Jueves, 28 de Agosto de 2014 12:25 | 
Author: Regino Díaz Redondo | 
| Edición 323 |
Fortaleza sicológica,
pide la Generalitat para librarse
de la “España que nos roba”
El poeta Miguel Hernández, encarcelado por “republicano”,
murió el 1942 de tuberculosis en Alicante, después de entregar a su mujer
cuatro cuentos inéditos para sus hijos.
Regino Díaz Redondo
Exclusivo para VOCES DEL PERIODISTA
MADRID.- Artur Mas no está contra la espada y la pared. Perdió las dos cosas. La espada se le dobló y poco daño puede hacerle. La pared no sirve para nada porque es muy frágil y se le cae encima cuando intenta recostarse en ella.
El president de la Generalitat, independentista, acosado por sus decisiones dialécticas, no sabe si citar a elecciones anticipadas o jugársela “con respeto a la ley” catalana para convocar a la consulta del 9 de noviembre próximo.
El consejero de Obras Públicas del gobierno de Jordi Pujol, el ex Molt Honorable, ni siquiera puede elegir entre dios y el diablo. Ninguno de los dos lo aceptaría porque los iluminados tienen una sola querencia: su ego.
El personaje no es tonto pero sí cínico y, aunque no lo parezca, está asustado. A medida que se acerca el momento de poner las urnas en las calles y locales de esa comunidad, le comienzan a temblar las piernas.
Recomienda a los catalanes lo que él intenta lograr con “fortaleza sicológica” para seguir adelante en un ambiente enrarecido.
Este señor fue el referente de don Artur para engrosar el equipo de templarios encargados de engañar a los catalanes de a pie.
Nadie discute el deseo legítimo de quienes creen que Cataluña puede ser un Estado fuera de España. Pero la mayoría no ha leído la letra pequeña. Si salen de Iberia se hundirá su economía y pocos serán los brazos que los rescaten y ayuden a sobrevivir.
Deuda insalvable
Basta un ejemplo: la deuda de la Generalitat es de 260 mil millones de euros y no habrá banco oficial, privado o internacional que la respalde. Y lo que es peor, con Mariano Rajoy, nacionalista a ultranza, conservador del poder único, neoliberal que gobierna un país que no es el nuestro, no irá a ninguna parte.
Ninguno de los dos habla del federalismo que sería la solución a las reclamaciones de ambos y que aceptaría el resto de los españoles.
¿Cambiar la constitución para lograrlo…? Ni por asomo. No está en sus agendas. Prometeo se aferra a unos principios universales que no tiene ni lo caracterizan. Mas busca llegar al día señalado con la mente puesta en las urnas que quizá no instale.
Ambos saben que su recorrido futuro es casi nulo. El jefe del gobierno nació agotado, sin discurso, reiterativo y engañoso. Está en plena campaña electoral con las municipales, autonómicas y generales dentro de un año. Muchos de sus miembros de élite están siendo investigados por fraude, lavado de dinero, trafico de influencias, cohecho, prevaricación y cobrar en dinero negro.
Sus barones, sobre todo en Valencia, Madrid y Baleares, involucrados en la trama Gürtel, felizmente presidida por Francisco Correa, están a expensas de éste.
Aún se mantienen en la cuerda floja el ex presidente valenciano Francisco Camps, Carlos Fabra, ex presidente de la Diputación de Castellón, el director del Canal Nou de televisión que cerró con pérdidas, y Juan Cotino, presidente de las Cortes de Valencia, quienes tendrán que responder ante el juez sobre la mala gestión de millones de euros que recibieron durante la visita del Papa Benedicto XVI a esa región.
En la celebración de las jornadas de la juventud, los encargados de organizar todo el ceremonial religioso se compaginaron para llenarse los bolsillos de dinero fraudulento mientras decenas de veces se arrodillaban ante el jefe de la iglesia vaticana.
Se burlaron aviesamente de los miles de muchachos que, fervientes católicos, ilusionados, ovacionaron a un Papa que después dimitiría para dejar paso a Francisco el Papa de la gente, de los pobres, de los perjudicados.
Pero, vuelta al soberanismo catalán, Mas volvió a aumentar el desconcierto con sus mentiras. Dijo que él no sabía nada de la fortuna que Pujol, líder moral de CiU, tenía en Suiza, “heredada de su padre”.
Por mucho que insiste Artur, la descomposición de la trama Pujol lo abarca todo. Pero para él es “un asunto que entra en la esfera privada, familiar y personal”.
