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Edición 349
Escrito por Dr. Hernán Edrián Chavarría Aguilar   
Domingo, 04 de Septiembre de 2016 17:06

SEG 1

 

Todos hemos soñado con ellas cuando niños.


Algunos lo seguimos haciendo de adultos.

 

Las Naves espaciales en la ciencia ficción son un sueño añejo, podemos decir que la primera fue planteada por Julio Verne en su clásico “De la Tierra a la Luna”, de allí parten otras interacciones como las naves de “Flash Gordon”, multitud de cohetes a Marte, la Luna y hasta un arca para evacuar algunos terrícolas afortunados en un cataclismo planetario, en Cuando los mundos chocan, todo en SEG 2películas clase B, y por supuesto la inolvidable Discovery de “2001 odisea del espacio”, pero no estaban entre mis obsesiones infantiles porque las conocí después; de primera mano a mí me tocaron las de la televisión de los 60’y 70’s, desde las que representaban carritos voladores con capacidad interplanetaria como en “Los Supersónicos”, hasta naves de vodevil como el Júpiter 2 de “Perdidos en el espacio”, pasando por otras como el Enterprise de “Viaje a las estrellas” y más tarde las naves representadas en “UFO”, “La guerra de las galaxias”, “Galáctica astronave de combate”, “Odisea 1999”, etc.

Pero también tuve el privilegio de presenciar vía TV la llegada del hombre a la luna y tras esto, estaban las no menos interesantes naves reales y toda su historia: la carrera espacial Ruso-Norteamericana, el Sputnik, Yuri Gagarin, las Soyus, los programas: Mercury y Apollo, y más tarde el Sky Lab, la estación espacial MIR, el transbordador espacial con sus dos grandes tragedias, el telescopio SEG 3Hubble y la actual estación espacial internacional con sus experimentos científicos que podrían cambiar la historia…

Pasó el 2015 y para nuestro desencanto, los carros voladores —y las patinetas anti gravedad--- aún son fantasía, las naves espaciales de hoy son cascarones de huevo sobre un motor a reacción, frágiles e inseguras, con todo y los adelantos, hay que ser MUY valiente tan sólo para volar en ellas… Nada de poderosos cruceros interplanetarios.

Para el verdadero viaje espacial aún hay muchas restricciones, amén de que el mero hecho de poder escapar de la gravedad terrestre no es poca cosa, el ambiente en el espacio es por completo hostil al ser humano, altísima radiación, temperaturas extremas de más de 200°celcius sobre cero donde ilumina el sol, contra menos de 100°celcius bajo cero en la sombra inmediata, y en un vacío casi total, se requiere el uso forzoso de un traje espacial para protegerse, constituyéndolo en una mini-nave espacial ceñida al cuerpo, que resulta estorboso y dificulta moverse, aunque ya se trabaja en trajes flexibles y menos voluminosos, recordar la cinta Gravity.

Lo más lejos que una nave espacial tripulada por humanos ha llegado hasta el día de hoy, es la órbita lejana de la luna, y aunque a Matt Damon lo rescataron de Marte (en la cinta The Martian), en la realidad algo como eso aún está por lo menos a una década en el futuro.

 

SEG 4



Recordando el Seaview, de la serie sesentera “Viaje al fondo del mar” que seguro era pariente del Tardis del “Dr Who” porque era más grande por dentro, si alguna vez llegaran a existir cruceros espaciales, (suponiendo que se resolviera el asuntillo ese de la propulsión eficiente y barata para vencer la gravedad, y velocidades suficientes para hacer práctico el vuelo interplanetario), lo más probable es que se parecieran mucho a los submarinos nucleares de la actualidad, que aunque modernos y más amplios que los de la segunda guerra mundial o los de la guerra fría, aún son estrechos y la vida adentro no es tan cómoda como pudiera desearse, hacinada y sin privacidad real —ni siquiera para los oficiales de más alto rango—, sin embargo es tecnología que se adaptaría muy bien al espacio, cambiando un poco la ingeniería para que contuvieran el aire en vez de resistir al agua (los submarinos modernos crean aire y agua SEG 5potable a partir del agua de mar), el sonar por diferentes tipos de radar y telescopios, reservas apropiadas de agua y aire con un buen sistema para reciclar todo (aquí es donde la cosa se pone fea, porque al decir todo eso abarca las excreciones corporales y algún sistema de cultivo de alimento relacionado).

La ciencia ficción solucionó esto con motores de fusión de hidrógeno o de antimateria, con grandes excedentes de energía que, junto con la tecnología —también de ficción— del transportador, harían posible pensar en el replicador de “Viaje a las estrellas”, el cual a partir de energía puede crear cualquier cosa necesaria desde elementos básicos y repuestos, hasta comida; a falta de esto, la investigación actual propone “imprimir” la comida y de modo literal hacer crecer la carne en un reactor a partir de una muestra de tejido animal, cosa que ya se está haciendo, pero que es de un costo prohibitivo, carne de hamburguesa tan cara que da lástima tener que comerla.

Hoy por hoy, las propuestas más razonables para el viaje interestelar contemplan una de dos opciones: Primera: Alguna manera de congelar o detener el metabolismo de los tripulantes, para que permanezcan “suspendidos” o en “estasis” y no pierdan años de vida en el mero viaje, hay estudios serios sobre animales capaces de permanecer congelados por meses y revivir como si nada cuando la temperatura sube. Segunda: Enormes naves generacionales con cientos o miles de viajeros, que harían sus vidas en ellas y procrearían hijos, nietos y bisnietos que serían los que al final llegarían al destino.

SEG 6Para la literatura y el cine todos estos problemas han sido solucionados desde hace mucho, el Millenium Falcon escapa de la gravedad de Tatooine como si nada, y acto seguido maniobrando como un caza se escabulle de un enorme destructor estelar - de kilómetro y medio de largo -, para luego rebasar la velocidad de la luz con sólo empujar una palanca; en otras naves la comida proviene de inmensos domos con cultivos hidropónicos casi mágicos o de los aún más esotéricos replicadores en el USS Enterprise D, y si es necesario hibernar existen eficientes cámaras de estasis que pueden conservar a Ellen Rypley durmiendo por 54 años con pesadillas de Alien’s, junto a su gato jonesy.

Ciencia ficción, pero como dicen, si se puede soñar, se puede realizar (algún día).
Así que Warp dos teniente Sulu… hacia la segunda estrella a la derecha, volaremos al mañana...



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