El legado de Calderón HÉCTOR TENORIO
LA SIATUACIÓN ACTUAL en el país exige dos tipos de políticas públicas: La primera implica una respuesta militar inmediata a los problemas que genera la inseguridad donde se garantice la seguridad pública nacional.
LA SEGUNDA VERTIENTE conlleva impulsar una batalla proactiva contra el crimen organizado, donde se requieren sistemas de inteligencia que oriente en los problemas sociales y permita identificar la raíz de la violencia y la corrupción en el país la cual se ve claramente reflejado en la impartición de justicia.
Vale la pena reflexionar: ¿La administración de Felipe Calderón Hinojosa, tomó en cuenta estos factores, al momento de declarar la guerra al narcotráfico? La respuesta lógica es que no. Los resultados nos indican que ha fallado con la estrategia aplicada por las Fuerzas Armadas y la Policía Federal en la lucha contra la delincuencia organizada. Poniendo en riesgo la vida y la seguridad de los mexicanos, el caso más claro son los medios de comunicación mexicano que durante los seis años de su gobierno fueron agredidos con el propósito de frenar su tarea informativa.
Calderón Hinojosa deja un legado para su sucesor: Renovar la policía haciéndola más profesional y con estándares internacionales en el ámbito federal, y para alcanzarlo es necesario avanzar en la renovación y depuración de los cuerpos policiales a nivel estatal y local que no siempre se cumplen. Por eso resulta vergonzosa la noticia que llega de Huetamo. Michoacán, donde al director de Seguridad Pública de municipio michoacano Raymundo Godoy Mendoza, le fueron aseguradas al menos dos granadas de fragmentación, un número no especificado de armas y marihuana empaquetada, lista para su distribución. ¿De qué se trata están para cuidarnos o para enriquecerse?
En este contexto de pobreza más inmoralidad, ¿puede ser posible la idea fallida de secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna de controlar las policías estatales y municipales, sin violar la autonomía de los municipios? No sería más aconsejable, aunque notablemente complejo la idea de dejar al descubierto los vínculos de los gobernadores con el crimen organizado. Nos habríamos evitado la pena de conocer la forma de gobernar del tamaulipeco Tomás Yarrington o del veracruzano Fidel Herrera, ambos vinculados al grupo criminal de Los Zetas. Cabe puntualizar que los señalamientos proceden de la Drug Enforcement Administration (DEA).
En este mismo sentido el calderonismo deja otros pendientes: Alcanzar la justicia para una sociedad agraviada y humillada por la impunidad que prevalece en el país, quien gane en julio tendrá que enfatizar la justicia para las víctimas del delito y evitar la impunidad. No obstante, para lograrlo es indispensable todos cumplan con la ley.
Cuestión que nos remite al caso de Florence Cassez, la francesa condenada a 60 años por secuestro, pero que podría salir en libertad mediante un amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El calderonismo defiende la labor y permanencia de Genaro García Luna, a quien se le adjudica el montaje televisivo para simular la captura de la banda de secuestradores.
La administración de Calderón Hinojosa termina de la misma forma que empezó, improvisando, aunque con la diferencia de que en el trecho dejó a miles de cadáveres y abrió la posibilidad de que Partido Revolucionario Institucional (PRI), llegue al poder con la promesa de que pactará con el crimen organizado. No les costara mucho trabajo. En la vida al igual que en la política nadie sabe para quien trabaja.
More articles by this author
|