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Edición 364
Escrito por Eduardo Roldán   
Jueves, 02 de Noviembre de 2017 13:51

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¿Por qué Corea del Sur es importante para EE.UU.?

Eduardo Roldán*

PARA EE.UU. LA IMPORTANCIA DE COREA DEL SUR es geopolítica y geoeconómica. A partir de la división de la península coreana en dos Estados (Corea del Sur y Corea del Norte) y la instauración en cada uno de ellos de regímenes político- económicos antagónicos, cada país estableció esquemas de seguridad estratégicos con sus aliados naturales, fincados en visiones geopolíticas y geoeconómicas distintas.

EL CRECIMIENTO económico sin precedentes de Corea del Sur desde los años sesenta y el surgimiento de los grandes conglomerados industriales denominados “chaebol” que paulatinamente desplazaron los intereses económicos estadounidenses en la zona, junto con la disminución temporal de la presencia militar estadounidense permitieron a las dos Coreas iniciar un proceso de acercamiento “entre coreanos”, sin la participación activa de los estadounidenses o de otras potencias con intereses regionales. La unificación y la paz se afirmarían con un dominio preponderante de Corea del Sur.

 El comercio internacional de corea del sur representa 90% de su producto interno bruto (pib).

        En esa a tesitura, el 13 de diciembre de 1991, se firmó entre el Sur y el Norte el Acuerdo para la Reconciliación, no Agresión, Intercambio y Cooperación. Sin duda, el paso más importante para dar término a las hostilidades iniciadas desde su división en 1945.

Este sirvió como marco global para construir una nueva relación de cooperación; al igual que la Declaración Conjunta para la Eliminación de Armamentos nucleares de la Península Coreana, y la creación del Acuerdo para la Formación de Subcomités (políticos, militares y de intercambio) para las pláticas de alto nivel entre el sur y el norte. Consecuentemente EE.UU, en 1994, firmó con Corea del Norte el acuerdo de desnuclearización y marginó del mismo a Corea del Sur. Mismo que con la llegada al poder del presidente George Bush hijo en el año 2000, y su política del Eje del mal donde incluyó a Corea del Norte, desconoció dicho acuerdo y se generó la nueva escalada nuclear norcoreana.

Temor a la unidad

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Muchos países de la región le temen a una Corea unificada no sólo por razones históricas, sino también por razones económicas como nos lo plantea el estudio de prospectiva realizado por el Instituto de Investigación Hyundai. “Una Corea unificada superaría el PIB de Alemania y Reino Unido en 2040 para convertirse en la octava economía mundial, por encima incluso de Japón, en el año 2050 con un PIB de 6.5 billones de dólares. En cuanto al PIB per cápita, el Instituto de Investigación de Hyundai “vaticina un ascenso desde 22,000 dólares durante el primer año tras la unificación hasta 66,000 en 2040 y 86,000 en el año 2050”.

Por ello, Estados Unidos ha mantenido su presencia militar en esta región para proteger sus intereses económicos y políticos, considerando la importancia estratégica de la península coreana. De ahí su reticencia a dejar actuar solas a las dos Coreas. Como lo he reiterado en diferentes estudios y conferencias, “EE.UU. se ha valido de las crisis económica-financieras en Corea del Sur en 1997, del impasse en el diálogo intercoreano, de las presiones sobre Corea del Sur, y de una hábil estrategia diplomática para hacer parcialmente a un lado a Corea del Sur y poner de frente como su interlocutor directo a Corea del Norte, pero en los propios términos estadounidenses. Y al mismo tiempo poner como pretexto la contención de Corea del Norte para en su estrategia limitar y cercar a China en su ascenso al rango de primera potencia mundial”.  

Corea del Sur ante las limitaciones de la política bilateral recurrió a la diplomacia multilateral con el propósito de impulsar políticas coordinadas. Así se acercó a Japón, EE.UU., Rusia y China, para que por su intermediación se ejerciera mayor presión hacia Corea del Norte respecto a la cuestión nuclear. En el mismo sentido, se acercó a los foros internacionales como la ONU en general y la OIEA en particular, con el fin de obtener mayor presión a nivel internacional sobre Corea del Norte y obligarla a sentarse a la mesa de negociaciones. Mismas que se desarrollaron desde 2003 al 2008, pero debido al estancamiento de ellas quedaron en el olvido.

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No obstante, ante la situación reciente y desafíos de Coreal del Norte y su sexta prueba nuclear, de acuerdo con información publicada por la agencia surcoreana Yohap, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, ha pedido el apoyo de la oposición partidista a los esfuerzos del gobierno para controlar a la provocadora Corea del Norte, renovando su llamamiento de medidas conjuntas para manejar las preocupaciones de seguridad a las que se enfrenta Corea del Sur y así discutir los esfuerzos conjuntos con los EE.UU para tratar con el Norte. Además, Moon propuso la creación de un órgano consultivo permanente compuesto por representantes del partido gobernante y de la oposición, para facilitar discusiones y esfuerzos conjuntos en temas de seguridad. 

