Reformas y modelos educativos van, manifestaciones de maestros vienen, y entre lo que se habla está la alimentación, arguyendo - con razón - que un menor no va a aprender con el estómago vacío, que en lugar de estar atento y sumar dos más dos, va a alucinar una suculenta torta de jamón o unos taquitos de guisado. Y comerá frituras con chile… hasta el recreo. Antojos aparte, otros temas acerca de la salud en la escuela no se mencionan o muy poco:
El pie plano: Prevenible y corregible hasta los ocho años, en México tiene una valoración muy pobre junto con los demás defectos posturales, es un negocio para plantilleros empíricos, podólogos, ortesistas o traumatólogos/ortopedistas, quienes lo valoran mal sin corregirlo, debe ser manejado por Medicina Física y Rehabilitación; más del 90% de los niños hoy día tienen los pies planos por el uso prematuro de calzado, lo cual duplica el desgaste de las articulaciones, llevando en la edad adulta a artropatía degenerativa de rodillas.
Mochila: Quizá por caros, en las primarias mexicanas no se asignan lockers a los alumnos, haciéndoles cargar a diario de ida y vuelta una pesada pila de libros/libretas, muchos años atrás, lo usual era la mochila de mano, a veces con correa para cargarla mejor al hombro, después se pasó al portafolio y más tarde a la mochila de espalda (back pack). Ninguna de estas opciones es buena, si se desea cuidar la postura/columna vertebral del menor y se requiere que cargue un cerro de papel, lo ideal es una mochila o maleta con ruedas.
Deporte: Desde el punto de vista médico, el fútbol y en general todos los mal llamados deportes de pelota se consideran actividades profesionales de alto riesgo, cuya práctica es peligrosa y debe dejársele a quien lucra con ella, ya que condiciona accidentes que con mucha frecuencia dejan secuelas permanentes, deben verse como mero espectáculo y no como práctica saludable; por desgracia a los niños en México, se les expone desde pequeños a una intensiva contaminación pelotera y le dedican mucho de su tiempo libre.
Sentado: En mi época de primaria y secundaria, debíamos sentarnos “derechitos”, pobre del que no. Hoy en cualquier salón, aparte de la anarquía general que impera, los niños o jóvenes parecen estar “derretidos” o “desparramados” en las bancas, en posturas que a veces se antojan increíbles, con las columnas vertebrales en forma de “C”, “S” o de plano en garabato… Y nadie les dice algo porque es políticamente incorrecto coartar la “libre expresión” del menor (no se vaya a traumar) aún a costa de su salud postural.
El pupitre: Muy de la mano con el punto anterior, todos los pupitres o mesa-bancos adolecen de problemas, que con el uso prolongado causan molestias o daño postural, lo ideal para el trabajo escolar es una mesa y una silla de altura apropiada a la estatura del menor, esto por supuesto es difícil dado que todos los niños son distintos, y requeriría de sillas y mesas con patas extensibles-retráctiles, que permitieran ajustarlas a la altura necesaria para cada pequeño.
Siesta: En lugar del consabido “recreo o receso”, una buena siesta de 20-30 min en niños menores de 12 años mejoraría en extremo el rendimiento escolar. El deporte es aparte.
La tarea: No es bueno hacer la tarea en cualquier lugar, la cama, el suelo o la mesa de centro de la sala… debe ser en una mesa o escritorio con su silla, del tamaño apropiado, y con buena iluminación. Las malas posturas de algunos niños frente a la computadora también son increíbles, sin hablar de ojo seco y dolor cervical que provoca mucho rato de pantalla.
Dormir: La cama debe ser de colchón duro y con una almohada baja, recordando que el cuerpo humano está hecho para la naturaleza en la que no hay camas ni cojines; además como es vox pópuli, ocho horas de sueño mínimo. Las camas de hoy parecen hamacas de tan suaves, con múltiples almohadas gigantes y los niños a veces se acuestan de madrugada por la TV o videojuegos y claro, no rinden en la escuela al día siguiente. No hay control. Cada punto es más extenso y hay muchos otros, pero no alcanza el espacio para abarcarlo todo; sirva pues como un recordatorio de que hay dentro de la educación en México situaciones importantes de salud, a las que no se les está haciendo caso.
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