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Edición 262
Escrito por MICHAEL HUDSON   
Viernes, 15 de Julio de 2011 12:04

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MICHAEL

Conspiran banqueros con la deuda para frenar avance progresista

El camino financiero

a la servidumbre

 

MICHAEL HUDSON*

(¨Primera parte)

Los estrategas financieros no tienen la intención de permitir que la actual crisis de la deuda sea desperdicie. Ha llegado la hora de las ejecuciones hipotecarias o, para ser más exactos, una contrarrevolución para eliminar las ventajas del Siglo XX logradas por la socialdemocracia: pensiones y seguridad social, atención pública de la salud y otras infraestructuras que proveen servicios esenciales a precios subvencionados o gratuitamente. El modelo básico sigue las reformas neoliberales en la antigua Unión Soviética desde de 1991: privatización de las empresas públicas, un impuesto uniforme elevado para los trabajadores, pero solo impuestos nominales para los bienes raíces y las finanzas y la desregulación de los precios de la economía, las condiciones de trabajo y los términos crediticios.

Lo que se va a revertir es la agenda “moderna”. Hace un siglo el objetivo era movilizar la creciente productividad y tecnología de la Revolución industrial para elevar los niveles de vida y utilizar la imposición progresiva, la regulación pública, los bancos centrales y la reforma financiera para distribuir equitativamente la riqueza y hacer que las sociedades fueran más iguales. Actualmente el objetivo financiero es lo contrario: Concentrar la riqueza en la cumbre de la pirámide económica y reducir los ingresos de la fuerza laboral. A las altas finanzas les encantan los salarios bajos.

La palanca política para lograr este programa es financiera. La constitución de la Unión Europea (UE) impide que los bancos centrales financien los déficit gubernamentales, dejando ese papel a los bancos comerciales, pagándoles intereses para que creen crédito que los bancos centrales rápidamente monetizan para ellos en Gran Bretaña y EE.UU. Los gobiernos deben endeudarse para rescatar a los bancos por los préstamos dañados, como sucede cada vez con más préstamos a medida que las finanzas empobrecen la economía, destruyendo su capacidad de pagar. No obstante, como vivimos en democracia, los votantes tienen que estar de acuerdo en pagar. Los gobiernos son soberanos y la deuda en última instancia es una criatura de la ley de los tribunales.

Pero primero hay que comprender lo que sucede. Desde la perspectiva de los banqueros, el beneficio económico es lo que acaban obteniendo. El aumento de los estándares de consumo, e incluso la inversión pública en la infraestructura, se ven como impedimentos. Los banqueros y los dueños de bonos apuntan a aumentar el beneficio no tanto mediante el aumento del beneficio con inversiones tangibles de capital, sino por medios más depredadores, encabezados por un retroceso de las ventajas de la mano de obra y el endurecimiento de las condiciones de trabajo mientras se obtienen subsidios públicos. Los bancos “crean riqueza” otorgando más crédito (es decir apalancamiento de la deuda) para aumentar los precios de los activos por bienes raíces y empresas que ya existenm activos que se ejecutan o se venden bajo la presión de la deuda por propietarios privados o gobiernos. Un comentarista calificó recientemente esta última estrategia de privatización como el “equivalente a vender la cubertería familiar para volver a alquilarla si queremos comer”.

 

Emprendida en nombre de los libres mercados, esta contrarrevolución rechaza el ideal clásico de los mercados libres de ingresos no4MICHAEL devengados, pagados a intereses especiales. El objetivo financiero es extraer un beneficio maximizando el margen de ganancias de los precios sobre los costes. Mediante la oposición a la empresa y la infraestructura del gobierno como camino a la servidumbre las altas finanzas tratan de convertir la infraestructura pública en casetas de peaje para extraer renta económica (la “economía de la comida gratuita”) mientras reemplazan los sindicatos por mano de obra no sindicalizada para que trabajen con más intensidad.

Este nuevo camino a la neoservidumbre es un saqueo de activos. Pero para lograrlo, el sector financiero necesita un saqueo político para reemplazar la democracia por tecnócratas financieros. Su tarea es pretender que no hay revolución alguna, simplemente un aumento de “eficiencia”, “creación de riqueza” al apalancar con deudas la economía hasta el punto en el cual todo el beneficio se paga como intereses a los administradores financieros que emergen como los nuevos planificadores centrales de la civilización occidental.

