EN ESTA OCASIÓN a los temas que cada año comentamos y que nos afectan a los comunicadores y periodistas mexicanos, como son la inseguridad endémica en México del ejercicio de esta profesión, se hace indispensable decir algo sobre la situación internacional a la que no podemos cerrar los ojos y esperar que se resuelva sola o que no nos afecte de manera significativa. No podemos, parafraseando a Tennesee Williams, sobrevivir más confiando en la buena voluntad de los extraños, o en este caso, los extranjeros.

La posibilidad de la llegada al poder de un gobierno fascista en los propios Estados Unidos en donde el precandidato Donald Trump nos ha seleccionado como blanco de una política de agresión y hasta exterminio, apoyada por un gran segmento de la población de ese país y sobre todo por su asociación de Trump con el Klu Klux Klan, así como sus amenazas del uso de la fuerza militar, hace necesario que el país refuerce ya no solo su viabilidad interna sino su capacidad de defensa y de replanteamiento de alianzas internacionales, sobre todo, en el ámbito del comercio y las finanzas. La política actual de sumisión y apaciguamiento claramente no le servirá al país si lo impensable llega a ocurrir.

Es papel de la prensa nacional alertar a la opinión pública y convencer a nuestros gobernantes de que es necesario prepararse para tal eventualidad. Esta tarea se agrega desde luego a las que ocupan hoy a los periodistas de cada medio informativo y cada lugar del país, que es informar al público receptor de la verdad de los problemas que nos han afectado los últimos decenios y que evidentemente no han sido enfrentados por todos los poderes y órdenes del gobierno del país.

Este año la calidad de los trabajos presentados al Certamen del Club de Periodistas muestra una evolución en la madurez de los comunicadores y en su convicción de que la verdad bien documentada e investigada y presentada al público receptor con toda la calidad que permiten las nuevas tecnologías logrará acercarnos a ese cambio que anhela la mayoría de la población y que reclama a una clase política que se hace cada vez más consciente de que hay que actuar contra la impunidad , la inacción y la rapiña. La prensa en México debe convertirse en esa escritura en el muro que informa a los gobernantes rapaces e ineptos que han sido medidos, pesados y han sido hallados en falta por el pueblo fatigado.

Es necesario revertir el silencio que el miedo a la agresión y la represalia de parte del poder y del delito organizado han acallado a muchos en demasiadas comunidades del país y esto sólo se puede lograr con el apoyo mutuo de los comunicadores y su contacto permanente unos con otros. Eso se intenta con este certamen y rompe una inercia que congela a la libertad de expresión.

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