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Edición 238
Escrito por Héctor Chavarría & Dr. Hernán E. Chavarría A .   
Jueves, 15 de Julio de 2010 15:10

A través de mis cristales

 

paisajeslagomontananevada


Unos cuantos mitos

(Juanito, sardinas, Vibram y, pies fríos)

 

Héctor Chavarría & Dr. Hernán E. Chavarría A .

(Exclusivo para VOCES DEL PERIODISTA)

Los mitos van y vienen, eso es una verdad tan grande como una casa…

Pero así como vienen, la mayoría de los mitos se van (aunque hay algunos recurrentes como la efectividad de los futbolistas del tri, porque el PRI ya viene de regreso).

Ya muy poca gente cree que se sacará la lotería con jugarla una sola vez, tampoco se cree en las “instituciones revolucionarias”, en especial desde que los conservadores del PAN llegaron a terminar de desbaratarlas; pero se sigue creyendo en la Virgen de Guadalupe, por más que se haya demostrado hasta el cansancio que tal aparición fue un invento del clero español, para manejar a su gusto a la indiada… pero cada quien es libre de creer en lo que guste, mientras no moleste a los demás, se vale creer hasta en el América.

Uno de los últimos mitos (el más divertido desde El Mañanero y el PRAU) fue aquel que escenificó hace algunos ayeres el ex simio (no eximio, que conste) “Juanito”, quien luego de posar a lo naco con unos fortachones, anunció que renunciará a la jefatura de la delegación Ixtapalacra “por motivos de salud”, luego de una entrevista con el buen doitor Marcelo, quien seguramente le supo diagno$ticar sus dolencia$, para el caso de que siguiera aferrado al hueso que le dio el Peje, con la condición de que se lo devolviera a su candidata en el caso de ganar, como en efecto ocurrió. Hace unos meses, vimos lo que parece el capítulo final de esa farsa, la cual nos regocijó durante varias semanas. ¡Lastima Juanito eras el naco número uno!

Una ridiculez más para la ya larguísima cuenta que ostenta en ese rubro esta especie de país.

UNO SOBRE SARDINAS

Hace ya algunos años se les decía a los montañistas en México que comer sardinas en la alta montaña era como engullir veneno

Al parecer el mito de marras surgió de un libro llamado Los tres últimos problemas de los Alpes, editado en los años 40 en Europa y, en los 50 en México. En él uno de los protagonistas de la hazaña de conquistar la pared norte del Eiger, narraba que él solito se había comido unas sardinas enlatadas en aceite, cuando sus compañeros no quisieron tocarlas unas horas más tarde, el hombre tenía una atroz indigestión.

Alguien con más entusiasmo que inteligencia o conocimiento, dedujo que las sardinas eran dañinas en la altura y producían indigestión, cuando lo que en realidad ocurrió fue que el buen Anderl Ehkmair, no había tomado alimento en tres días y simplemente las sardinas y, el aceite, le cayeron de peso.

Incidentalmente y por las mismas fechas se publicó el relato de la conquista del Everest y en él, Sir Edmund Hillary narraba que la última comida antes de subir a la cima (a más de 8,000 metros de altura), habían sido precisamente sardinas y jugo de limón caliente.

Fue el réquiem para este simpático mito, aunque apenas unos meses atrás, escuché ese mismo comentario sobre las “nefastas sardinas”, en la Iztaccíhuatl.

SUELAS VIBRAM

Cuando aún estaba abierto al público el Albergue/hotel de Tlamacas en el Popocatépetl, el administrador del mismo, con una prosapia similar a la de Juanito prohibía que los montañistas entráramos al lugar con las botas puestas, había que descalzarse, pues según él, las suelas vibram de goma dañaban la duela mientras que él y, los otros empleados analfabetas, usaban botas con suelas de cuero y protectores metálicos.

Cuando se le inquirió al fulano este (un tal Fermín) el por qué de la prohibición (vigente en Europa en la época en que las botas tenían suelas herradas y no de goma), contestó muy ufano y, dándose aires de sapiencia, que esas suelas en especial “vibraban y esavibraciónafectaba a la duela. La marca Vibram es un apócope del nombre del diseñador italiano de esas suelas; Vitale Bramani y obviamente nada tiene que ver con vibraciones de cualquier clase. Por supuesto el culto Fermín fue incapaz de explicar porqué exigía lo mismo a los montañistas que calzaban botas nacionales, sin suelas Vibram.

Los cuidadores del malhadado albergue de Paso de Cortés (que nunca ha funcionado como tal), inicialmente pusieron el mismo letrerito en el acceso a los sanitarios, siendo los suelos de concreto. Alguien con un poco de materia gris debió hacérselos notar y,  retiraron la ridícula prohibición.

