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Ediciòn 293

OBSERVATORIO 2012-2018
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
(Exclusivo para Voces del Periodista)


Observa
Tragedias como la de Reynosa ya no son noticia.

Es la economía ¡Estúpido!

Con esas insultantes dos palabras hechas spot electoral, hace veinte años William Jeferson Bill-vil Clinton -el que en 1995 embargó la factura petrolera mexicana, a cambio de salvar la presidencia del priista Ernesto Zedillo Ponce de León-, derrotó a su rival petrolero y republicano George Herbert Walker Bush. La quebrada economía del infelizaje gringo, no la de los plutócratas globalistas de Wall Street, está de nuevo en el centro de gravedad de la campaña presidencial de los Estados Unidos. En México, donde se cepilla la alfombra roja -de sangre-  para  el cambio de guardia en Los Pinos, la economía es también la premisa subyacente desde hace tres décadas. La economía, sí, de las “variables fundamentales”: La estable -esto es, inamovible-, la que se privilegia sobre el crecimiento y, más aún, sobre el desarrollo. Hay que defender, como gato boca, arriba la economía estable. No importa que la estabilidad política, en el Estado fallido, no pueda restablecerse ni con las Fuerzas Armadas fuera de los cuarteles. Las Fuerzas Armadas en su conjunto, porque ya no basta sólo el Ejército, como solía hacerlo el viejo PRI.

Una vez procesada la designación de Enrique Peña Nieto como Presidente electo de México por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el periodo de transición hacia la entrega de la banda presidencial el 1 de diciembre, el primer compromiso del mexiquense, el más celebrado  por la sociedad, ha sido el de crear la Comisión Nacional Anticorrupción.

Nos recordó, el anuncio peñista, los empeños de Miguel de la Madrid en el periodo de transición de 1982, en que propuso una Comisión para la Renovación Moral, que, una vez en Los Pinos, tradujo en la creación de la Secretaría de la Contraloría General de la Federación, que Ernesto Zedillo Ponce de León convirtió a su vez, en 1994, en Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo del Poder Ejecutivo del Gobierno Federal. Finalmente, durante el sexenio de Vicente Fox, ésta fue bautizada como Secretaría de la Función Pública (SFP). Hoy se puede hablar, con toda propiedad, de La carabina de Ambrosio.

Inmoralidad social: Corrupción

Antes de continuar, preciso es insertar, como expresión de la voluntad delamadrista de apretarle los testículos al tigre, la promoción -en 1982- de la reforma al capítulo cuarto de la Constitución, De las responsabilidades de los servidores públicos. La exposición de motivos no tiene desperdicio:

“La libertad individual de pensar y hacer, es cuestión de cada quien. No corresponde al Estado tutelar la moralidad personal que la inspira. Pero el Estado tiene la obligación ineludible de prevenir y sancionar la inmoralidad social, la corrupción. Ella afecta los derechos de otros, de la sociedad, y los intereses nacionales. Y en el México de nuestros días, nuestro pueblo exige con urgencia la renovación moral de la sociedad que ataque de raíz los daños de la corrupción en el bienestar de su convivencia social”.

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La ordeña nuestra de cada día.

¡Vaya manes de la impunidad futura! La reforma respectiva se publicó en Diario Oficial de la Federación el 28 de diciembre: Día de los Santos Inocentes.

Si se trata de refrescarle la memoria al mexiquense Peña Nieto, conviene recordar que, en 1955, el Estado de México fue precursor entre las entidades federativas en la promulgación de su Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Públicos del Estado, Municipios y Organismos Descentralizados. Ya para 1989 tenía su Secretaría de la Contraloría.

Otra Carabina de Ambrosio

En 1995, el Congreso de la Unión recibió la iniciativa para constituir la Auditoría Superior de la Federación (ASF) como órgano fiscalizador del Poder Legislativo federal, radicado en la Cámara de Diputados, para sustituir la vieja Contaduría General de Hacienda. Este proyecto se mantuvo transitoriamente en suspenso porque establecía que los miembros de la directiva de la ASF fueran designados por el Ejecutivo. Ahora, es la propia Cámara baja la que hace la designación y la ASF queda bajo control de la Comisión de Vigilancia.

