Ediciòn 289 |
ASÃ NOS VEN DESDE EUROPA
México,
espiral de la barbarie*
EN ESTAS MISMAS COLIMNAS, hace dos años, el presidente mexicano, Felipe Calderón, se felicitaba por los resultados de la guerra de gran envergadura lanzada, desde el inicio de su mandato, en diciembre de 2006, contra el crimen organizado y los narcotraficantes. “Vamos a vencer el crimenâ€, aseguraba.
Antes de agregar, dirigiéndose a quienes manifestaban inquietud ante el auge vertiginoso de la inseguridad en su paÃs: “Si ustedes ven polvo, es porque estamos limpiando la casaâ€.
Vencido en la elección presidencial de julio, el señor Calderón entregará el poder a Enrique Peña Nieto el fin de año. Con un balance abrumador. El Instituto Nacional de EstadÃstica y GeografÃa mexicano acaba de publicar cifras impactantes: Se registraron 27 mil 199 homicidios en 2011; el número de asesinatos entre 2007 y 2011 es de 95 mil 632. Con base en la tendencia registrada en los últimos meses, se calcula que el número de homicidios perpetrados durante el mandato de Calderón llega a 120 mil. O sea, más del doble de la cifra de 50 mil a menudo mencionada y que ya de por sà era alucinante.
Foto: SinEmbargo.com
Esa auténtica hecatombe constituye, y de lejos, el conflicto más mortÃfero del planeta en los últimos años.
De hecho las cifras oficiales que acaban de ser publicadas evidencian en forma implacable la gangrena que corroe el paÃs.
Más allá del número de muertos estrictamente ligados a la lucha contra el narcotráfico, se van desarrollando auténticas industrias de secuestro, extorsión de fondos, prostitución, tráfico de personas y órganos. El mapa de los homicidios demuestra que estos crÃmenes no se limitan a las regiones en las cuales los cárteles están muy bien implantados, sino que tienden a diseminarse por todo el territorio nacional.
Semejante espiral de barbarie, provocada por la guerra contra el narcotráfico y los arreglos de cuentas entre cárteles, no deja tÃtere con cabeza y golpea inclusive a decenas de periodistas que se busca callar o a decenas de alcaldes vÃctimas de chantaje o corrupción. Tanta violencia parece haber echado por la borda todos los tabúes sobre el respeto a la persona.
Esa espiral, por último, sanciona el terrible fracaso de la estrategia “militar†llevada a cabo desde hace seis años por Felipe Calderón con el apoyo constante, financiero en particular, de Estados Unidos que representa el principal mercado del narcotráfico.
Pero el mal es tan profundo, el miedo tan arraigado y la miseria tan endémica que de ahora en adelante nadie parece capaz de proponer una polÃtica alternativa. Y es bastante dudoso que la elección de Enrique Peña Nieto pueda cambiar gran cosa: sella el regreso del Partido Revolucionario Institucional, que dominó la vida polÃtica del paÃs durante décadas, en un ámbito de corrupción y complacencia con los narcotraficantes.
Más allá de Centro América, es un desafÃo para Estados Unidos y Europa, cuya prosperidad de los mercados de estupefacientes y de armas alimenta directamente la violencia mexicana. No se trata de un desafÃo exótico: Es mundial y no puede dejar indiferente.
*Editorial Ãntegro de Le Monde
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