Dos importancias

Simultáneamente la ministra de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, ha mantenido 142reuniones de alto nivel con las estructuras gubernamentales de EE.UU. para fortalecer la alianza (entre Corea del Sur y EE. UU.) que es fundamental para ambos países y así estar sincronizados, cooperativos y enfocados en la actual coyuntura. En pocas palabras para EE.UU. la importancia de Corea del Sur es geopolítica y geoeconómica.

En ese entorno hemos visto una gran escalada de tensiones recientes entre EE.UU. y Corea del Norte. Como se sabe, desde el 2006 hasta hoy, Corea del Norte ha probado seis bombas nucleares y lanzado múltiples cohetes a manera de ensayo. Donald Trump se ha expresado, a base de amenazas directas o indirectas para poner fin a la carrera armamentista y nuclear de Corea del Norte. Trump ha afirmado en varias ocasiones que “solo hay una cosa que funcionará” y que se estaba en “la calma antes de la tormenta” insinuando la opción militar. Incluso en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre del 2017, expresó abiertamente que arrasaría a Corea del Norte.

¿Estará pensando en lo que dijo en el programa Meet the Press de la cadena NBC en 1999? La entrevista la reprodujo recientemente la agencia Actualidad y Sputnik News. En dicha ocasión Trump señaló que Corea del Norte “era gobernado por una especie de chiflados que estaban desarrollando armas nucleares". Y según él, "no lo hacen porque se divierten haciéndolo, lo están haciendo por una razón". Indicó que él “negociaría como un loco y que ¿no sería bueno sentarse, realmente a negociar y hacer todo lo posible? Y si esa negociación no funcionara, sería mejor resolver el problema ahora antes que resolverlo más tarde". Al respecto Trump precisó en dicha entrevista que no quería que EE.UU. utilizara armas nucleares, sino que atacara las áreas donde Corea del Norte estaba desarrollando misiles nucleares.

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Un escenario plausible pudiera ser, como lo plantea el analista Xavier Fontdegloria en el diario El País, señalando que “un misil lanzado desde la frontera tardaría apenas 45 segundos en llegar a Seúl”. Y señala que “a falta de saber si Kim Jong-un autorizara esa operación, los expertos ven muy remota la posibilidad de un conflicto armado. Un supuesto ataque preventivo a las instalaciones nucleares de Pyongyang difícilmente podría acabar con todas ellas de una vez, y es muy probable que tras una acción de tal calibre Corea del Norte liberara parte de su artillería hacia Corea del Sur o Japón”. Además, un misil lanzado desde la frontera norcoreana tardaría 45 segundos en llegar a Seúl.

Pero para no descartar ningún escenario se podría tener en cuenta lo que plantea, en una entrevista a la agencia de noticias Actualidad y Sputnik News, el analista ruso Dimitri Verjotúrov, cuando dice que “la guerra comenzaría por parte de EE.UU. con un ataque hipersónico con armas de precisión a las instalaciones militares clave, norcoreanas.

También se podrían usar bombas capaces de destruir búnkeres de hormigón.

La Fuerza Aérea de EE.UU. tiene la bomba BLU-113, empleada en Irak, o el misil hipersónico X-51A Waverider, probado en 2013”. El experto cree que EE.UU. “podría apostar por misiles hipersónicos y, en general, poner a prueba la última estrategia militar de Estados Unidos, el Prompt Global Strike, que hace posible un golpe en cualquier parte del mundo 60 minutos después de haber tomado la decisión correspondiente”. EE.UU. también podría utilizar aeronaves no tripuladas, desplegar bombarderos B-1 y B-52 y utilizar misiles Tomahawk. El complemento a dicha acción sería “un ataque aéreo masivo con los aviones furtivos F-22.

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Al menos cuatro aviones F-22 ya están desplegados en Corea del Sur y los F-35 ya están en la Base Aérea de Iwakuni en Japón”. Ante esta situación los expertos y estrategas militares consideran que: “Norcorea no tiene la capacidad para repeler la ofensiva y las aeronaves acabarían con los objetos principales ya alcanzados por las armas hipersónicas”. La siguiente acción estratégica sería “el desembarco de un contingente limitado de infantería especializados, tipo SEALS, con miras a la captura rápida o eliminación de los líderes políticos y militares de Corea del Norte. Después, la guerra podría concluir con un golpe repentino”.

