prÃncipe que se convirtió en sapo
Tengo un taller para parejas disparejas, parejas enfermizas y hago alusión a ese prÃncipe, a ese novio detallista, cariñoso, comunicativo, amable, amoroso, tierno. Me refiero al encanto de prÃncipe que pretendà ser, al fin hipócrita, lleno de mascaras y que en un abrir y cerrar de ojos.- Fuaatthhh.- Salió el sapo, ese tipo déspota, altanero, grosero, humillador, denigrador, devaluador, agresivo, irritable, intocable, insoportable, déspota, soberbio, ese sapo tÃpico macho mexicano. Por mis mentiras, hipocresÃas, por mi mala comunicación, perdà mi libertad y sé que cuando yo trato de controlar, de intimidar a alguien, cuando trato de manipular, cada vez pierdo mas mi libertad, hoy, soy ese sapo que con hechos quiere y pretende convertirse en prÃncipe, quiera dar y recibir, siempre asÃ, para amar, dar y ser feliz, ser libre. Hoy trato de hablar sin groserÃas, no gritar, ni explotar rompiendo vasos, platos, hoy trato de erradicar los patrones de conducta del cavernÃcola emocional que llego por dentro, aunque a veces me gana y surge, pero hoy sé que la ira, es sinónimo de esclavitud.Quien tehace enojar, te gobierna… El que se enoja pierde.
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Sobriómetro
Un dÃa, alguien me sugerido que escribiera un sobriometro, que le preguntara a las personas cercanas a mi respecto a mis cambios, a ver si realmente habÃa cambiado. En esa época, militaba en el grupo de AlcohólicosAnónimos de San AgustÃn, en Polanco México y le hable a una amiga a Chihuahua y le pregunte:¿ Haz visto algún cambio en mi? Ella con sobrada soberbia me dijo: Lo único que haz hecho es haber tapado la botella, dejaste de tomar, únicamente,  sigues igual que muchos. Claro que dolió, claramente me dijo que estaba en borrachera seca, que el haber dejado de tomar, cualquiera lo hace y que no era un hecho como para aplaudirme. Lo único que hiciste es dejar de beber.- Le eche un inventario honesto a mi vida y detecte mis fallas en mi relación de pareja, en la relación con mis hijos, estando yo en AA caÃa en depresión, aun cargaba mi bat en el auto y me peleaba cuando menos una vez a la semana en pleno periférico, tomando el bat y saltando del carro como energúmeno, aun me ganaba la pereza, dormÃa todo el santo dÃa, me refugiaba en internet pasaba demasiadas horas perdiendo el tiempo, entonces, escribà el sobriometro y me comprometà a cambiar lo que no estaba bien y la verdad es que desde ese dÃa, trato de cambiar, deje de ser impuntual, deje de decir mentiras, deje de engancharme con el enojo de otros deje de meterme en lo que no me importa y sigo en esa proceso, no solo tape la botella y los cambios en mis conductas me hacen libre y feliz. Deje de ir a grupo a calentar la banca.
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