Dos cuestionamientos subyacen en ese proceso imprescindible para combatir la corrupción: 1) la trampa consistente en que sea el Poder Ejecutivo el que pretenda autofiscalizar su propia gestión administrativa con funcionarios subordinados; y 2) el regateo de facultades constitucionales a la Auditoría Superior de la Federación para que pueda ejercer, a fondo, acción penal contra los corruptos.

Hace apenas unos días, el titular de la Secretaría de la Función Pública, Rafael Morgan Ríos -por supuesto, reservándose la nómina personal- blasonó que deja la casa limpia: Se procesaron, dijo, 50 mil 829 expedientes, sancionándose a 43 mil servidores públicos; en nueve mil 253 con destitución e inhabilitación. Entre ellos, aseguró, 608 peces gordos, Ningún secretario de Estado encargado de despacho.

Lo cierto es que, durante las dos presidencias de la República en manos del partido de la gente decente -el de Acción Nacional (PAN)-, en el Índice de Percepción de Corrupción Transparencia Internacional 2006, México aparece en el lugar 70 entre 163 países evaluados. Ya para 2011, en dicho Índice México aparece en el sitio 98 entre 175 países evaluados. En una escala de 10 puntos, México califica con menos de 3.5. Qué tal. De apostarle al anuncio de Peña Nieto se le podría decir, en voz del ranchero: “No te arriendo las ganancias”. Nuevo Hércules, necesita detergente nuclear para limpiar Los establos de Augías.

El caso de los ferrocarriles

Nos pareció imperativo plantear ese marco de referencia para el tema de esta entrega. Empecemos con un botón de muestra:

Entre 2003 y 2005 (éste ya Año de Hidalgo), en el mandato de Vicente Fox se convocó a licitaciones, supuestamente para vender chatarra de Ferrocarriles Nacionales en proceso de liquidación, después de la privatización ejecutada por Zedillo Ponce de León. El paquete fue de 52 mil toneladas de vías férreas, rieles, durmientes y hasta clavos y planchuelas a valor castigado de  mil 800 millones de pesos. En el remate se incluyeron 590 kilómetros de vías férreas (tramos en Durango, Michoacán, Jalisco, Chihuahua y Puebla) que, lejos de ser chatarra, era acero de alta calidad. Otro negocio no referido en este episodio fue el discrecional trasiego de incuantificables superficies de terreno que pertenecieron al Estado administrador del patrimonio ferroviario.

En el saqueo se involucraron el delegado fiduciario especial de Banobras encargado de la liquidación, Enrique Alejandro Rivas; el subdirector general jurídico, Efrén Alejandro del Pozo; el subgerente de Servicios Especiales, Antonio Paredes; el jefe de área de la subdirección General Jurídica, Saúl Román Tiburcio, y el jefe de área de la subgerencia de Servicios Especiales, Pedro Rodolfo Muriel. Si alguien sabe cómo pagaron el crimen esos trasgresores, favor de reportarlo al museo Ripley.

(Es lo bonito de los secretos bancario y fiduciario. Ahora mismo, los senadores del PRI han emplazado al Presidente designado Felipe Calderón Hinojosa a que explique dónde quedó la bolita de 367 mil millones de pesos que, sólo en 2011, circularon misteriosamente por fideicomisos de vieja y nueva invención.)

Apenas la punta del iceberg

El episodio de los “fierros viejos” del Ferrocarril, es apenas una anécdota en el monstruoso proceso de privatización de los ferrocarriles nacionales que Zedillo Ponce de León emprendió en 1995 con singular alegría, reformando el artículo 28 de la Constitución para sustraer del dominio estatal a dicho sector que, ya para 1997, dejó a México sin transporte de pasajeros en el sistema.

Observa2

En 1996, irrumpió en la ganga la corporación estadunidense Kansas City Southern (KCS), aliada con Transportes Marítimos Mexicanos (TMM). Para tratar de legitimar la extranjerización, diez años después, con Fox, surgiría el membrete KCS de México (KCSM), que absorbió TMM (2005). En 1998, la venta de garaje favorecería al Grupo México (de los samaritanos Larrea Mota Velasco. Sólo de enero a septiembre de 2012 nostro Grupo México había acumulado ya 21 mil 887 millones de pesos en ganancias), asociado a Union Pacífic Railroad. Obviamente, se denominarán Ferrocarril Mexicano (Ferromex). En 2000, la subasta se extendió  hacia el sur (Ferrosur), pero este enjuague provocó literalmente un choque de trenes cuando en 2005 Ferromex se lanzó sobre dicha concesión, atravesándose su competidora KCSM, que logró que el gobierno se retractara de la autorización de fusión. De lo que se colige que las trasnacionales trasladan a México su teatro de guerra.

