EL EX PRESIDENTE Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) planteó como único camino a la modernidad el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá.
LA IZQUIERDA advirtió que esto provocaría una situación de mayor vulnerabilidad económica y cultural frente al exterior, nadie quiso escuchar. La maquinaria se había encendido, se desechó el discurso nacionalista, el legado de la Revolución Mexicana se convirtió en un estorbo, la oligarquía local unió su destino a la política norteamericana.
Han transcurrido 28 años y el país se encuentra sumido en una crisis económica y amenazado por el discurso nacionalista de Donald Trump precandidato del Partido Republicano. El gobierno federal y sus aliados pretenden frenarlo, lo comparan con Hitler y aseguran que es una amenaza para todo el continente. Los medios de comunicación estadounidenses toman nota de sus declaraciones pero sin darles mucho juego.
¿Socios de los Estados Unidos?
En este contexto vale la pena recordar, a principios de los ochenta, cuando llega al poder Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), los neoliberales mexicanos empezaron de manera sistemática con el desmantelamiento del Estado. Los presidentes Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo (1994-2000) apuntalaron lo realizado por su antecesor. La población en su desesperación y ante la falta de alternativas, compró el discurso de que podríamos ser socios de los Estados Unidos. Además la izquierda resultó incapaz sus peleas internas los fueron debilitado.
Como parte de los convenios comerciales con los Estados Unidos era necesario maquillar la dictadura priista, en 1997 dejaron de ser mayoría en el Congreso de la Unión, tres años después ganó el panista Vicente Fox Quezada (2000-2006). Los neoliberales creyeron que había llegado el momento de alinearse a los intereses de la política exterior de Washington. Se rompieron lazos de amistad con Cuba y se dio un enfrentamiento abierto con Venezuela. El mandatario Felipe Calderón (2006-2012) profundizó más las diferencias con América Latina e inició una guerra contra el crimen organizado pero nunca pudo frenar el tráfico de armas que venia del otro lado del Río Bravo.
Desplome petrolero
Actualmente el gobierno federal ha recuperado un poco el prestigio de la política exterior aunque no han logrado la brillantez que se tuvo en las década de los 60 y 70. El tricolor ha apostado a una apertura casi total en áreas estratégicas, pero nunca imaginaron que el precio del petróleo se desplomaría.
En Los Pinos ven con preocupación el avance del nacionalismo de los estadounidenses blancos que apoyan a Donald Trump. Con un discurso demagógico el empresario norteamericano ha amenazado con deportar a millones de compatriotas y obligarnos a construir un muro fronterizo. Sus palabras racistas encuentran eco en una economía que no crece a la velocidad que ellos desean. Resulta lógico que en épocas de crisis los migrantes y los grupos vulnerables sean los chivos expiatorios.
Siendo realistas vale la pena preguntarse un par de cosas: ¿Qué tanto puede influir la derecha mexicana para que los demócratas ganen la Casa Blanca? ¿En caso de salir vencedor Donald Trump y continúe su maltrato al gobierno mexicano, qué tanto influirá en el resultado electoral del 2018? Si este fanático gana a nosotros solo nos tocará ponernos serios y voltear a América Latina para intentar formar un bloque que nos permita negociar en igualdad de condiciones.
Los neoliberales mexicanos que fueron educados en el extranjero nunca vislumbraron que podría surgir un liderazgo como el de Donald Trump quien por cierto nos ha dicho una verdad, su país y el nuestro son enemigos.
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