MITOS Y MITOTES ... MÉDICOS
¿Zapatos mágicos?
DR. HERNÁN CHAVARRÍA
El armario donde se guardan los productos milagrosos está atiborrado, viene llenándose desde la edad de piedra y encierra cosas de todo tipo: Brebajes, emplastos, bálsamos, friegas, chiqueadores, lavativas y muchos más. Amén de una lista interminable, en épocas recientes sientan allí sus reales varios nuevos, con nombres de diseño mercadológico, como la glucosamina del “rayos X” (en inglés), el ácido condroitín sulfato, el calcio alquímicamente transformado en analgésico con diferentes nombres muy pintorescos, estimuladores de la hormona de crecimiento y extracto de cáscara de uvas para rejuvenecer… Cosas que nos venden con grandes promesas, valiéndose de nuestro dolor, deseos y esperanzas, pero más que nada de nuestra ingenuidad, credulidad e ignorancia. Nos dicen lo que queremos oír.
En uno de los anaqueles más abarrotados de este metafórico armario, están los menjunjes y artilugios mecánicos que con su consumo o mínima aplicación de esfuerzo por parte del usuario, le hacen perder sendos centímetros de circunferencia a la increíble velocidad de varios kilos por semana y hasta por día. Aquí es donde un nuevo embate a nuestro flaco intelecto está llenando las pantallas televisivas de todo México y América Latina… Zapatos y chanclas mágicos, para adelgazar.
Todos los que usan tallas extras tienen una palabra tabú: Calorías, el cuerpo humano las consume a diario, eso lo saben hasta las pulgas de los perros, lo que no saben, es que una caloría “es la medida de energía, necesaria para elevar en un grado centígrado, un centímetro cúbico de agua”, algo así como la energía que se libera al quemar un cerillo.
El cuerpo humano adulto utiliza unas 1000 calorías diarias, sólo para vivir y llevar a cabo las funciones químicas que lo mantienen, generando una temperatura constante de 37º C, calor que permite a sus órganos trabajar correctamente, esto es el muy cacareado metabolismo el cual esta delicadamente balanceado en la mayor parte de la gente. Los alimentos que tomamos proporcionan una cantidad calórica ya conocida por gramo: grasas 9, proteínas 4 y carbohidratos 4, el 55% de nuestro alimento diario, debe ser a partir de éstos últimos. El agua simple, la fibra, vitaminas y minerales, no contienen calorías.
El gasto diario de calorías, depende del tamaño y actividad de la persona, la cuota aumenta si se realizan actividades físicas. Así, un trabajador del campo o de la construcción, puede llegar a quemar tanto como 4500 calorías por día, mientras que un oficinista o burócrata del mismo tamaño y que trabaja sentado, puede vivir a la perfección con 1500. Los órganos que más las consumen son los músculos.
En condiciones normales la quema calorías es por actividad física, no con recetas secretas o chatarra mágica, y para perder peso se requieren dos condiciones: Disminuir la cantidad de calorías que entra (o sea: cerrar la boca) y aumentar el gasto de calórico (moverse, hacer ejercicio). Usar los “zapatos mágicos” equivale a polainas de 1 Kg en cada tobillo, puede aumentar el gasto de calorías, cierto, pero sólo entre 5 y 15%.
Una sola hamburguesa doble con queso, papas fritas y refresco en cualquiera de las conocidas cadenas de fast-food suman ya 1500 calorías, que son el total requerido promedio para una vida sedentaria de 24 horas, si se ingieren más, digamos unas 2000, ese excedente de 500 calorías se va a convertir en reserva… es decir: Panza, “llanta”, papada, chaparreras, “celulitis”, etcétera, que no son muy sexis.
Para tratar de remediar esta indeseable acumulación, muchos se hacen “deportistas de fin de semana”, lo que además de peligroso desde el punto de vista de un probable infarto cardiaco, es inútil para perder peso; pongamos como por ejemplo uno de los mejores ejercicios para el cuerpo humano: Trotar, con una hora completa de trote moderado-fuerte, se quemarán en promedio 300 calorías, si como dijimos, es sólo una vez a la semana, ese gasto solo compensará (y no del todo) el consumo de unas papas con refresco, media torta flaca o un tercio de hamburguesa doble con queso.
Para de perder peso de manera consistente hay que “cortar calorías”, se debe comer menos por día, durante meses, para usar las orondas reservas sobrantes. Pero eso es casi imposible, con lo rica que es la “vitamina T” (tacos, tortas, tostadas, tlacoyos, etcétera), nada mas una más… total ¿qué tanto es tantito…? y sigue la mata dando, el país con cifras alarmantes de obesidad tanto adulta como infantil.
El comercio de productos milagrosos toma ventaja de la falta de voluntad y el desconocimiento de estos hechos científicos duros, nos mienten con descaro: “Baje de peso sin esfuerzo y sin dieta”, “use tal o cual producto” y con ponerlo, enfundarlo, frotarlo, untarlo o conectarlo en las áreas “gordas” la grasa se “funde”… o si es de ejercicio: “En diez minutos y sin sentirlo, hará el equivalente a horas de esfuerzo” y claro, dan el anheladísimo permiso: “siga comiendo lo que acostumbra”… Así nunca pierden al cliente.
Retomando las cuentas: Un kilogramo de grasa corporal contiene 9000 calorías, para quemarlo sería necesario un ayuno total (tomando sólo agua) de seis días, para hacerlo en dos, sería necesario lo mismo, pero trotando fuerte (sin parar) durante doce horas continuas, ir a dormir las otras doce horas y repetirlo igual al día siguiente… en definitiva nada recomendable y potencialmente letal. De sobrevivir, se habrá perdido nada más 1 kilo de grasa. Así, un producto que ofrece hacer perder tres kilos por semana de grasa, está diciendo que es capaz de cuadruplicar el gasto energético del cuerpo… Lo cual no es posible, no existe ningún aparato o aplicación que pueda hacer algo así, un aumento tan dramático en el gasto de energía sería muy evidente, el corazón latiría como loco, con una presión arterial por las nubes, el azúcar en sangre subiría y bajaría a niveles peligrosos, habrían temblores, sudor incontrolable, y en general, el cuerpo sufriría severos trastornos, como sucede en algunas enfermedades como el hipertiroidismo o la diabetes descompensada (entre otras), que minan a la persona de manera espectacular. Repitiendo: No existe nada que pueda hacer eso en un cuerpo humano sin consecuencias graves, ni siquiera las drogas específicas para adelgazar (que son peligrosas), ese nivel de quema de calorías está fuera de la realidad científica, misma que no se enseña adecuadamente en las escuelas, en las que, dicho sea de paso, no progresan proyectos como el de limitar la comida chatarra, porque afectan grandes intereses corporativos pastelito-frituro-fritangueros y refresqueros… Pero claro, damos la espalda a eso y seguimos mirando la tele, donde nos muestran modelos masculinos y femeninos, de una perfección física envidiable (duramente ganada en el gimnasio), actores, que por algunos pesos o dólares, dicen haberla logrado utilizando productos, vibradores-masajeadores, fajas, pulseras magnéticas o zapatos… todo mágico, y avalados por algún matasanos que también se lleva su tajada monetaria (muy a pesar de Hipócrates.)
Nos encanta comprar sueños y fantasías, haciéndolo, es claro que perderemos peso, y peso, y peso, y la cartera estará cada vez más y más flaquita, eso sí es seguro. Y que conste que nada se dijo acerca del daño a articulaciones y columna vertebral por usar aparatos o zapatos “milagrosos”… porque esa, es otra historia.
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