La ciencia moderna nos dice que hay diez dimensiones espaciales en nuestra realidad, como concepto, un hueso muy duro de roer, se han escrito novelas de ciencia ficción y terror utilizando las dimensiones como recurso literario, y por allí hay una deliciosa serie de los 60’s del siglo pasado llamada “Dimensión desconocida”; el tema es extenso, requiere de muchas palabras complicadas y ya que es árido entrar en tecnicismos, haremos una descripción lo más simple posible (2D = 2a dimensión, así: 3D, 4D, etc.).
Dimensión es por donde puede haber movimiento; cada nueva dimensión estará siempre a 90° de la anterior y cada una de ellas implica nueva libertad para moverse; podemos ejemplificar el salto a una dimensión superior - de 2D a 3D – con algo que podemos ver: Imaginemos una hormiga caminando sobre una hoja de periódico extendida, un “mundo-papel” 2D, si lo doblamos por la mitad para crear un tubo 3D al unir los bordes, generamos una manera de que nuestra hormiga pase de un borde al otro, sin caminar toda su longitud, desapareciendo por “magia” en un borde y “reapareciendo transportada instantáneamente” en el otro. Para saltar doblamos el mundo 2D en la dimensión superior que es la tercera, no importa en qué dimensión estemos, doblarla en la superior, permite en la inferior el movimiento instantáneo de un punto distante a otro. El nombre científico para esto es “agujero de gusano”.
Primera dimensión: Es una línea que une dos puntos, un objeto unidimensional sólo tiene ancho, pero no largo ni profundidad, podemos movernos sobre esta línea en una dirección o en la otra (derecha-izquierda).
Segunda dimensión: Cruzamos la primera línea unidimensional con otra y tenemos un objeto bidimensional, lo cual representa un plano con anchura y largo, con libertad de movimiento derecha-izquierda, adelante-atrás y todas las intermedias.
Tercera dimensión: Vivimos en ella, a las dos líneas anteriores le atravesamos una perpendicular, y obtenemos el espacio 3D con ancho, largo y profundo. Cuarta dimensión: “Dimensión tiempo”, como todas tiene dos direcciones opuestas, pero las criaturas 3D, sólo la experimentamos en una dirección, porque estamos hechos de materia 3D y obtenemos nuestra energía de reacciones que se mueven en el tiempo en esa dirección, sin embargo la contraria es igual de válida, y por definición, la anti-materia se mueve hacia atrás en el tiempo respecto a nosotros. Nuestro cuerpo 4D sería como una larga y ondulante serpiente con el ser embrionario al principio y el ser fallecido al final, representando la duración. Al observarlo desde nuestra realidad 3D, un marco cuántico tras otro —como cuadros de una película antigua— sólo podemos ver las rebanadas que representan los momentos de los que está constituido nuestro serpenteante ser 4D, usando la cuarta dimensión para ir de la concepción a la muerte, una rebanada a la vez.
Quinta dimensión: Nuestro espacio de probabilidad, se relaciona con la teoría emitida en 1957 por Hugh Everett III, conocida como “la interpretación de los muchos mundos de la mecánica cuántica”. Estos mundos existen en ángulo recto respecto de nuestro espacio-tiempo, con versiones paralelas del universo (no observables) tan reales como la nuestra. Contiene todas las probabilidades que pueden ocurrir y ocurren en relación a nuestro universo conocido, con pocas variaciones.
Sexta dimensión: El espacio de fase definido como: “un espacio en el que todos los posibles estados de un sistema están representados, con cada cual correspondiendo a un punto único en dicho espacio”. Mientras observamos nuestra realidad, existe cero probabilidad de aparecer en otro mundo donde digamos… Michael Jackson sigue vivo, sin embargo, la interpretación de los muchos mundos dice que estas versiones si existen en nuestro universo de fase.
No podemos ir allí, pero en la sexta dimensión están contenidos todos los posibles eventos de nuestro universo, versiones donde no hemos nacido o ya hemos muerto, otras donde los Aztecas conquistaron Europa, donde los dinosaurios aún existen o donde éste sistema solar nunca se formó. No hay otro límite que las leyes físicas, esto se conoce como “Brana” en la teoría de cuerdas.
Séptima dimensión: De nuestra fase (Brana) 6D, parte a 90° la línea 7D que atraviesa todos los posibles universos (o Branas 7D paralelas) con sólo un valor físico distinto, por decir… la gravedad, con nuestro propio universo ubicado en algún punto de ella, los de mayor gravedad en una dirección y los de menor gravedad en la otra, esta línea llevaría a todo universo posible con gravedades diferentes.
Octava dimensión: Como en la 7D usamos la gravedad como ejemplo, trazamos la línea 8D a 90° a partir de ella, para ramificarnos hacia las posibilidades contenidas dentro de las Branas de fase 8D que representan nuevos universos con la misma gravedad, pero con los otros valores físicos cambiados (A saber: La fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte, el electromagnetismo, etc.). Lo mismo para cada universo 7D con más y menos gravedad, éste grado de libertad adicional 8D nos permite llegar a todo universo físico posible.
Novena dimensión: Para brincar en un instante de una Brana 8D a otra, doblamos la octava en la novena dimensión, ésta reside más allá de cualquier realidad física, es información pura, una espuma burbujeante de probabilidad que representa universos posibles o no, existiendo sólo como conceptos o patrones de selección, que podrían dar inicio a un universo como el nuestro o cualquier otro. Aquí nacen los universos.
Décima dimensión: Si queremos imaginar la décima dimensión y verla como una línea, que pasa por un “punto” 9D, tendríamos que imaginar otro “punto” diferente y entonces trazarla, pero no se puede, chocamos con un obstáculo inamovible para el momento en que hemos imaginado este último arreglo, ya que contiene todos los patrones concebibles de información: no queda donde ir. La teoría M dice que nuestra realidad está definida por diez dimensiones espaciales más el tiempo, y eso es de lo que hablamos en este punto, la décima dimensión sin el tiempo. Tan pronto como algo “trata” de ocurrir en 10D, es lanzado a la dimensión inferior. No es posible ir más allá de esta construcción última, este omniverso, este todo inalterable y atemporal, que lleva dentro nuestra realidad, y todas las demás por extrañas que parezcan.
Para saber más: Artículo basado en el trabajo de Rob Bryanton, amplia información seria del tema disponible en la red.
DR. HERNÁN EDRIAN CHAVARRÍA AGUILAR
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