Es tal la rapacidad de la tecnoburocracia neoliberal, que hace aparecer como un patriota al dictador Porfirio Díaz, quien un siglo antes, aunque usted no lo crea, nacionalizó los ferrocarriles. De Díaz no se supo que hubiera pedido chamba a las empresas extranjeras que favoreció con ventajosas concesiones, pero Zedillo Ponce de León, apenas entregada la banda presidencial, apareció en los Estados Unidos en el directorio de ejecutivos ferroviarios, excelentemente remunerados en divisa verde.

Sabotear para privatizar

El tema no es de poca monta. Pero lo subrayamos ahora para consignar otro fenómeno criminal: En la década de los 90, los ferrocarriles mexicanos fueron objeto de repetidos “accidentes”, costosos no solamente en daños materiales, sino en vidas inocentes. Sinaloa y San Luis Potosí, por citar sólo dos estados, fueron testigos de las más espantosas tragedias. Obviamente, con el silencio cómplice del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), mangoneado por el charro Víctor Morales Flores, las tripulaciones fueron tomadas como chivos expiatorios. La opinión generalizada, sin embargo, fue de que se trató de sabotajes rigurosamente urdidos.

Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy.

¿Cuál era el propósito de esa estrategia gangsteril? La misma aplicada por la tecnoburocracia desnacionalizada y desnacionalizadora en otros sectores bajo gestión estatal: Regatearles presupuesto para impedir su mantenimiento y demostrar que la administración de los ferrocarriles (codificados en la Constitución entre las empresas estratégicas o prioritarias), era deficiente, ineficiente y corrupta, para enmascarar “justificaciones” a fin de privatizarlos y enseguida desnacionalizarlos. Como a la postre ocurrió. Para tal efecto, se aupó a la dirigencia sindical, ésta sí podrida, controlada por Flores Morales, a quien los gobiernos panistas han respetado su envilecido cacicazgo.

Todavía en la década pasada, los fideicomisos para la liquidación del sistema ferroviario -bienes patrimoniales y personal- fueron presa de un desenfrenado saqueo, de tal magnitud que hasta legisladores del PAN en la Comisión de Comunicaciones y Transportes de la Cámara de Diputados (nos consta en el caso del aguascalentense Alfredo El mosco Reyes Velázquez), emplazaron a Fox para que actuara en consecuencia. El primero en oponerse a esa exigencia fue el secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz. Obvio: Ya había rasurado hasta los fondos mutualistas de retiro del STFRM. Las denuncias judiciales de los trabajadores jubilados siguen durmiendo el sueño de los justos.

Por los mismos carriles se lleva a Pemex

Retomamos ese expediente, habida cuenta que se está reproduciendo el mismo procedimiento en el caso de Petróleos Mexicanos (Pemex). ¿A quién le importan el luto y el dolor de huérfanos y viudas de 30 empleados muertos en la explosión, el 18 de septiembre, de una Central de Medición de Pemex Exploración y Producción (PEP), en el kilómetro 18 de la carretera Reynosa-Monterrey o la incapacidad en que quedaron otras tantas víctimas del siniestro? ¿Y lo que pasó en San Martín Texmelucan, Puebla?

Año con año, el 18 de marzo, el impresentable dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), el nuevamente senador priista Carlos Romero Deschamps (remember the Pemexgate),  con lágrimas de cocodrilo, denuncia ante el comandante supremo de las Fuerzas Armadas de México y el director general de Pemex en turno, la incesante repetición de “accidentes” en las instalaciones de la paraestatal. Y ¿cuál es la respuesta? El 18 de marzo del año siguiente, Romero Deschamps le sigue dando vueltas a la noria. Ya ni cita estadística de los saldos mortales. ¿Para qué? Manejarlas resultaría una confesión: Habría necesariamente que comparar las estadísticas en esa materia de los 30 años del periodo neoliberal privatizador, con las de las cuatro décadas precedentes.

