#Yo Soy 132 reos HÉCTOR TENORIO
ESTA VEZ NO FUERON los muchachos del movimiento #Yo Soy 132 que pusieron de cabeza al país con sus cuestionamientos contra el sistema político mexicano, sino un movimiento homónimo de 132 presos que se fueron por la libre y decidieron tomar una pausa de su estancia en el penal de Piedras Negras, en Coahuila.
Esta crisis carcelaria calificada como una fuga histórica demuestra la falta de una estrategia de conjunto y viene a confirmar la vulnerabilidad del sistema penitenciario y del Estado mexicano. Cifras oficiales revelan que en los últimos seis años se han fugado más de mil reos de penales estatales.
Bajo estas circunstancias deben atenderse de manera urgente las condiciones de los centros de rehabilitación social donde se carece de planes, de programas y de medidas efectivas para combatir la corrupción y prevenir situaciones de fugas. De los 132 reos que se fugaron 86 reos procesados por delitos federales y 46 por delitos del fuero común. Cabe aclarar que en este grupo había tres internas que en el último momento decidieron no escaparse y sólo se escondieron en el área de indiciados.
Sin duda hay un problema en el sistema penitenciario que la administración federal no reconoce. No es posible que cárceles locales de los estados se saturen con reos federales, cuando deberían ser custodiados por fuerzas federales. ¿Qué espera el gobierno federal para hacerse cargo de las cárceles estatales, en tanto las entidades federativas no estén en condiciones de prevenir y evitar las fugas masivas de reos peligrosos?
La ingobernabilidad en Coahuila no sólo se aprecia en sus cárceles; en los últimos siete años Coahuila ha tenido serios problemas de fugas, homicidios y actos de corrupción relacionados con sus penales. El ex gobernador Humberto Moreira fracasó en sus intentos por meter orden en esos centros, incluso llegó a ceder el control de los penales de la Secretaría de Gobierno a la de Seguridad Pública y luego a la Fiscalía General de Justicia del estado, que hoy no existe.
Todavía se recuerda al actual mandatario Rubén Moreira, diciendo en plena campaña: “De la seguridad me encargo yo”, palabras que se contradicen con el aumento de los homicidios y secuestros de mujeres, que resulta alarmante.
Es tan grave lo que sucede en Coahuila, que el Senado de la República tomó cartas en el asunto y llevó a la tribuna el caso de la fuga de reos con la intención de exhortar al gobernador de ese estado para que en coordinación con el presidente municipal de Torreón, implementen un plan emergente, efectivo con resultados medibles, para combatir la inseguridad en la región de la laguna.
Las autoridades estatales han declarado que detrás de la fuga están Los Zetas, una situación similar sucedió el 16 de mayo del 2009, en el Centro de Readaptación Social estatal de Cieneguillas ubicado en Zacatecas. Ahí se fugaron 53 zetas con la ayuda de los altos mandos del penal quienes estaban enterados de que ese grupo sería rescatado, e incluso tomaron medidas que facilitaron la incursión de un comando de sicarios sin que les estorbaran candados ni cerrojos ni hubiera resistencia de los custodios y jefes del turno.
En este contexto resulta compresible la preocupación al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), desde sus óptica la fuga de 132 reos constituye una llamada de atención al gobierno federal que ya se va, y le exige a Felipe Calderón que en los escasos meses que le quedan de poder no permita laxitud en la disciplina, el orden y la responsabilidad de los penales, ya que se le puede salir de las manos, antes de que tome posesión Enrique Peña Nieto quien enfrentará muchas ramificaciones del movimientos #Yo Soy 132.
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