¿Busca EE.UU. secar las fuentes energéticas de China?
Por: Germán Gorraiz López
RUSIA Y CHINA SELLARON UN ESTRATOSFÉRICO CONTRATO PETROLERO que se convierte en uno de los mayores de la historia de la industria energética por el que la empresa rusa Rosneft, (la mayor petrolera del país),
SUMINISTRARÁ PETROLEO al gigante asiático durante 25 años por valor de 270.000 millones de dólares (unos 205.000 millones de euros) lo que aunado con el mega contrato gasístico firmado por la rusa Gazprom y la china CNPC por el que Rusia suministrará al país asiático 38.000 millones de metros cúbicos de gas natural por un monto aproximado de 400.000 millones de dólares y con una vigencia de 30 años a través del gaseoducto Sila Sibiri (La Fuerza de Siberia), sentaría las bases económicas de la Unión Euro-Asiática que inició su singladura el 1 de enero del 2015 como alternativa económica y militar al proyecto de Obama de crear una Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), pieza central de EE.UU. en su política de reafirmación del poder económico y militar en la región del Pacífico, aunado con una posible ofensiva ruso-china junto con los demás países BRICS para cambiar de patrón monetario mundial y sustituir el papel del dólar como moneda de referencia.
Las fuentes energéticas de China
China, por su parte, habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua (Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado entre Tailandia y Birmania para sortear el estrecho de Malaca, convertido “de facto” en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas e inauguró en el 2010 el gasoducto que une a China con Turkmenistán y que rodea a Rusia para evitar su total ruso dependencia energética al tiempo que diversifica sus compras. Además, China estaría construyendo una extensa red portuaria, que incluiría puertos, bases y estaciones de observación en Sri Lanka, Bangladesh y Birmania y del que sería paradigma, el puerto estratégico en Pakistán, Gwadar, (la “garganta” del Golfo Pérsico), a 72 kilómetros de la frontera con Irán y a unos 400 kilómetros del más importante corredor de transporte de petróleo y muy cerca del estratégico estrecho de Ormuz. El puerto fue construido y financiado por China y es operado por la empresa estatal China Overseas Port Holding Company (COPHC), pues la región circundante al puerto de Gwadar, contiene dos tercios de las reservas mundiales de petróleo y por allí pasa el 30 por ciento del petróleo del mundo y el 80 por ciento del que recibe China y está en la ruta más corta hacia Asia (Ruta de la Seda).
Además, México apuesta por duplicar sus exportaciones de petróleo hacia China y aumentar los embarques hacia la India en el 2016 y la petrolera estatal venezolana Pdvsa intenta redireccionar sus exportaciones hacia China e India para suplir la drástica reducción de ventas de crudo a EE.UU. Así, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EE.UU., por lo que tras el golpe de mano del Ejército en Tailandia, asistiremos a sendos golpes de mano de la CIA en Venezuela y Nicaragua para defenestrar a Maduro y Ortega con el objetivo inequívoco de secar las fuentes energéticas de China, hecho que implicará el triunfo de las tesis de Brzezinski sobre la doctrina del G-2 de Kissinger.
La “doctrina Kissinger” abogaba por la implementación del G-2 (EE.UU. y China) como árbitros mundiales. Así, en un artículo publicado por el New York Times, titulado “La ocasión para un nuevo orden mundial”, Kissinger considera ya a China una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados Unidos y China sobre la base del concepto de destino común, (siguiendo el modelo de la relación trasatlántica tras la segunda guerra mundial), con lo que asistiríamos a la entronización de la Ruta Pacífica (América-Asia) como primer eje comercial mundial en detrimento de la Ruta atlántica (América-Europa). Sin embargo, el objetivo inequívoco de EE.UU. sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán) más Uzbekistán y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Cachemira y Xinjiang como escenarios para sus operaciones desestabilizadoras.
Hacia la balcanización de Pakistán
AUNQUE LOS TALIBANES han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de Afganistán, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibanes), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán. Así, según un.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con Al-Qaida) y habría sido uno de los principales comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán.
Por su parte, el actual presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain habría sido acusado por EE.UU. de “tibieza en la lucha contra Al Qaeda para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales”, lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento a China hacen predecir un incierto futuro para él, por lo que no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización de Paquistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre un Paquistán aliado de China y una India apoyada por Rusia, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.
El cóctel explosivo de Cachemira
Cachemira sería el paradigma perfecto de la implementación de la teoría brzezinskiniana del “caos constructivo” en la región, concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Iraq y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán, Cachemira y Anatolia (Asia Menor).
Así, según Fundación Solidaritat UB, Cachemira se habría convertido “en un cóctel explosivo” al aunar ingredientes tan inestables como el contencioso religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la guinda de los independentistas cachemires apoyados por ex-combatientes yihadistas de Sudán, Paquistán y Afganistán, tradicionalmente oprimidos por un Ejército Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en Cachemira (un soldado por cada 10 habitantes).
Cachemira ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e India que la han reclamado como suya desde la independencia de los dos Estados en 1947 (los británicos prefirieron la integración de Cachemira en la India porque les ofrecía más garantías que Pakistán para salvaguardar la frontera norte de posibles ataques soviéticos o chinos), pues la región es un punto estratégico para el control de los ríos y de los pasos fronterizos además de suponer un símbolo para la construcción de las identidades nacionales de cada Estado.
Por otra parte, en 1962 estalló un enfrentamiento entre India y China por el desacuerdo chino con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon), tras el cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como suyos), por lo que la India mantiene desde hace años una carrera armamentística con su rival y vecino Pakistán, con el objetivo inequívoco de prepararse para un nuevo enfrentamiento armado.
Así, India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V que puede transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000 kilómetros mientras Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV, desarrollado con la ayuda de China y capaz de transportar una ojiva nuclear y alcanzar los 900 kilómetros, con lo que en el supuesto de un nuevo enfrentamiento armado asistiríamos al primer pulso militar Rusia-China en forma de colisión nuclear restringida al aérea geográfica indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión del “caos constructivo” al territorio chino, pues el objetivo final de EE.UU. sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), (fundada en 2001 por Los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán) más Uzbekistán) y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Xinjiang como escenario para sus operaciones desestabilizadoras.
El Turquestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e islámicas que les situarían muy próximos a sus parientes de Asia central y Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en lograr la balcanización de China y su confrontación con el islam (cerca de 1.500 millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total ruso dependencia energética china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense.
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