UN MITO RECURRENTE: PIES FRÍOS

El miedo al frío existe desde la edad media de la era cristiana, hace ya tantos años que ni la abuelita de mi abuelita se acordaría. Se dice que da pulmonía, que se mete en la carne y los huesos, que causa dolor y toda suerte de males, que se deben cerrar puertas, ventanas y cubrir a los niños cual costales de papas, con pasamontañas incluido, para que no les “entre” nada de enfriamiento.

Se habla de toda una variopinta gama de creencias al respecto, prohibiciones de alimentos “fríos”, que sólo se deben comer a ciertas horas, temporadas, o edades; a los niños se les prohíbe quitarse los zapatos y andar descalzos para que lo “helado” no se les vaya a “meter por los pies” y les pueda “dar anginas” o “hacer juanete” (no confundir con Juanito), a ese “frío” se le achaca el dolor en rodillas o espalda, y no falta el que busca por todos los medios posibles “sacárselo a como de lugar”.

Para esto último, hay remedios vendidos desde el mostrador con escaparate, hasta el petate callejero, sin faltar la recomendación de la comadre y, se usan desde cremas y emplastos de todas texturas, colores y olores no siempre agradables, hasta concienzudas sobaduras y modernos temascales de todas clases y costos; si lo vemos bien, hay toda una industria nacional que vive de la extracción corporal de esos invasores efluvios paleteros.

Los humanos somos mamíferos (algunos como Juanito más), animales (también como Juanito) de sangre caliente (y a veces horchata), que a diferencia de las lagartijas y otros reptiles, no necesitamos calor externo… porque lo generamos solitos, esto quiere decir que en condiciones no extremas (como si uno anda desprotegido en la alta montaña), la temperatura del cuerpo se mantiene constante a pesar del ambiente.

DUELE, DUELE…

El dolor que llega a producirse por el frío se debe a la reacción del cuerpo para evitar pérdidas de calor, un fenómeno conocido como vasoconstricción distal o cierre de las micro-arterias que llevan sangre a lugares lejanos al corazón, en brazos y piernas, esto hace que a algunos tejidos les llegue menos sangre y oxígeno, entre ellos la “cáscara de los huesos (el periostio) el cual responde con dolor, que se quita ejercitando un poco la extremidad para restablecer el flujo sanguíneo al hueso.

Sin embargo, hay que aclarar que, conforme avanza la edad y el desgaste, este fenómeno empeora y por lo tanto la respuesta “frío-lenta” se hace más y más rápida. Por ello no es de extrañarse que se tenga miedo a la baja de temperatura.

Pero el frío en sí mismo no “entra”, no “se queda en el hueso” ni hay que “sacarlo”.

DONDE SI: CUIDADO

Lo cierto es que hay que tener cuidado con los cambios bruscos de temperatura de calor a frío, estos pueden causar problemas severos en las vías respiratorias y, en algunos casos parálisis faciales: lo que hay que cubrir es pecho espalda y garganta.

Para que nos deba preocupar, la diferencia de temperaturas debe ser superior a 10 grados centígrados y, estar por debajo del mínimo tolerable normal de 22 grados centígrados sobre cero, es decir, si estoy calentito en casa a 23 grados y salgo a una temperatura de 13 grados eso si es peligroso, pero si estoy en la calle a 33 grados y entro al banco a 23 grados, no hay problema.

Todos se horrorizan porque un niño se quite los zapatos a la temperatura del cuerpo y pise el suelo a temperatura ambiente, pero si alguien mete un brazo completo para sacar una bebida espirituosa de una nevera atiborrada de agua a cuatro grados y hielo, lo hace y para más, la destapa en ese mismo momento y se la pasa cogote abajo sin problemas, nadie se preocupa porque todos saben que no pasa nada.

El frío normal en sí mismo, no causa enfermedad, son los cambios bruscos de temperatura de los que debe uno cuidarse. En las vías respiratorias o con la parálisis facial, es la reacción del sistema inmunológico lo que causa problemas y, en los dientes puede fracturar el esmalte.

Todo lo demás, como Juanito, son mitos, aunque no tan efímeros como él



Comentarios (1)Add Comment
0
//SING
julio 17, 2010
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Votos: +1
BUEN TEMA...

QUE TAL UN COORDIAL SALUDO ESTOS TEMAS ES BUENO SABERLOS(GENTE QUE NO ESTUDIA O LEE UN LIBRO) PARA ASI SACAR DE SU IGNORANACIA A ALGUNAS PERSONAS QUE AGRADABLE QUE EL PERIODICO TENGA ESTA (SI SE PUEDE LLAMARLA) SECCION CULTURAL QUE SIEMPRE A MUCHOS LES HACE FALTA. SERIA BUENO PONER UN PCO MAS DE ILUSTRACIONES Y ABARCAR TEMAS MITICOS DEL PUEBLO

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