Refinerías como bombas de tiempo

Sólo para ilustrar el tema, coloquémoslo en este cuadro: Hasta antes de que llegaran los infalibles tecnoburócratas, los requerimientos de modernización y seguridad física de las instalaciones de la industria petrolera se confiaban en manos mexicanas. Por ejemplo, la reconfiguración de las refinerías reportaban resultados exitosos durante décadas. No puede ser, expectoró Zedillo Ponce de León: Los mexicanos no pueden ser mejores que los surcoreanos. Y los importó para que se hicieran cargo de esas estratégicas obras (y, de paso, de las más bellas mujeres tamaulipecas.)

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Recientemente, la Secretaría de Energía divulgó el estudio Prospectivas de Petrolíferos 2012-2018. En ese documento se reconoce que, de las refinerías de Cadereyta, Minatitlán, Madero, Salamanca, Salina Cruz y Tula -que forman el Sistema Nacional de Refinación y en las que funcionan 127 tanques atmosféricos-, cinco están en potencial riesgo para el personal y las instalaciones.

Por las pistolas del desmexicanizador Zedillo Ponce de León (no podía faltar su continuidad con Fox), los contratos de reconfiguración de Ciudad Maero y Cadereyta se asignaron al corporativo Pemopro, constituido por la coreana Sunkyong, la tristemente célebre Tribasa y Siemens. Ya, desde el 21 de julio de 2010, la Gerencia de Seguridad Industrial y Salud Ocupacional, dependiente de Pemex Refinación, advirtió que dichos complejos son una bomba de tiempo.

La callada para respuesta. Repetimos: Hay que buscar pretextos, aun a costa de vidas humanas y bienes, para desprestigiar a Pemex y continuar su desnacionalización.

El barril sin fondos de Carlos Morales Gil

Por ahí anda Carlos Morales Gil con las fallidas sondas de Pemex Exploración y Producción (PEP), como Diógenes con su linterna buscando hombres honrados. Da contratos a destajos para buscar el tesorito negro con el que sueña Calderón Hinojosa. Gasta Morales Gil más de 20 mil millones de pesos y exclama ¡Eureka! Perfora -la perforación, dice orondo, es la reina de la industria- y perfora, sólo para concluir que, de 19 pozos, sólo uno vale la pena. Pero dice Morales Gil: No nos debe dar temor en invertir, porque estamos invirtiendo en futuro. En el futuro, ¿de quién?

Carlos Morales Gil.
Carlos Morales Gil.

La gran burla a los mexicanos, de Morales Gil y de su jefe Calderón Hinojosa. es llamar a una plataforma a mar abierto Bicentenario (800 millones de dólares de entrada), por aquello de la Independencia. Ésta independencia consiste en pagar 500 mil dólares diarios a contratistas privados por los servicios de esas instalaciones. Es que “es tecnología de sexta generación”, blasona Morales Gil. Déjese el lector invitar a la plataforma Bicentenario. ¡Ojo! a bordo: Debe acompañarse de uno o varios traductores para conversar en coreano, inglés australiano o alemán con el personal de tan bicentenaria planta marítima. A qué emplear mexicanos. Hágase de cuenta que está usted en los entresijos de la plataforma Hoover Diana.

¡Un momento! ¿Qué es eso de Diana Hoover? Pues nada menos que un proyecto triangulado en el que participa la británica BP. Esta digna dama inglesa es, nada más ni nada menos, la responsable de la explosión de sus instalaciones en el Golfo de México en 2010, que a la naturaleza provocó daños incuantificables, y a sus propias finanzas una sangría de cinco mil 500 millones de dólares, razón por la cual está rematando acciones para salir del trance. Y dícese que Pemex la anda buscando para contratarle tecnología de seguridad.

¿Y qué, si se repite la catástrofe golfina? No importa. Pemex paga pólizas para seguro específico en aguas profundas por dos mil 500 millones de dólares, para empezar. Gracias por tranquilizar a la Patria, señor Morales Gil.

Contratos, joven, compre su contrato

En el Año de Hidalgo, de cara a la nueva alternancia en Los Pinos, cuéntase que ambulan por el planeta funcionarios de Pemex con el portafolio repleto de contratos machoteados para lo que usted guste y mande. Sólo resta la firma y el entre de entre 20 y 30 por ciento de la respectiva comisión.

