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Edición 376

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A FUEGO LENTO

Sismos, coincidencia y conciencia

Enrique Pastor Cruz Carranza

(Exclusivo para Voces del Periodista)

En la política es como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal.”

EDWARD KENNEDY

MUY DIFÍCIL OLVIDAR esa tremenda experiencia de haber vivido de cerca y en carne propia aquel sismo del 19 de septiembre 1985, acabando de iniciar una jornada sin poder superar la magnitud de sus efectos, para tener presente todos los días la cualidad de cambiar el rumbo de una sociedad a raíz de estos fenómenos naturales impredecibles, demostrándonos lo vulnerable que somos frente a lo impredecible de la naturaleza.

LA SACUDIDA fue increíble con la magnitud poderosa superando los 8.1 grados según la Escala de Richter y quienes carecíamos de la experiencia de los temblores en la Ciudad de México, fue pasar del pasmo al miedo natural a ser incapaces de tener más alternativa a quedar en manos del destino. Muchos edificios se colapsaron dejando al descubierto una enorme cadena de corrupción y complicidades en su realización, llevando consigo incontable cantidad de víctimas.

Sin respeto por el planeta

Fue un golpe demoledor a nuestra jactancia de ser los seres pensantes capaces de salir de la gravedad terráquea, pero inhábiles de enfrentar el poder indomable de un hogar vivo como nuestro planeta al cual seguimos agrediendo irreflexivos; con altos grados de contaminación, prácticas criminales de explotación de sus recursos anteponiendo las utilidades a corto plazo, caso concreto la técnica del “fraking” para extraer gas y petróleo SHALE sin entender nuestra responsabilidad como generación obligada a pasar la estafeta con el decoro mínimo y la conciencia de ello.

Esa lección fue increíblemente demoledora por la devastación y saldos de vidas perdidas, como también desgarró la máscara encubridora de ineptitud, esa cruda realidad de quienes nos gobernaban en esos momentos, cargados de complejos y vanidad irracional pretendiendo minimizar la magnitud de la tragedia, sin dejar de alardear una incapacidad de respuesta inmediata al dolor, sufrimiento y desesperación de muchas familias quienes se debatían entre el polvo, barrios y edificios derrumbados, mientras el ulular de las sirenas ensordecían los gritos de dolor, agonía y muerte de tantos seres humanos cuyos saldos, nunca se pudo cuantificar de manera correcta.

Grandeza solidaria

Contrastando con la negligencia, la grandeza solidaria de los ciudadanos sin plataformas de popularidad, ni protagonismo para sacar ventajas de corte promocional en proyectos de aprovechar sin pudor, esos momentos de tragedia.

Hombres, mujeres, todos convertidos en el ejército de humanidad, quitando con sus manos sangrantes los escombros para salvar de la inminente muerte, niños en el Centro Médico, hoteles de tradición como El Regis, multifamiliares institucionales y edificios de departamentos, escuelas, cines, teatros, en fin…, una imagen que nunca podremos olvidar quienes vimos las columnas de humo, de polvo y sentimos el hedor a muerte, cuerpos en descomposición y ese ambiente constante de pánico ante las réplicas posteriores.

Era el momento de ver la fuerza de un gobierno perfectamente ubicado en su realidad, pero fue el escenario para evidenciar la mediocridad integral del presidente Miguel de la Madrid Hurtado y todo su gabinete en pleno.

Coartar la información

A pesar de las narrativas en los diferentes medios que habían logrado mantener sus líneas de comunicación, energía eléctrica y capacidad de respuesta con gala de profesionalismo encomiable, la soberbia por coartar la información real en los medios por parte de autoridades del entonces DDF y la SEGOB fue pretender restar credibilidad a los comunicadores, para tratar de convertir las consecuencias, en una plataforma de liderazgo nunca lograda en la pulverizada imagen decadente de la figura presidencial.

Imposible olvidar al ridículo barítono de las orgias presidenciales narradas con valentía por el ex gobernador de Yucatán y periodista Carlos Loret de Mola en su libro: “Que la Nación me lo demande”, trabajo del cual parte la sospecha de las profundas dudas sobre el “accidente” mortal del periodista, de la misma forma como también se terminó con la vida de Manuel Buendía como el sistema eficiente de violentar para siempre a críticos verticales y sin tendencia a las complicidades en potencializada evolución a la descomposición hasta su grado actual.

Mentiras sobre mentiras

El entonces regente de la ciudad; Ramón Aguirre Velázquez y su vocero presumían de un control de daños completamente mitómano, mientras la solidaridad internacional se veía frenada en la incomprensible postura soez del gobierno federal de Miguel de la Madrid Hurtado y los intentos de seguir minimizando la tragedia por la SEGOB de Manuel Bartlett Díaz.

Puedo y afirmo sin ningún temor, se vivieron los contrastes del ser humano ante la desdicha.