Engaña otra vez el president (conste que me como la e final por respeto a los catalanes). Sabía mucho más y casi todo del embrollo de la famiglia. También estaban al tanto los políticos de todos los colores, los empresarios que se beneficiaron mediante el soborno y los directores de los medios de comunicación a su servicio.
Ahora lo niegan y se convierten en acusadores. Antes, mientras vivieron del embuste, adoraron a su jefe y maestro y le rindieron homenajes que avergüenzan.
Los paganos serán, como siempre, la gente ilusionada, honrada y sensible a la independencia, que cree en ella porque siente que su comunidad debe ser un país soberano.
Este es un sentimiento muy respetable pero lo manchan, lo embadurnan, lo tijeretean Artur y sus cómplices políticos.
Para más inri, valga escribir aquí un pequeño diálogo de la esposa de Jordi, Marta Ferrusola, con un reportero:
—Señora, ¿le parece bien que un andaluz presida la Generalitat? (se refería a José Montilla, que lo fue en la anterior legislatura) “Si tiene apellido español, no.” Respondió.
Así de contundente y soberbia es la señora, que además, reclama que: “los inmigrantes lo quieren todo con sus gritos y reclamaciones. Quieren más que uno, que nosotros. No está bien”.
La dama es copartícipe de una compañía con nombre Hidroplan que no es precisamente nombre catalán, cuya empresa obligaba a comercializar espacios florales en todos los edificios públicos que se construían con el beneplácito y la aquiescencia de los politiquillos que apapachaban a su marido.
¿Hasta dónde se atreverá la Generalitat?
Como éste es un sainete, cuyo principio nace defectuoso y el final no se ha escrito, hay que esperar otros tiempos para ver si se coloca a cada quien en su lugar.
La secesión de Cataluña es una aspiración de la juventud que considera, sin haberlo analizado antes, que desgajarse de España traerá inmediatamente el maná para todos.
Están equivocados. Cataluña es una de las comunidades más ricas y trabajadoras de España. Tiene su acento en España. Habla español, aunque muchas autoridades regionales se empeñen en prohibirlo, y siempre ha sido un baluarte y abanderada del progreso de España.
Ahora, abandonar la casa matriz para jugar en solitario ante una Unión Europea que apunta pocas transformaciones a juzgar por los nuevos dirigentes, que son los mismos en la Comisión Europea, en el Banco Central y en las asesorías políticas y económicas, será malo para todos.
No sólo malo, sino que la península recibirá (y en esto incluyo a Cataluña) un golpe más para refundirla en el agujero negro en que actualmente se encuentra y del que saldrá, inequívocamente, con el esfuerzo de las nuevas generaciones que traen un bagaje pletórico de libertad, imaginativo y creador.
Una encuesta realizada recientemente arroja datos poco consoladores para quienes desean hacer de la independencia un negocio espiritual, económico y político.
En un año se apuntaron a la manifestación de la Diada 70 mil personas, número inferior a las 300 mil que había el año pasado para formar la cadena humana.
Aún más, el problema de la trama Pujol ha sembrado el resquemor y la desconfianza entre aquellos que creían fielmente en la honradez del pensamiento y de acción de muchos de sus líderes hasta aquí intocables pero que tienen un pasado que quisieran borrar.
Los empresarios están reuniéndose con politólogos y juristas para concluir algún acuerdo que permita utilizar una tercera vía, el federalismo, con el fin de resolver el asunto de la separación.
Mas se aísla cada vez más. Aparece poco en público, mucho menos que en meses pasados y está pendiente de las 23 peticiones que le hizo al presidente del gobierno durante la reunión que tuvo con este hace poco.
Es él, creo yo, el más interesado, en su fuero interno, por encontrar un camino que le permita salvar los muebles y quedar como campeón en la pelea que propuso sin atenerse a las reglas establecidas y pasándose por alto la ley bajo la cuál se rigen todos los españoles.
La modificación de algunos artículos de la Constitución es necesaria, pero desde luego no deberían cambiarse los que señalan la obligatoriedad de que cualquier manifestación independentista debe someterse a la votación de los ciudadanos españoles.
Como están las cosas, se acerca el momento más peligroso. ¿Hasta qué punto está dispuesta la Generalitat a sacar las urnas a la calle? Porque el Tribunal Constitucional ya emitió su juicio y señaló que tampoco es legal ponerlas en esos lugares.
Los ideales de la gente han de respetarse pero no imponerse por encima de las normas que dicta nuestra Carta Magna.
Ojalá este mes de vacaciones sirva para que los implicados en el asunto recapaciten por el bien de todos.
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