Camino de servidumbre de Frederick Hayek mostró una distopía de funcionarios públicos que tratan de regular la economía. Al atacar al gobierno de un modo tan unilateral, su extremismo ideológico trató de reemplazar el sistema de limitaciones y chequeos de las economías mixtas por un sector privado “libre” de regulación y de protección del consumidor. Su visión era la de una economía posmoderna “libre” de las reformas clásicas para armonizar los precios del mercado con el valor-precio. En lugar de purificar el capitalismo industrial de los privilegios especiales de extracción de renta heredados de la época feudal, la ideología de Hayek allanó el camino para que el poder financiero descontrolado convierta en una parodia los “mercados libres.

Los planificadores financieros de la Unión Europea afirman que Grecia y otros países deudores tienen un problema fácil de curar por medio de la imposición de austeridad. Los ahorros para pensiones, la seguridad social y el seguro médico deben reducirse a fin de “liberar” más servicio de la deuda a spagar a los acreedores. Al insistir en que Grecia solo tiene un “problema de liquidez”, los extremistas del Banco Central Europeo (BCE) consideran que una economía es “solvente” mientras tenga activos que privatizar. El miembro del consejo ejecutivo del BCE Lorenzo Bini Smaghi explicó el plan en una entrevista con Financial Times:

FT: Otmar Issing, su antiguo colega, dice que Grecia es insolvente y que “no será físicamente posible” que reembolse sus deudas. ¿Tiene razón?

LBS: Está equivocado porque Grecia es solvente si aplica el programa. Tienen activos que puede vender y reducir su deuda y tiene los instrumentos para cambiar sus sistemas tributarios y de gastos para reducir la deuda. Es la evaluación del FMI, es la evaluación de la Comisión Europea.

Los países pobres en desarrollo no tienen activos, sus ingresos son bajos, y por lo tanto se convierten fácilmente en insolventes. Si se considera el estado financiero de Grecia, no es insolvente.

El problema crucial es la voluntad política por parte del gobierno y del parlamento. Los ingresos de la privatización de 50 mil millones de euros, de los que se habla -algunos mencionan más- reducirían la relación del pico de la deuda al PIB de 160 por ciento a cerca de un 140 o 135 por ciento y eso podría reducirse aún más.

Una semana después Bini Smaghi insistió en que el sector público “tiene activos negociables por un valor de 300 mil millones de euros y no está en bancarrota. ‘Hay que considerar a Grecia solvente y pedirla que pague sus deudas… señalando que el banco se mantiene firmemente opuesto a todo plan que permita que Grecia alargue los pagos de su deuda u obligue a los inversionistas a aceptar menos que un pago total, recorte” . Hablando en Berlín, dijo que Grecia “no es insolvente”. Podría pagar los bonos que debe a banqueros alemanes (22 mil 700 millones de dólares), a los banqueros franceses (15 mil millones de dólares) y al BCE (al que se dice que debe 190 mil millones de dólares) vendiendo tierras públicas y puertos, derechos de agua y alcantarillado, propiedad del sistema telefónico y otra infraestructura básica. Aparte de recibir un pago total y de recibir altas tasas de interés que reflejen las expectativas de no pago del “mercado”, los bancos gozarían de un nuevo mercado con el financiamiento de las adquisiciones de privatización.

 

5MICHAEL

Advirtiendo que la falta de pago crearía beneficios inesperados a los especuladores que han apostado a que Grecia haría default, Bini Smaghi se negó a reconocer el corolario: que pagar el monto total crearía beneficios inesperados para los que apuestan a que se obligue a Grecia a pagar. También afirmó que: “La reestructuración de la deuda griega… desalentaría a Grecia de modernizar su economía”. Pero mientras menos servicio de la deuda paga una economía, más ingresos tiene para invertir productivamente. Y “solucionar” el problema arrojando los activos públicos al mercado crearía beneficios inesperados a los compradores de activos en dificultades. Como lo describe sin ambages el Wall Street Journal, “Grecia está en venta –barata- y Alemania está comprando. Las compañías alemanas están a la caza de gangas en Grecia mientras el gobierno afectado por las deudas actúa vendiendo activos de propiedad del Estado a fin de estabilizar las finanzas del país”.