La vida me colocaría sin esperarlo y menos haber aspirado a ello, a ser enviado por mi entrañable amigo Don Gustavo Carvajal Moreno (en el congelador político por su cercanía a JOLOPO) pero vinculado directamente con el entonces director del ISSSTE Alejandro Carrillo Castro inmersos en la crisis de los damnificados de las unidades habitacionales dependientes de esa institución.

Sin mediar más preguntas o condicionamientos al respecto, mientras realizaba mi actividad microempresarial de venta de los manjares del Golfo de México; de camarones de exportación, la orden fue incorporarme de inmediato para atender la crisis en ese multifamiliar donde el edifico 11 había sufrido daños importantes y la emergencia también había dejado al descubierto las prácticas ilegales en la asignación de departamentos a favor de segundos, terceros y cuartos frentes de políticos y funcionarios del ISSSTE según fuera su muy respetable preferencia en la materia.  

Dentro del olor nauseabundo de cuerpos sepultados en los derrumbes, tenía que seguir adelante en mis actividades y al cumplir el objetivo, este caballeroso veracruzano que siempre me demostró ser un gran amigo me catapultó como administrador de la segunda sección del ISSSTE en Tlatelolco, para participar en la reconstrucción de la sección, así como colaborar en la crisis de los damnificados que reclamaban ser atendidos con vivienda con usos fuera de su idea inicial.

La rapiña de buitres y chacales

La corrupción dentro del ISSSTE la conocí de frente, los buitres traficando con los vales de despensas, la rapiña concertada para saquear departamentos abandonados, las juntas de simulación para apoyar a falsos afectados y el robo sin rubor de bienes muebles e inmuebles para casas de descanso de Delegados consentidos de la poderosa Señora de ANASVO, una supuesta dama del Estado de Hidalgo con sus delictivos colaboradores, quienes aprovechaban la no menos ridícula crisis amorosa de “la dama del buen decir”, el Director General y principal promotor de la candidatura presidencial de Alfredo Del Mazo Gómez para suplir a MMH.

La vivencia “institucional” fue un reto que nunca evadí, como tampoco jamás permití a ningún funcionario bribón desviar un tornillo a su beneficio y menos traficar influencias en la regularización y asignación de vivienda. La suerte echada para “no contar con la confianza” del delegado de la Zona Norte y la permanente molestia de los mandos intermedios.

Fue triste no solamente ver la impunidad para soslayar castigar las obras-tumbas fraudulentas del secretario Guillermo Carrillo Arenas, como también el profundo desprecio a la vida de un gobierno con el rimbombante lema de “La renovación moral de la sociedad.”

El pasado 19 de septiembre del 2017, se repitió la historia con nuevos actores y similares actitudes carentes de humanismo, pero igual sedientos de rapiña de todos los apoyos recibidos del exterior y —de nuevo—, la aborrecible simulación.

El presidente Enrique Peña Nieto y su equipo insolvente en su liderazgo político y moral, esfuman el apoyo internacional, mientras la ambición política personal del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera trataría de consolidar su candidatura presidencial del “Pacto por México” frente a Ricardo Anaya.

Las consecuencias políticas en ambos casos se reflejaron en la rebeldía frente a las urnas como desprecio a quienes los dejaron abandonados mientras se repartían un botín con aroma a niños, mujeres y hombres, fallecidos en ambos casos a causa de las deficientes construcciones.

        En 1988 (seamos autocríticos) no supimos completar la obra de limpieza y el fraude con caída del sistema nos despojaría del triunfo que nadie quiso defender.

Quizás eso y un poco de inmoralidad facilitó a Cuauhtémoc Cárdenas convertir la fortaleza de su liderazgo en factor de negociación por encima de muchos luchadores sociales que entregaron sus vidas en la causa, para terminar como candidato burócrata, comodín, validador de engaño y traición por tres ocasiones.  

En 2018 el poder y conciencia de cambio fue demoledor sin que nada pudiera modificar con fraude el triunfo de la sociedad.

El dilema es tener la idea si podrá concretar el éxito o los pretextos de siempre nos demuestren volvimos a ser derrotados en los sueños de libertad, equidad, honestidad y certidumbre en el liderazgo.

Anunciar inversiones importantes en la reconstrucción posterior al último terremoto, no puede ni debe ser una declaración de corte demagógico, solamente para darle relevancia a la fecha y esperar suceda como con los cohetes de feria pueblerina, que deslumbre para la ocasión culminando su ciclo sin luz, ruidos, apagados y con las varillas en el suelo.

Lo que las urnas cristalizaron para frenar inercias de opacidad, discriminación y falta de justicia no puede quedar como un hecho histórico y mandato factible de caer en el cesto de la vanidad y el olvido.

Lo que la mayoría ha dado lo puede quitar si no es correspondido.

“El pueblo no es tonto” coincido plenamente con la definición.

                                          

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