A PAN duro,
diente de Cordero
HÉCTOR TENORIO
EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL (PAN), sufre las consecuencias de la derrota de 2012,
encaminándose hacia la ruptura, la cual afectará la estabilidad del Pacto Por
México.
Gustavo Madero.
Invariablemente, las disputas dentro del partido azul se
centran en quién debe manejar el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), derivado en
varias ocasiones en disputas públicas y la salida de algunos de sus dirigentes.
En 1988, el
candidato presidencial del blanquiazul Manuel de Jesús Clouthier del
Rincón, decía que buscaba "hacerle un boquete al sistema" por
el cual pasara la democracia. Quería desmitificar la figura presidencial que
tanto daño había hecho al país. No le hicieron caso los panista. En 2013, el
PAN perdió gran parte de su militancia,
después del proceso de reafiliación que realizó.
En este contexto, el CEN panista intenta extirpar al
calderonismo de los cargos de influencia
en el Senado de la
República. La remoción de Ernesto Cordero Arroyo se debe a
que presentó una reforma político-electoral que no le gustó al gobierno. Su
lugar lo ocupa el senador Jorge Luis Preciado.
El fondo del
problema es la aplicación del Pacto por
México en un sistema presidencial tradicional que ahora se pretende funcione como semiparlamentario.
El incendio amenaza los
intereses de la Mesa
del Pacto por México, los cuáles son complejos e implican reformas que
afectarán al país, aunque se están tomando de pretexto para que afloren las
diferencias en los partidos.
El problema es que ésta herramienta empezó a contaminarse
ante la cercanía del proceso electoral, donde Gustavo Madero Muñoz negoció la promesa de triunfos en Baja
California, Puebla y Veracruz. Después del 7 de julio, el líder nacional del
PAN, verá si la decisión de remover a Cordero Arroyo fue la correcta. No
olvidemos que se trata de una disposición partidaria, más no reglamentaria del
Congreso, donde la responsabilidad recae en los miembros de la bancada y no en
el presidente del partido.
Estamos ante un
escenario donde dicho acuerdo extra parlamentario perfila las reformas. Con ello la oposición
está al servicio del gobierno de Peña Nieto, quien cree en el sistema de
compromisos cumplidos (te lo firmo y te lo cumplo). Además, le sirve para golpear a Felipe
Calderón que se niega aceptar la perdida del poder.
El acuerdo de las cúpulas partidarias intenta sustituir a
los legisladores, olvidando que ellos son los depositarios de la representación
política nacional y provocando que muchos de ellos se sientan excluidos y lo
perciban como un ejercicio de imposición.
En este sentido, el ex coordinador de la bancada del PAN
en el Senado, Cordero Arroyo encabeza la resistencia contra el Pacto por
México. De los 38 integrantes de la bancada del PAN en el Senado, 24 no están de acuerdo en cómo el PAN se está
entregando a la agenda del PRI. Madero Muñoz no puede amordazar a la bancada de
su partido en el Senado.
Visto de otra manera, es un destape del todavía
presidente de la Mesa
Directiva del Senado, rumbo a la contienda del 2018. Sacó provecho de sus 15 minutos de fama e
hizo juicios sumarios al dirigente blanquiazul nacional, Madero Muñoz, lo acusó
de
alta traición. Ahora el PAN se encuentra muy lejos de la unidad que
necesitan de cara al próximo proceso electoral.
Resulta lógico que los focos rojos estén prendidos en el
gobierno federal. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong
aseguró su interés porque los partidos sigan en los procesos de acuerdo del
Pacto. No tiene el control de la situación. El acuerdo necesita y funciona solo
bajo la estabilidad, o de otra forma sus días están contados.
La otra cara de la moneda es el Plan de Desarrollo
2013-2018 como parte de la estrategia fundamental del régimen para el rescate
de la credibilidad en un gobierno que cumple. El plan solo es viable en un
sistema de unidad de gobierno con partidos que disciplinen a sus legisladores,
lo que significa suprimir el debate e imponer la sumisión.
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