En lugar de elevar los niveles de vida mientras crean una sociedad más igualitaria y justa, las “reformas” del BCE orientadas a favor de los acreedores quieren imponer un retroceso hacia la oligarquía. No la oligarquía post-feudal de terratenientes propietarios de tierras conquistadas por medios militares, sino una oligarquía financiera que acumula créditos bancarios y bonos que crecen inexorable y exponencialmente, dejando poco para que el resto de la economía invierta o consuma.

 

La distinción entre iliquidez e insolvencia

Si el propietario de una casa pierde su trabajo y no puede pagar su hipoteca, tiene que vender la casa o ver que el banco la embarga. ¿Es insolvente, o simplemente “sin liquidez”? Si solo tiene un problema de liquidez, un préstamo le ayudará a ganar los fondos para pagar la deuda. Pero si cae en el patrimonio negativo que ahora asedia a un cuarto de los bienes raíces de EE.UU., más préstamos solo profundizarán su déficit neto. El fin de este proceso, perder su casa, no solo significa falta de liquidez. Tiene penurias y sufre de insolvencia. Pero para el BCE solo se trata de un problema de liquidez.

El balance público incluye la tierra y la infraestructura ya que son activos beneficio a los que se puede renunciar sin cambiar fundamentalmente el estatus o las relaciones sociales del propietario. En realidad forman parte de los medios de supervivencia en el mundo actual, por lo menos supervivencia como parte de la clase media.

Para comenzar, la renegociación de su préstamo no solucionará una situación de insolvencia como la del propietario de la casa en paro antes mencionado. Prestarle dinero para pagar los intereses del banco (junto con los pagos atrasados y otras sanciones financieras) o extender el préstamo solo aumentará el balance de la deuda, dando al banco que lo embarga un derecho mayor sobre cualquier propiedad que el deudor pueda tener disponible para apoderarse de ella.

Pero el dueño de la casa está en peligro de quedarse sin vivienda, viviendo en la calle. Lo que está en juego es si la solvencia debe definirse en el modo de sentido común tradicional, en términos de la capacidad del ingreso de cumplir con las actuales obligaciones, o un enfoque que se basa puramente en el balance usado por los acreedores que buscan extraer el pago despojando de los activos. Es la posición en la que se encuentra Grecia. ¿Es sólo un problema de liquidez si al gobierno se le dice que venda 50 mil millones de dólares en instalaciones turísticas de primera clase, puertos, sistemas de agua y otros activos públicos a fin de pagar a los acreedores extranjeros?

Lo que está en juego es el lenguaje respecto a los derechos legales de los acreedores frente a los deudores. EE.UU. ha tenido desde hace tiempo un corpus de leyes sobre este tema. Hace algunos años, por ejemplo, el especulador inmobiliario Sam Zell compró el Chicago Tribune en una operación por endeudamiento. El periódico quebró poco después, eliminando el plan de propiedad de acciones de los empleados (ESOP). Presentaron una demanda según la ley de cesión fraudulenta, que dice que si un acreedor hace un préstamo sin saber cómo podrá pagarlo el deudor en el curso normal de los negocios, se asume que el préstamo se hizo con la intención de realizar una ejecución hipotecaria de la propiedad, y se considera fraudulento.

Esta ley viene de tiempos coloniales, cuando los especuladores británicos echaban el ojo a ricas tierras agrícolas en Nueva York. Su truco era otorgar préstamos a los agricultores, y luego cobrarlos cuando el agricultor tenía poca capacidad para pagarlos, antes de la cosecha. Era ciertamente un problema de liquidez que los oportunistas financieros convirtieron en un saqueo de activos. Algunos prestamistas, fuera de toda duda, crearon un verdadero problema de insolvencia al otorgar préstamos que iban más allá de la capacidad de pagar de los agricultores, y luego embargaban sus tierras. Las colonias anularon ese tipo de préstamos. Las leyes por cesión fraudulenta se conservan desde que EE.UU. logró su independencia de Gran Bretaña.

