Política envenenada
José Angel Gómez Villa dice: Un comentario publicado en España sobre la primera novela
de un mazatleco exitoso, Jorge Zepeda Patterson, periodista, analista político,
economista por la
Universidad de Guadalajara, y colaborador del diario El
Universal:
Jorge Zepeda.
Hay que abrir mucho los ojos y tragar mucha saliva para
asimilar y comprender lo que ocurre en México cuando a uno se lo presentan de
manera tan cruda, certera y trepidante como en Los corruptores, la
primera novela del periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson (Mazatlan, 1952)
que ha publicado recientemente en España Destino (en México lo publica
Planeta).
Una realidad conformada por asesinatos realizados por
profesionales sin ningún escrúpulo; salvajes luchas de poder; ambiciones
inconfesables y corrupción, mucha corrupción, entendida como un ente
viscoso que envenenó la política mexicana y que pasa de unos a otros, un
veneno del que nadie está libre.
El asesinato de una famosa actriz desata una trama que
nos presenta un México inquietante, donde las fuerzas de seguridad pactan con
un grupo narco para acabar con el
enemigo o donde la privacidad y la vida dejaron de ser derechos.
¿Les suena? Zepeda es periodista, y de los más
prestigiosos de México, y eso se nota, porque construye un thriller vibrante y documentado, un relato iniciático sobre una
realidad monstruosa.
Pamela Dosantos, famosa actriz, abre las piernas para
tratar de seducir a su verdugo. Es un intento desesperado. No lo consigue.
Cierra los ojos y muere descuartizada. Así se inicia Los corruptores. Tomás,
periodista que ya vivió sus mejores días, casado y divorciado, devoto de su
hija Jimena, demasiado aficionado a la vida diletante y al alcohol, publica un
dato en su insignificante columna en un periódico del D.F. que implica a
Salazar, el hombre fuerte del nuevo gobierno del PRI, que ha regresado al
poder.
Estamos en el futuro, en noviembre de este mismo año.
Pasado mañana, aunque podría ser hoy o hace 10 años. Un cadáver y muchas
preguntas, pero sobre todo una: ¿Qué era eso que sabía Pamela Dosantos que le
costó la vida?
A partir de aquí se desarrolla una novela de detectives
sin detectives. Porque, como ya dijo el autor en una entrevista en este mismo
diario recientemente, en México un detective es una figura “inverosímil” porque
allí “un policía sólo investiga si quiere chantajear a su jefe”.
Tomás se apoya en sus compañeros de colegio, que formaban
el llamado grupo de Los Azules, Mario
(profesor), Amelia (activista metida a política y jefa del izquierdista PRD) y
Jaime (poderoso instrumento de los servicios secretos) no tanto para llegar a
la verdad como para poder utilizarla cada uno para lo que le conviene. Y esa es
una de las grandes virtudes del libro: se aleja de cualquier maniqueísmo.
Se despliega entonces la realidad corrupta y corruptora
de México en todo su esplendor: esbirros de narcos que matan como si la vida no
tuviera ningún valor, hackers reclutados a la fuerza por uno y otro bando,
políticos descaradamente millonarios, corruptos que quieren serlo más y para
siempre, servicios secretos que actúan sólo según sus intereses… y todo en un
México sombrío y brutal, que ha pasado por una guerra civil que no abandona,
que vive en la vuelta del PRI una putinización de la vida política y una vuelta
de ciertas prácticas oscuras que en realidad nunca se fueron.
Las relaciones entre el grupo de Los Azules están muy bien contadas. Sus diferencias, sus rencores,
sus amores. Tarda un poco en desarrollarse la trama con toda su emoción, se
pierde a veces en detalles del pasado que igual no son necesarios, pero el
final, abierto e inquietante, recupera mucho del pulso perdido en algunos
momentos de la novela.
Puede que haya más, el autor no ha descartado seguir este
camino, pero si quieren conocer ya de primera mano la miseria que corroe a ese
gran país y pasar un buen rato de lectura pueden empezar con Los corruptores.
Lean y disfruten.
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