Despropósitos
JORGE ZEPEDA PATTERSON
No
soy de los que hacen propósitos para el nuevo año y tampoco de los que
emprenden balances e inventarios sobre el año que termina..
La dieta una falacia
Tengo
un amigo que los últimos días de diciembre analiza el ciclo personal con el
profesionalismo con que lo haría una convención de historiadores y economistas:
tablas, diagramas y mapas de vida dan cuenta meticulosa de sus avances y
retrocesos a lo largo de doce meses..
A
menos que uno sea Carlos Slim o La Gaviota, la
experiencia puede resultar deprimente. Le sugiero no intentarlo, salvo que
quiera usted darse a la bebida y entregarse en los brazos de José Alfredo
Jiménez este fin de año.
Una
amiga hace algo mejor. Construye una breve lista de los temas, defectos y
personas de las que quiere olvidarse y en definitiva dejar atrás el siguiente
año, y la noche del 31 quema el papel con la esperanza de que su vida amanezca
el 1 de enero sin rastro de lo apuntado. Muy Jodorowsky su sistema..
No sé
si le ha funcionado, pero al menos tiene la ventaja de que un año más tarde,
cuando hace el balance de victorias y derrotas no tiene un méndigo papel que le
recuerde que el cigarro que tiene en la mano
es una de las cosas que iban a desaparecer, por no hablar del tipo que tiene al
lado.
Dejar de fumar
Hacer
propósitos es hacer despropósitos. El salvavidas que se ha instalado en nuestra
cintura no va a irse solamente porque lo incluyamos en la lista de objetos
condenados a extinguirse; y menos con las comilonas de fin de año que nos damos
para, en teoría, despedirlo..
En
marzo seguirá allí, pese a la media docena de desmañanadas con que nos
infligimos en enero al salir a correr..
Y lo
más probable es que en agosto estemos pidiendo algún tipo de retorno de la
inscripción en el gimnasio, al caer en cuenta que tenemos dos meses sin sudar
la gota gorda.
Tengo
dos amigas que entregaron una a la otra sus listas de propósitos para el año
nuevo; doce meses más tarde una tendría que hacer un balance sobre logros y
fracasos de la otra, y viceversa. Se prometieron ser honestas e implacables.
Prefirieron ser realistas: a los seis meses habían dejado de hablarse.
Por
eso soy de la opinión que en materia de propósitos uno tiene que irse con
tiento y mucha generosidad para consigo mismo. Comienzas desterrando tus
demonios y acabas descubriendo que también desaparecieron tus ángeles, porque
en muchas ocasiones son la misma cosa. Habría que pensar dos veces antes de
convertir en dictador plenipotenciario al sargento nazi que llevamos dentro;
ese que se empecina en hacernos levantar a las 7 A.M. un sábado, crudos y
desvelados, o nos tortura con el flagelo de la culpabilidad a fines de enero.
Para
efectos de convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos (¿no es ese el
objetivo de los buenos propósitos de fin de año?) encuentro mucho más eficaz
cultivar el fino arte de la procrastinación..
El
diccionario la define como la acción o el hábito de postergar actividades o
situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más
irrelevantes o agradables..
O
sea, tirar la flojera, por así decirlo. Hacer algo que nos gusta en lugar de
hacer lo que deberíamos estar haciendo según el oficial prusiano que llevamos
dentro.
Y sin
embargo, no hay mejor propósito que procrastinar de manera sabia y productiva.
¿Que lleva usted una semana sin leer materiales para la tesis que debe terminar
en marzo? No importa, pero procrastine leyendo una buena novela..
Sin palabras.
¿Qué
hace tres días que no encuentra la energía para salir a correr o para levantar
pesas antes de bañarse?.
Deje
de torturarse y váyase a la cafetería que le gusta pero hágalo mediante una
larga caminata..
¿Que
dejar de comer postres es un calvario
mientras lo cumple y un flagelo de culpabilidad mientras lo incumple?.
Pare
de sufrir: encuentre una golosina de baja caloría que le guste y atásquese..
Sí,
ninguno de los ejemplos anteriores es la solución ideal, pero es la única
realista. Y eso la convierte en la solución ideal.
En
fin, ¿que debe hacer una columna política pero le resulta un esfuerzo absurdo y
sin sentido en un 28 de diciembre?.
No
importa, escriba un texto sobre los propósitos y despropósitos del año nuevo..
Quizá
tampoco tenga mucho sentido, pero habrá logrado cumplir la tarea sin pensar en
Peña Nieto, en las incongruencias ideológicas de la derecha y la mezquindad de
nuestras izquierdas..
Una
procrastinada manera de resolver el encargo sin echar a perder las vacaciones
con la política y sus infamias.
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