 

2MICHAEL

Actualmente, los acreedores utilizan el apalancamiento de la deuda para obligar a Grecia a vender su dominio público -después de otorgar créditos más allá de su capacidad de pagar por ellos. Por eso la pregunta que ahora se presenta es si se debe considerar que la nación es “solvente” si la única manera de transferir su deuda pública (es decir, prorrogarla reemplazando antiguos préstamos dudosos por obligaciones más nuevas y más inexorables) es perder sus tierras e infraestructura básica. Esto alteraría fundamentalmente la relación entre los sectores público y privado, reemplazando su economía mixta por otra de planificación centralizada, planificada por depredadores financieros con poca preocupación de que la economía se polarice entre ricos y pobres, acreedores y deudores.

 

El camino financiero a la servidumbre

Los lobistas financieros están convirtiendo el idioma inglés -y la terminología económica en todo el mundo- en un campo de batalla. Se permitirá que los acreedores se apoderen de los activos de deudores insolventes -desde dueños de casas y compañías a naciones enteras- como si fuera un funcionamiento normal del “mercado” y la ejecución hipotecaria fuera simplemente una manera de restaurar la “liquidez”. En cuanto a la “solvencia”, el BCE arrebataría a Grecia sus activos del sector público. Funcionarios bancarios han hablado de lanzar potencialmente 150 mil millones de euros de propiedad al mercado,

La mayoría de la gente lo consideraría un problema de solvencia. Solvencia significa la capacidad de mantener el tipo de sociedad que se tiene, con las limitaciones y chequeos públicos y privados y los niveles de vida existentes, Es incompatible con la reducción de pensiones, de la seguridad social y del seguro de salud para impedir que los dueños de bonos y los banqueros sufran una pérdida. Esta última política no es nada menos que una revolución política.

La liquidación de activos que los banqueros de Europa exigen a Grecia parece una prueba para impedir que el movimiento “no pagaré” se extienda a movimientos de “indignados” contra la austeridad financiera en España, Portugal e Italia. Los banqueros están tratando de impedir que los gobiernos condonen las deudas, extiendan los préstamos y reduzcan las tasas de interés.

Cuando a una nación se le exige que reemplace su economía mixta mediante la transferencia de la propiedad de la infraestructura y de las empresas públicas a una clase financiera (en su mayor parte extranjera), no se trata solo de “restaurar la solvencia” utilizando activos a largo plazo para pagar deudas a corto plazo a fin de mantener el patrimonio neto del balance. Es una transformación radical a una economía de planificación centralizada, cambiando el control de las manos de los representantes elegidos a las de administradores financieros, cuyo margen de tiempo es a corto plazo y extractivo, no a largo plazo y protector de la igualdad social y las necesidades básicas.

Los acreedores exigen una transformación política para reemplazar a los legisladores democráticos por tecnócratas nombrados por banqueros extranjeros. Cuando el beneficio económico se promete a los banqueros en lugar de invertirlo en el interior, no nos vemos solo ante “insolvencia” sino ante un ataque agresivo. Las finanzas se convierten en una continuación de la guerra, por medios económicos que deben ser politizados. Actuando por cuenta de los bancos comerciales (de los que salen la mayoría de sus directores, los que quieren “descender del cielo” para recibir sus recompensas después de servir a su clase financiera), el Banco Central Europeo insiste en una revolución política para reemplazar el gobierno democrático por una elite tecnocrática –no de ingenieros industriales, sino de “ingenieros financieros”, un nombre elegante para los guerreros financieros de despojo de activos.- Si Grecia no se ajusta, amenazan con causar un caos financiero interior destruyendo a los bancos griegos. Esta actitud de “la zanahoria y el garrote” amenaza si Grecia no acepta: el BCE y el FMI retendrán préstamos necesarios para mantener la solvencia de su sistema bancario. La “zanahoria” se ofreció el 31 de mayo cuando aceptaron suministrar 86.000 millones de dólares en euros si Grecia “posterga por el momento una reestructuración, dura o blanda,” de su deuda pública.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street, distinguido profesor investigador de la Universidad de Missouri, en Kansas City, y autor de numerosos libros, entre ellos: Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (nueva edición, Pluto Press, 2002) y Trade, Development and Foreign Debt: A History of Theories of Polarization v. Convergence in the World Economy. Puede contactarse con él en: mhARROBAmichael-hudson.com

 

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