Vive Venus
Dr. Hernán Edrían Chavarría Aguilar
EL SEGUNDO planeta de nuestro sistema solar cobró vida en mi imaginación cuando por primera vez leí las historias de E. R. Burroughs con su Carson Napier y las de Thumitak y sus batallas en los corredores contra los bastante malvados invasores venusinos, caníbales y un tanto torpes - porque unos primitivos remanentes humanos de escasas luces podían acabarlos con relativa facilidad - pero para entonces la ciencia ya había probado que Venus es un lugar terrible y sin vida… visible.
AQUÍ EN LA TIERRA la vida microbiana habita casi todos los rincones posibles, incluso en ambientes en extremo hostiles como las fuentes termales de Yellowstone, las ventilas hidrotermales del océano profundo, y hasta el lodo tóxico de áreas contaminadas.
Bacterias terrestres también han sido identificadas vivas, tan alto en la atmósfera como 40 kilómetros.
Nuestro hostil mundo vecino Venus, atrapa el calor en su densa atmósfera haciendo su superficie tan caliente como para derretir plomo. Pero una serie de sondas espaciales –lanzadas entre 1962 y 1978–, mostraron que las temperaturas y presiones a unos 40 km de altura en su atmósfera, no eliminan la posibilidad de que vivan microbios.
Nicho para micro-vida extraterrestre
AHORA, un equipo internacional de investigadores ha presentado el caso de la atmósfera de Venus como un posible nicho para micro-vida extraterrestre, en una declaración el co-autor del nuevo artículo Rakesh Mogul, bioquímico en la Universidad Politécnica del Estado de California en Pomona; remarca que la atmósfera de Venus, nubosa, muy reflejante y ácida, está compuesta en su mayor parte de dióxido de carbono y gotas de agua con ácido sulfúrico; comenta: “En la Tierra, sabemos que la vida puede desarrollarse en condiciones ácidas, puede alimentarse del dióxido de carbono y producir ácido sulfúrico”.
A Sanjay Limaye, científico planetario de la Universidad de Wisconsin quien lidera el nuevo estudio, no le es extraña la idea de posible vida microbiana en las nubes de Venus, tal vez en los aún inexplicados parches y líneas oscuras en las nubes altas, que se sabe absorben la radiación ultravioleta.
En enero de 2017 Limaye dijo en la revista Astrobiología: “Estas son preguntas que no han sido exploradas por completo y estoy gritando tan fuerte como puedo diciendo que necesitamos explorarlas”. En este nuevo estudio, los científicos lo harán, tanto como puedan sin ir a Venus. Limaye señaló que las preguntas acerca de la posible habitabilidad de las nubes venusinas las hicieron en 1967 el notorio biofísico Harold Morowitz y el afamado astrónomo Carl Sagan.
PERO LIMAYE DIJO que su actual estudio fue parcialmente inspirado por: “…una reunión casual con su también co-autor Grzegorz Slowik de la Universidad Polaca de Zielona Gorá”, Slowik le dió a conocer las bacterias terrícolas con propiedades de absorción de luz, con un comportamiento similar a las partículas desconocidas observadas en los parches oscuros de las nubes venusinas, las observaciones espectroscópicas, en particular las ultravioleta, muestran que los parches oscuros están compuestos de ácido sulfúrico concentrado y otras partículas desconocidas que absorben luz. Estos parches negros han sido un misterio desde que fueran observados por primera vez en telescopios en tierra hace casi un siglo… Siendo estudiados con mayor detalle por las subsecuentes sondas al planeta.
Como algunas bacterias terrícolas
SE ESTIMA que las partículas que componen los parches oscuros tienen casi las mismas dimensiones que algunas de las bacterias en la Tierra, aunque los instrumentos que han tomado muestras de la atmósfera de Venus hasta la fecha son incapaces de distinguir entre materiales de naturaleza orgánica o no. Estos científicos piensan que es posible que los parches puedan ser algo similar a los florecimientos de algas que ocurren de rutina en lagos y océanos de la Tierra. Limaye comentó: “Venus ha tenido suficiente tiempo para que evolucione vida propia en él”, apuntando a los modelos de computadora que sugieren que Venus alguna vez tuvo un clima habitable con agua líquida en su superficie por más de dos mil millones de años, Limaye dijo: “Eso es mucho más de lo que se cree que ocurrió en Marte” e incluso mucho más que los 450 millones de años que la misma Tierra ha tenido vida.