Sin embargo, Verjotúrov añade que “los norcoreanos no son Irak pues su nivel de resistencia a la posible invasión estadounidense sin duda sería mucho mayor. Norcorea tiene un amplio e intrincado sistema de refugios subterráneos contra ataques aéreos, construido durante más de 60 años tras la Guerra de Corea. Todos ellos no podrían ser destruidos. En caso de un asalto a las sedes y comunicaciones principales existen puntos alternativos. Además, Corea del Norte tiene planes de contingencia y tendría la oportunidad de un golpe rápido preventivo o de respuesta con misiles”. Es claro que lo antes planteado genera dudas sobre si Estados Unidos sería capaz de destruir inmediatamente y por completo el mando norcoreano con un golpe repentino. Por lo antes planteado, “una victoria rápida y fácil sobre Corea del Norte no sería posible y la guerra sería larga y destructiva. Destruiría la economía de Corea del Sur, socavaría el poder de Japón y echaría a perder todos los frutos de la política estadounidense en la región en particular con China y Rusia”.

Para nada indefensa

POR SU PARTE,Andrei Lankov, profesor de la Universidad Kookmin de Seúl, supone que “Corea del Sur consideraría un bombardeo como un 'casus belli' y la respuesta al ataque de su vecino desencadenaría una verdadera guerra que provocaría centenares de miles de muertos". Algunos analistas estiman que Corea del Norte tiene posicionados en su lado de la Zona Desmilitarizada colindante con la Frontera de Corea del Sur, al menos 8,000 cañones de artillería y lanzadores de misiles, un arsenal suficiente para realizar hasta 300,000 disparos contra Corea del Sur generaría 30,000 muertos sólo durante la primera hora de enfrentamientos.

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Así mismo, ante ese escenario China ha expresado a través del diario estatal The Global Times que “Beijing se mantendría neutral si Corea del Norte lanzara misiles que amenazan territorio estadounidense y si éstos respondiesen, pero no permitiría que EE.UU. y Corea del Sur llevaran a cabo un ataque e intentasen derrocar el régimen norcoreano o cambiar el esquema político en la península coreana porque se opondría firmemente a que cualquier país quisiera cambiar el 'statu quo' en zonas relevantes para China”.

En ese entorno Corea del Norte ha respondido con una retahila de descalificaciones y amenazas también. Y el propio Kim Jong-Un ha dicho que “su política de apostar de manera simultánea por el desarrollo de la economía y de su arsenal nuclear era la estrategia más acertada para defender a Corea del Norte”. En consecuencia, todo ello, ha generado un enorme nudo gordiano de insultos mutuos, entre Donald Trump y Kim Jong-un, y de mayores tensiones en una región de por sí salpicada de suspicacias y armamentos.

Rex Tillerson.

Según el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, su país ha proporcionado a los norcoreanos 1,350 millones de dólares en ayuda financiera a partir de 1994 cuando firmaron el acuerdo del desmantelamiento, pero esto no lo emplearon en desmantelar sus instalaciones nucleares y para el desarrollo norcoreano sino más bien en desarrollar y fortalecer su potencial nuclear.

Por eso, Tillerson, ha expresado la necesidad de reducir la tensión con Pyongyang y que se tenían “líneas de comunicación con Pyongyang y que ya había dos o tres canales directos de conversación. Podemos hablar con ellos. Hablamos con ellos". Rex Tillerson afirmó recientemente que los esfuerzos diplomáticos del gobierno de Estados Unidos para tratar de resolver la crisis de Corea del Norte "continuarán hasta que caiga la primera bomba". Lo que da la impresión pues de que se vive una política exterior estadounidense esquizofrénica con dos personalidades distintas.

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¿Qué dicen los otros?

Pero en todo esto ¿cuál ha sido la posición de Corea del Sur? Es una parte fundamental del ajedrez político del Noreste Asiático. En esa ambivalencia estadounidense Corea del Sur ha manifestado su preocupación sobre las acciones provocadoras de Corea del Norte, pero a través de su canciller, Kang Kyung-wha, y de su presidente, Moon Jae-in, se han manifestado por un diálogo pacífico y franco con Corea del Norte. Pero resaltando que "los esfuerzos políticos y diplomáticos hacia la desnuclearización de Corea del Norte y mejoras de las relaciones entre Sur y Norte pueden, y deben, ser promovidos de una manera de reafirmación mutua". Manifestando la urgencia de que Norcorea responda a las propuestas concretas para reanudar los contactos entre las dos Coreas.

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Además, no hay que olvidar que “el gobierno liberal del presidente Moon Jae-in llegó a la oficina presidencial en mayo del 2017 con la promesa de restaurar los tensos lazos con el Norte”. Y dos meses más tarde, “propuso a las dos Coreas una reunión para aliviar tensiones militares, y reanudar las reuniones de las familias separadas por la Guerra de Corea (1950-1953).

