Edición 397 |
BUHEDERA
Guillermo Fárber
MIJO, TÚ QUE estudiaste IngenierÃa en Robótica, ármale el juego de Kinder a tu hermanito. / Estamos como estamos porque somos como somos. / “¿Nivel de ortografÃa? “Alto.†“Dime dos palabras con tilde.†“Matilde y Clotilde.†/ El cerebro es mi segundo órgano favorito. / En Canadá usan stickers con baches pintados para poner en el asfalto, asustar a los conductores y asà controlar la velocidad en las calles. En Culiacán también usamos de estos, pero estamos más avanzados: acá usamos tecnologÃa en 3D.
EL CASO DEL CASI NADA
ME REFIERO a la micro chirris alza de 0.25% en la tasa de interés, decretada por la FED tras casi diez años de no subirla. ¿Crees que no fue nada, queridalectora? Será casi todo, ya lo verás.
DEMOGRAFÃA CURIOSA
EN NUEVA YORK HAY más irlandeses que en DublÃn, más italianos que en Roma y más judÃos que en Tel Aviv.
SENTIDO COMÚN
UN SEÑOR ENVIUDÓ. Luego de un mes de estar viudo sus tres hijos, dos hombres y una mujer, casados ya los tres, se reunieron con él en la casa paterna (casa materna, deberÃamos decir) para hablar acerca de lo que deberÃan hacer ahora que el señor habÃa quedado solo.
“Yo piensoâ€, declaró el hijo mayor, “que lo que nuestro padre necesita es dinero. Él tiene su pensión, es cierto, pero si le ayudamos económicamente podrá vivir con mayor tranquilidad. Sugiero entonces, que le entreguemos una cantidad mensual, que aportaremos en forma proporcional entre los tres.â€
La hija veÃa las cosas en modo diferente. “Yo creo, manifestó, que no es dinero lo que a papá le hace más falta, sino compañÃa. Esta casa es muy grande para él, y le recordará todos los dÃas a mamá. Mi propuesta es que la venda y luego pase cuatro meses del año con cada uno de nosotros, asà no se sentirá solo, estaremos con él, por turno, sus hijos y sus nietosâ€.
Habló el hijo menor: “Me van a perdonar, pero yo pienso muy distinto. Opino que lo que verdaderamente necesita nuestro padre es otra mujer. El no es tan viejo, se ve muy fuerte todavÃa y no creo equivocarme, si digo que aún está en posibilidades de hacer obra de varón. Mi sugerencia, entonces, es que, pasado un tiempo razonable, digamos, quince dÃas, nos apliquemos los tres a la tarea de buscarle una nueva esposa que le haga casa, le brinde su amor y compañÃa, sobre todo en las noches, durante los años que aún le quedan por vivir.â€
Al escuchar aquello los otros hijos se escandalizaron. “¡Cómo puedes hablar asÃ!â€, prorrumpió el mayor, furioso. “El cuerpo de nuestra madre todavÃa está tibio en la tumba --aunque quizá no tanto ya, debo reconocerlo, por las recientes lluvias-- y tú te pones a hablar de otra mujer. ¡Con eso ofendes su memoria y faltas al respeto a nuestro padre, que llora todavÃa la ausencia de quien fue compañera de su vida!â€
La hija, igualmente airada, le habló también con tono de reproche a su hermano menor: “¡Qué irreflexivo eres! En todo habrá pensado nuestro padre, de seguro, menos en tener otra esposa. Se halla aún bajo el peso del dolor, y tú vienes con esa proposición que no sé si calificar de cÃnica o imprudente, la de buscarle otra mujer. ¡Callar deberÃas, insensato, para no profanar asà el recuerdo de mamá!â€
“Hijos, hijosâ€, intervino en ese punto el señor, con pesadumbre, “por favor, no peleen entre ustedes. Ya veremos después lo que se hará. No se preocupen por mÃ, regresen a su casa. Dejemos que pasen unos dÃas y luego trataremos este asunto con más calma.â€
En seguida, dirigiéndose al menor, le habló muy serio: “Tú quédate, hijo, que quiero hablar contigo.†Salieron los otros dos, pensando en la severa reprensión que de seguro su padre harÃa al atrevido. Cuando estuvieron solos, el viudo tomó al muchacho por el brazo: “Hijoâ€, le pidió con ansiedad, “¡insÃsteles en lo de la vieja!â€
OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.
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