EL ORO ES UNO DE LOS MÁS FASCINANTES METALES ESCASOS. A lo largo de toda la historia se le ha dado un valor especial, a veces sagrado o espiritual: desde que hace 6.000 años las tumbas de los faraones egipcios se llenaban con oro para acompañar a los muertos en su viaje.
EN ÉPOCAS de crisis financieras mundiales como en la década de 1930, el oro es el preferido de los bancos centrales y de los ciudadanos ordinarios como reserva de valor, cuando el papel moneda lo pierde. Nos estamos acercando a otro de esos momentos en que la deuda acumulada del sistema del dólar está sobrepasando el valor del papel moneda en dólares. En este sentido es muy significativo es que los bancos centrales estén comprando todo el oro que pueden conseguir.
El dólar hoy ya no está respaldado por el oro. Es así desde que en agosto de 1971 Nixon, de forma unilateral, abrogó en el Tratado de Bretton Woods de 1944 y sacó al dólar de su obligatorio respaldo en oro para que flotara de forma libre. Lo hizo ante la insistencia del entonces subsecretario del Tesoro Paul Volcker y del patrón de Volcker, David Rockefeller, en el Chase Manhattan Bank. Nixon adoptó esta medida desesperada debido a que las reservas de oro de la Reserva Federal estaban desapareciendo, a medida que Francia, Alemania y otros socios comerciales de los Estados Unidos pedían oro a cambio de sus dólares acumulados durante el comercio, como estaba permitido bajo las normas de Bretton Woods.
Desde 1971, sin el respaldo del oro que, aparte de la ficción cuidadosamente mantenida por la Reserva Federal de que aún tiene los mayores stocks de oro en sus profundas bóvedas, que la FED evalúa en más de 8.000 toneladas, los dólares fiduciarios en circulación se han expandido sin límite. Esta es la fuente de la Gran Inflación experimentada en el mundo durante los pasados 45 años, en que los dólares en circulación han tenido una expansión exponencial de un 2.500% desde 1970. La confianza en la posesión de dólares, que aún es la principal divisa de reserva mundial, se ha mantenido por Washington mediante varios trucos y engaños.
Después de la crisis del petróleo de octubre de 1973, el secretario de Estado Henry Kissinger habló de un “petrodólar”. El valor del dólar estaba respaldado no por el oro, sino por el petróleo. El precio de éste fue manipulado por Kissinger y otros en 1973, como detallo en mi libro “Dioses del dinero”, consiguiendo un incremento de un 400% en cuestión de meses, y obligando a Alemania, a Francia, a Latinoamérica y a gran parte del mundo a comprar dólares. Washington se aseguró también en 1975, cuando Alemania, Japón y otras naciones intentaron comprar petróleo de la OPEP en sus propias divisas, que Arabia Saudí y los países de la OPEP solamente aceptarían dólares a cambio de su oro negro, el petróleo.
Desde septiembre de 2014 el precio mundial en dólares del petróleo se ha hundido. Ha ido desde los 103 dólares barril hasta acercarse hoy a los 30 dólares. Es un hundimiento de un 70% en la demanda de dólares para la principal mercancía mundial que se valora en dólares.
En este contexto político y financiero, los bancos centrales de Rusia y China están comprando oro para sus reservas a un ritmo frenético. No solo esto, sino que el Banco Popular de China anunció recientemente que abandona su sujeción al dólar y que diversificará una bolsa de divisas encabezada por el euro. Sin embargo, los movimientos de China y de Rusia hacia el oro son mucho más estratégicos.
Rusia compra mucho oro
Mientras todos los ojos están puestos en el precio del petróleo y en la tasa de cambio rublo/dólar, el Banco Central de Rusia ha estado comprando silenciosamente altas cantidades de oro durante el último año. En enero de 2016, los últimos datos disponibles, el Banco Central de Rusia compró de nuevo 22 toneladas de oro, alrededor de 800 millones dólares al cambio actual, y esto entre las sanciones financieras de Estados Unidos y la Unión Europea y bajos precios de petróleo. Era el undécimo mes consecutivo que compraba grandes volúmenes de oro. En 2015 Rusia añadió 208 toneladas de oro a sus reservas, en comparación con las 172 toneladas que compró en 2014. Rusia tiene ahora 1.437 toneladas de oro en sus reservas, la sexta mayor del mundo según el Consejo Mundial del Oro de Londres. Sólo Estados Unidos, Alemania, Italia Francia y China tienen un mayor número de toneladas en sus reservas de oro.