¿Por qué culpar a subordinados por asegurarse una vejez digna, si el jefe mayor hace lo mismo? Ahí está el caso del globo de sonda diversionista de los acuerdos bilaterales con Hillary Clinton, de la primavera pasada en Los Cabos, para la Exploración y Explotación de Yacimientos Transfronterizos en Aguas Profundas, cuando de lo que se trataba -semanas después- era de entregar en lo oscurito a Mariano Rajoy, los contratos para astilleros de Galicia, a fin de que éste tuviera materia para propaganda electoral.

Ahora no se sabe si con esos contratos Calderón Hinojosa hace pagos diferidos por el apoyo electoral que, por cuenta del Partido Popular, le brindaron en 2006 José María Aznar y Antonio Sola; ni si su refrendo corre a cuenta del Opus Dei y sus capellanes al servicio del neofranquismo peninsular. Lo mismo da: El orden de los factores no altera el producto.

¿Y la Comisión Nacional Anticorrupción? Pues esperemos que no sea un parto de los montes.



SE QUIERE HACER DE PEMEX

“OPERADORA DE CONTRATOS”

Francisco Rojas: Reforma energética

“ajena a los términos constitucionales”


PRIMER SECRETARIO DE “LA RENOVACIÓN MORAL” en México, al mexiquense Francisco José Rojas Gutiérrez le tocó documentar el enjuiciamiento al ex director de Petróleos Mexicanos y entonces senador  por el PRI Jorge Díaz Serrano. Luego, él mismo ocupó la titularidad en la dirección general de Pemex.


Francisco Rojas Gutiérrez.
Francisco Rojas Gutiérrez.

En 2008, esto es, en el sexenio que está por terminar, era presidente nacional de la Fundación Colosio del tricolor. Recientemente terminó su periodo como diputado federal por el PRI, de cuya bancada fue coordinador. ¿Tiene algún valor su opinión para los priistas? Nadie sabe.

Como vemos, damos. Esta es la opinión de Rojas Gutiérrez:

Pareciera que la iniciativa de reforma energética propuesta por el presidente Felipe Calderón tiene la intención de crear una industria petrolera paralela, ajena a los términos constitucionales. No quieren, en el Ejecutivo Federal con esta propuesta presentada, una industria petrolera, sino una OPERADORA DE CONTRATOS. Estoy sin comprender cabalmente por qué la urgencia del gobierno para ir a aguas profundas; no es conveniente estirar la liga y que ésta vaya a reventarse.

Repetimos:  Rojas Gutiérrez pertenece al PRI desde 1975. No es un tecnoburácrata de arribazón. Por si hiciera falta un dato, es egresado de la carrera de contador público por la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tesis: Ética profesional. ¿Vale su opinión para Enrique Peña Nieto?

Como vemos, damos: “La gran reforma energética del país debe correr en dos vías paralelas: La de enrutar a México en el desarrollo de energías renovables y fortalecer el sector para conservar como pocos países en el mundo nuestra seguridad energética”.

El presidente de la Fundación Colosio sostuvo el 16 de abril de 2008, para conocimiento de los legisladores priistas:

  • Hagamos la reforma. Lo peor es no hacer nada. Es importante que tomemos decisiones en relación a la reforma energética, pero cuando hablemos de ella (entendamos) que no es sólo Pemex, sino todo el sector energético… para llevar a la nación a un desarrollo sustentable hay que pensar con visión de Estado.
  • Parece ser que, en lugar de tener seguridad energética, nos hemos ido a una serie de decisiones para que el país pierda esas seguridad, porque no hemos podido dedicarnos a la explotación de crudo, se ha descuidado la refinación y ahora exportamos mucho crudo e importamos muchos refinados.
  • Hicimos una mala planeación de necesidades, ya que ni Pemex ni la Comisión Federal de Electricidad planearon juntas los requerimientos. Cada quien se fue por su lado. La CFE inició una demanda de gas que Pemex no pudo sostener porque no tenía suficiente oferta y ahora quieren construir inseguridad energética.
  • Ahora, al convertir a Pemex en un monoexportadora de crudo e importar gas y refinados, esto nos va a costar mucho tiempo, inversión y problemas hacia el futuro.
  • Lo que tenemos que hacer es fortalecer la industria petrolera. Darle bases para avanzar. No renunciemos como mexicanos (al propósito) de mantener una industria que comenzó hace 70 años. Nadie duda de la capacidad de Pemex para generar recursos para impulsar por nosotros mismos la industria y aportar al desarrollo nacional de México. (Abraham García Ibarra)


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