El científico de Wisconsin y sus colegas permanecen esperanzados de que el asunto de la vida en las nubes de Venus permanezca abierto. El punto es continuar las discusiones acerca de una posible participación de la NASA en la misión Rusa Roscosmos Venera-D, programada para finales del 2020. Los planes actuales para el Venera D pueden incluir un orbitador, un “aterrizador” y como contribución de la NASA una estación de superficie y una plataforma aérea maniobrable.
Como quiera que sea, y a pesar de ser un infierno hoy, Venus cada vez resulta más y más interesante así que quien sabe, tal vez pronto escuchemos noticias acerca de que algo vivió o aún vive en Venus.
El mundillo OVNI-ET, de los años 70
DESDE EL INICIO de la difusión de los fenómenos, llamados años después; para anormales, en México; una especie de país fiel seguidor del manido mito del Tepeyacac, y un paraíso para los charlatanes (sólo comparable con la India y los EE.UU.), hubo una fascinación muy especial hacia lo fantástico burdo; en especial hacia los extraterrestres y sus “visitas” y en ese sentido los “contactados” locales no fueron la excepción.
Desde que el vendedor de “perros calientes” y astrónomo aficionado, George Adamski —de claro origen hebreo—, inventó sus contactos con “venusinos” el fenómeno de los “contactados” se disparó.
Los venusinos ya habían pasado bastante de moda, aunque aún subsistían unos pocos adamskianos que insistían en que los “rubios” esos, supuestamente de Venus, se daban sus vueltas por sitios desérticos, cercanos a observatorios astronómicos; donde jamás los habían visto los astrónomos de verdad, en busca de los hot dogs de George, una golosina de moda al pie de Monte Palomar, años atrás.
Por estos lares no podíamos ser la excepción y un ex conductor de autos para extranjeros, llamado Salvador Villanueva, afirmó haberse topado con los “venusinos” de marras, pero más audaz o más loco que Adamski, Villanueva dijo que los ETs se lo habían llevado a su planeta (Venus) el cual describió de manera un tanto parecida a como era el de las novelas de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán™, y publicadas años antes como serie venusina… pero en versión a la mexicana, con toques al estilo lingüístico de la Familia Burrón®, aunque para Edgar Rice B. —que registraba todo con copyright—, la sola mención “Venus” ya era posible causal para demanda.
Villanueva logró costear por sí mismo, la edición de un libro en el cual narraba sus aventuras al estilo de las “novelas pulp” el cual tuvo sus 15 minutos de gloria entre los crédulos y convirtió a su autor en el “contactado” número uno del país, algo así como un Adamski local.
Para su fortuna el creador de Tarzán™ no se enteró del desaguisado u el ex “chafirete” seguramente se las habría visto con los abogados del tal Edgar Rice B., o sus herederos, quienes, en defensa de los derechos de autor, eran unos auténticos perros del mal.
Cuando años después entrevisté a Villanueva, en el taller mecánico que tenía por los rumbos de la villa de la guarralupe, había cambiado su versión; según esta, “no había sido llevado a Venus sino a Magonia”, era evidente que para entonces Villanueva ya había leído Pasaporte a Magonia de Jacques Fabrice Vallée (a quien conocí junto con Joseph Allen Hynek, “Juanjo” Benítez, con el cual tuve una efímera amistad al igual que con el conspiranoico y muy divertido Enrique de Vicente, en un congreso llevado a cabo por Editorial Posada en la hoy CDMX), por supuesto los contactados mexicanos, atrasados respecto a los extranjeros, se nutrían de la cienciaficción pulp antigua y, los libros escritos por contactados extranjeros como el hot dog’s dealer… George Adamski.
Del libro: IMPACTO, La verdad sobre el caso Puebla, 1977.
Héctor Chavarría