Guerrero y su pobre gobernador
EDUARDO LÓPEZ BETANCOURT
RECIENTEMENTE LE HICIERON una entrevista al gobernador guerrerense Ángel Aguirre Rivero; al
parecer, con toda la intención de ayudarlo. Tengamos presente que en México los
gobernantes gastan inconmensurables fortunas para cuidar su imagen y tratar de
convencer a la opinión pública de que han sido eficaces y hasta honrados.
POR CIERTO, EN ESO de la ineficacia, el políotico suriano es un versado, así como lerdo a más
no poder, lo que ha llevado a Guerrero a la zozobra, el caos y una auténtica anarquía.
No hay planes, mucho menos resultados. Su gobernador habla, se justifica; es sin
duda un demagogo irreverente con ambición desmedida. Resulta innegable, en eso
de la codicia es un campeón, de ser modesto “clase mediero”, de pronto en la Costa Chica, de donde
es originario, se volvió potentado, amasó una riqueza incalculable. Si bien es
cierto, no hizo absolutamente nada positivo, como es costumbre en los “politiquillos”
aztecas, benefició sin límites a su familia, en especial a su vástago.
Aguirre, cuando
fue gobernador sustituto incorporó al gobierno a múltiples parientes; entre
otros precisamente a su hijo, a quien promovió para que fuera diputado federal,
y ahora se encuentra como diputado local. Nótese este caso; es en verdad cómico
y nefasto en exceso, papi gobernador
y el hijito diputado local; imagínenselos en un acto republicano donde el padre
informa y el junior contesta; todo a la usanza de la peor dictadura “bananera”, ridícula y vergonzante que
pudiera imperar en una monarquía déspota y autoritaria.
Aguirre se distinguió
por apóstata. Su primer “bofetón” se lo dio a quien lo hizo gobernador
interino; después, sin más, al no ser designado candidato del PRI, demostró su abyección
y profunda avaricia cambiándose al PRD, y es así como por segunda vez llega al
gobierno de Guerrero. Desde donde hace un año el sujeto de marras impulsa el
desgobierno, al extremo que toda la entidad suriana se halla bajo la férula de
la delincuencia.
En la referida entrevista
televisiva, a todas luces una tomada de pelo, Aguirre presume y hasta reclama;
con presencia sarcástica miente hasta la saciedad, minimiza los problemas. Su
demagogia no conoce margen; llegó al extremo de decir que vendría a la ciudad
de México con los maestros disidentes; que los acompañaría para protestar.
Habló de escuelas
instaladas en bajareques (chozas), abordó el tópico de la pobreza extrema, pero
no mencionó cómo ha utilizado los recursos del erario público. Para muestra
basta un botón. ¿Cuánto gastó en una de las nupcias más palaciegas que se han
efectuado en Acapulco, donde su hijito el diputado se casó? Un evento que no tenía
nada que pedirle a la boda de un jeque árabe. Por cierto, en dichos esponsales
lo que más lució fue la presencia de las fuerzas policiacas para cuidar a los
miles de invitados. Destacaban políticos de toda jaez y no se diga bergantes
hombres de negocios, amén de socios y allegados del avieso Aguirre.
Podríamos seguir
hablando de manera interminable del ominoso dignatario en cita, pero no vale la
pena escribir una palabra más del desaprensivo que en
mala hora gobierna el bello e histórico Estado de Guerrero.
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