En ese entorno es importante resaltar que Corea del Sur gasta un 2.4 por ciento del PIB en defensa, soportando además un gasto significativo de las Fuerzas Armadas Estadunidenses en territorio surcoreano, que suman un total de 28,000 soldados estadunidenses. En tanto Corea del Norte gasta más del 20 por ciento del PIB en su defensa y en el mantenimiento de sus 1.2 millones de soldados.

En fin para evitar ese escenario de destrucción Corea del Sur ha expresado, como equilibrador del enfrentamiento, a través de su ministra de Asuntos Exteriores, Kang Kyung-wha que se busca “impulsar una iniciativa para crear el entorno para la reanudación de los diálogos orientados a la desnuclearización de Corea del Norte”. Ha remarcado en diferentes ocasiones que “su ministerio trabajaría duro para animar a China y Rusia a utilizar su influencia sobre Corea del Norte para llevarla a la mesa de negociaciones”. Y ha enfatizado el liderazgo de Corea del Sur para generar el entorno en el que se puedan reanudar los diálogos de desnuclearización. El énfasis renovado sobre los diálogos con el Norte se han producido pese a las crecientes tensiones provocadas por las continuas provocaciones de Corea del Norte y las recientes amenazas entre los líderes de Pyongyang y Washington.

Corea del Sur ha estado diciendo que procurará resolver el tema nuclear norcoreano, no solo mediante las sanciones y la presión, sino también mediante esfuerzos diplomáticos, incluidos los diálogos directos. En esa misma tesitura el presidente Moon Jae-in ha subrayado la importancia del diálogo para tratar el tema nuclear norcoreano y ha insistido que su gobierno trabajará para establecer un régimen de paz permanente en la península.

En esa misma línea de acción la ministra Kang ha prometido mantener fuerte el impulso para la orientación política del presidente Moon sobre Corea del Norte y continuar con los esfuerzos para establecer un régimen de paz en Corea, a la par con el progreso en los esfuerzos de desnuclearización. Pese a que no ha habido respuesta del Norte ante la propuesta de Seúl para los diálogos, incluidos aquellos sobre la reunión de las familias separadas por la Guerra de Corea de 1950-1953, Kang ha dicho que los esfuerzos en el frente deberían seguir con paciencia y prudencia.

148En cuanto a la visita planeada del presidente de EE.UU., Donald Trump, a Corea del Sur, prevista para noviembre de 2017, la ministra expresó su esperanza de que sirva como una oportunidad para que los dos países fortalezcan aún más sus lazos, añadiendo que trabajará duro para expandir los intercambios de alto nivel entre los aliados. Además, resaltó que Corea del Sur y EE. UU. comparten la postura de que es esencial para ambos mantener una superioridad militar abrumadora sobre Corea del Norte a fin de contrarrestar mejor sus crecientes amenazas nucleares y de misiles.

En 2000, el entonces presidente de Corea del Sur, Kim Dae Jung y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-il se reunieron en Pyongyang. La política de “sunshine” llegó a su máxima expresión y se fomentó el acercamiento de las familias divididas. Se generaron enormes expectativas al respecto. Los atletas de las dos Coreas marcharon juntos en los juegos olímpicos. Y, a Kim Dae Jung, se le otorgó el Premio Nobel de la Paz. Es un nuevo camino que podría retomarse en los próximos juegos olímpicos de invierno a desarrollarse en Pyeong Chang, Corea del Sur en 2018, podrían también suspenderse los ejercicios navales conjuntos entre Corea del Sur y EE.UU y así mandar un gestos de acercamiento a Corea del Norte para una eventual inicio de negociaciones.

Un desorden mundial

ESTAMOS VIVIENDOun desorden mundial que se mueve entre la busca angustiada de un orden y el caos que acecha a cada esquina del mundo. Por ello, concuerdo plenamente con las observaciones de Kim Dae Jung, Premio Nobel de la paz y ex presidente de Corea del Sur, cuando afirmó : “Corea del Norte no cambiará hasta que crea que lo puede hacer de manera segura. No confían en nadie… ven lo que EE.UU. hizo contra Serbia, que no tenía armas nucleares. Ven a Pakistán, que adquirió armas nucleares, a pesar de advertencias internacionales, ahora es un aliado de EE.UU.  Ellos piensan (los Norcoreanos) que necesitan esas armas como disuasión ante cualquier ataque.  Sin amenazas, debemos convencerlos que las amenazas no funcionan. Siguen cometiendo los mismos errores, una y otra vez”.  

Es conveniente recordar, en ese sentido, la estrategia de reconciliación planteada por el mismo Kim Dae-Jung cuando afirmó categóricamente: No aceptar ningún tipo de provocación del Norte; no buscar la unificación por la absorción; y sí buscar la reconciliación basada en la cooperación y en la negociación.

*Internacionalista y titular de la cátedra Fernando Solana en la UNAM.



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