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Edición 398
Escrito por Manuel Solana   
Sábado, 16 de Noviembre de 2019 09:32

 3985

Bienvenido el modelito boliviano

Manuel Solana

El primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, pasará a la historia como la gran aportación del "ala latinoamericana de izquierdas" a los pueblos desesperados que, como el nuestro, buscan una solución a la crisis económica, humanitaria, política y social que nos aqueja.‎ El modelito boliviano dará mucho de qué hablar, por mucho tiempo, desafortunadamente.

Si el titular del Ejecutivo ya sustentó la renuncia de Evo, que no Golpe de Estado, para evitar el derramamiento de sangre, comparando la acción de marras con la liberación del Chapito ratón, Ovidio Guzmán para evitar la misma sarracina, ya podemos intuir lo que sigue: tirar los bártulos, antes de que la necedad cobre mayores cuotas de sangre.

NINGÚN PAÍS LATINOAMERICANOha tratado a Evo Morales con la complacencia del nuestro. Como de cualquier gancho nos colgamos, el derecho de asilo da para muchas epopeyas diplomáticas de relumbrón, aunque no se cumplan con los requisitos que exige esa protección universal.

Antecedentes

DESDE LUEGO, debemos coincidir en que no se trató de un Golpe de Estado. No puede compararse el asilo territorial que brinda México con los antecedentes de esta medida. El cobijo a los niños españoles de la República asediada por el tirano gallego, la protección a las vidas de los perseguidos chilenos de Pinochet, o de las dictaduras de Videla o de Acosta. 

Se trataba de custodiar la integridad física de infantes, de luchadores sociales y de intelectuales que después dieron lustre al país. Hoy se ha tratado de extender el cobijo diplomático a un delincuente electoral, saqueador de la veta minera boliviana, persecutora y exterminadora de disidentes que no estuvieron de acuerdo con la Cuarta... reelección‎ de Evo.

Ningún vecino sudamericano, incluyendo a algunos que se ufanaron de profesar la izquierda tan traída y llevada, permitió que el Jet de Evo cruzará espacio aéreo territorial de esos países. Argentina, Perú, Uruguay, Chile y compañía se negaron en redondo a concederle ese permiso de tránsito aéreo. 

Pero México, atento a cualquier pretexto, se prestó a todo, hasta que aterrice en suelo patrio Evo y su larga comitiva, como si este país estuviera en condiciones de brindar alojamiento, honores y alimentos de manera indefinida a tan ilustres personajes de la picaresca política latinoamericana. Esto era lo único que faltaba para montar el circo bufo. 

Llegó para quedarse

EL MODELITO boliviano, ése que ha inaugurado este truhan de siete suelas, llegó en mala hora, pero llegó para quedarse. Estará entre nosotros para que le aprendamos todas las mañas, hasta que el pueblo boliviano, a través de su Asamblea Legislativa y su Senado opinen si el indígena boliviano, puede participar nuevamente en las elecciones generales a que convoquen. 

Independientemente de todos los delitos electorales y los trastupijes cometidos por Evo Morales en la última elección, en la que manejó el padrón y los votos y que ni así pudo conseguir relegirse. ‎Así y todo, el modelito boliviano de la renuncia exigida, golpe silencioso y desplazamiento del poder sin balazos y sin tos, llegó para quedarse. 

Ojalá pueda aplicarse pronto en toda el área. Muchos países, incluido el nuestro a la punta de la estampida ya están hasta el queque de todas las recomendaciones del Foro de Sao Paulo, de sus luchas contra la pobreza, que terminan siendo auténticos bumerangs contra la misma pobreza, de la demolición de instituciones y de hacer países al gusto del tirano en turno.

Sería lo único que México pudiera agradecerle al prócer boliviano, enaltecido a la altura del arte por un régimen fracasado que está a punto de terminar con la Nación. 

Inseguridad, devaluación, hambruna, sequedad económica, destrucción de la planta de empleo, desfonde de las reservas estratégicas naturales y monetarias, sistema institucional arruinado y población desesperada y sumida en una de las peores crisis de su historia, no avalan el despliegue diplomático que nos hace ver ante el mundo como lo que realmente somos: un país que rehúye enfrentarse a sus problemas urgentes e importantes, pero presto a llevar los candiles a cualquier calle.

Bienvenido el modelito boliviano.

 



 

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