Cabe destacar también que el Banco Central ruso ha vendido sus tenencias de deuda del Tesoro estadounidense para comprar el oro, desdolarizándose de facto, un movimiento sensible en tanto que el dólar está en guerra de divisas contra el rublo. En diciembre de 2015, Rusia mantenía 92.000 millones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos, contra 132.000 millones en enero de 2014.
Más significativamente, después de que la gobernadora del Banco Central ruso, Elvira Nabiullina, declaró en mayo de 2015 que no veían ninguna necesidad de comprar toda la producción nacional de oro al poder satisfacer fácilmente sus necesidades en el mercado abierto internacional, algo que disminuiría las reservas de rublos, se ha dado un aparente giro de 180º. El Banco central de Rusia está comprando ahora toda la producción doméstica de oro. Sólo cuando los objetivos mensuales están cumplidos proceden a importar. Nabiullina afirmó recientemente que “creemos que es necesario en términos de un colchón financiero para el Estado ante incertidumbres externas”.
Es muy significativo porque Rusia, cuyas reservas de oro del Banco Central fueron robadas durante la época del Yeltsin a principios de la década de 1990, ha crecido hasta convertirse en la segunda potencia extractora después de China. Es un apoyo fundamental a su industria minera aurífera y al rublo.
China y Kazajstán también
Sólo unas cantidades ligeramente menores de oro ha comprado China en los últimos meses, y lo mismo está realizando Kazajstán. En los últimos 40 meses, Kazajstán ha estado aumentado sus reservas de oro. Kazajstán es miembro de la Unión Económica Euroasiática, junto a Rusia, Bielorrusia, Armenia y Kirguizistán. Bielorrusia también ha incrementado sus reservas de lingotes.
China compró otras 17 toneladas de oro en enero y comprará un total de 215 toneladas este año, aproximadamente igual que Rusia.
De agosto a enero de 2016 China añadió 101 toneladas de oro a sus reservas. Las compras anuales de más de 200 toneladas por el Banco Popular de China superarían las tenencias totales de oro de todos los países del mundo, exceptuando 20 de ellos según el Consejo Mundial del Oro. Sus reservas han crecido un 57% desde 2009, según datos revelados en julio de 2015.
Los analistas de mercados creen incluso que esta cantidad de oro está siendo políticamente disminuida para que no se disparen las alarmas demasiado fuerte en Washington y Londres.
Kirguizistán, Rusia y China son también miembros de la Organización para la Cooperación de Shangai. Estos países euroasiáticos forman parte también del gigantesco proyecto chino “Un cinturón, un camino” que a veces se denomina la Nueva Ruta de la Seda Económica, un proyecto para tejer toda Eurasia con redes de ferrocarriles de alta velocidad y desarrollar nuevos y grandes puertos grandes a fin de cambiar el mapa económica euroasiático. El año pasado China anunció que estaba diseñando las líneas ferroviarias de la Ruta de la Seda para permitir a las reservas de oro rusas y de Asia central, ahora carentes de infraestructura para desarrollo, llegar a ser económicamente atractivas para estos países.
Tan buenas como el oro
Las divisas de Rusia, China y los países euroasiáticos se están moviendo para llegar a ser “tan buenas como el oro”, un término que se aplicaba al dólar estadounidense hace seis décadas.
El hecho de que Rusia también tiene un extremadamente bajo índice deuda/Producto Interior Bruto, un 18% comparado con el 103% de los Estados Unidos EUU, el 94% de los países de la zona euro de la UE y el más de 200% de Japón es un hecho que las agencias occidentales de calificación comprometidas en la guerra financiera del Tesoro estadounidense contra la Federación Rusa ignoran convenientemente. Rusia tiene una economía mucho más saludable que la mayoría de los países occidentales, que declaran que Rusia es un Estado fallido.
* F. William Engdahl es consultor de riesgo estratégico y conferenciante, es licenciado en Políticas por la Universidad de Princeton. Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés.
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