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Edición 408

 4083

Linchamiento

Rodolfo Ondarza*

“Suprema Combi de Justicia de la Nación”

Fenómeno social originado por la desigualdad, por la horrorosa cifra de impunidad del 99%, y por la inseguridad en ascenso en los últimos sexenios

FUE DIFUNDIDO en redes sociales el linchamiento de un presunto asaltante en transporte público. Esto me despertó una serie de sentimientos y pensamientos encontrados, acentuados por un meme que me fue enviado y que reza “Suprema Combi de Justicia de la Nación”. Recordé también que la tasa de homicidios había descendido un 16% en 2019 con relación al año anterior, pero que aún impera una ultrajante impunidad del 99%.

Linchamiento en San Miguel Canoa

Vino a mi memoria el linchamiento de San Miguel Canoa, Puebla, donde el 14 de septiembre de 1968 cinco trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, que pretendían ascender la Malinche, fueron linchados acusados por el párroco de dicha comunidad de ser estudiantes comunistas con intenciones de afectar sus usos y costumbres.

       Recuerdo la entrevista al sobreviviente del linchamiento Julián González Báez quien dijo durante la misma que “los factores que originan la agresión es por una parte la ignorancia, la manipulación del sacerdote, los medios que hicieron su papel dando una información no correcta, y luego… mucha gente estaba tomada” (sic)(https://www.youtube.com/watch?v=nlwJe05xtzw ,https://www.youtube.com/watch?v=jAYpBmyO6XQ9).

González Báez, con gran claridad describe así los ingredientes del cóctel letal que condujeron a tal linchamiento, efectuado por razones político-religiosas a personas inocentes e indefensas, donde fueron asesinados dos de los excursionistas y dos personas que intentaron ayudarles.

Visiones de un linchamiento

El linchamiento puede ser visto como un acto multitudinario de incivilidad y de barbarie cometido por una turba sin escrúpulos que se esconde en el anonimato, que en total ilegalidad y de manera espontánea, aunque con una serie de factores generadores de fondo, da rienda suelta a la ira, y a la violencia más extrema en un afán de hacer justicia por su propia mano; aunque también es cierto que no siempre reina en un linchamiento el deseo de justicia.

       En ciertos casos se ha pasado desde actos de bravura, audacia, incluso de cierta heroicidad, como el enfrentar a una pandilla armada o el defender al más débil, hasta llegar a los extremos de la más baja cobardía, como el continuar agrediendo a alguien caído y medio muerto, o el llegar a quemar a una persona viva; por lo que la acción colectiva se convierte en un acto de injusticia; además, la misma diferencia numérica importante entre el o los que son linchados y los que linchan, lo convierte en un hecho injusto.

       Desde sus inicios, la llamada psicología de masas, después psicología social, describió la transformación que puede tener un individuo al actuar en muchedumbre y en el anonimato, en la posibilidad de realizar aquello que solo jamás haría.

       Los linchamientos consumados son actos donde un ciudadano común termina siendo un asesino, y lo peor, que podría ser asesino de inocentes en una idea justiciera. No a todos los linchados se les ha tomado en flagrancia.

       Al ser estos crímenes ocasionados por multitudes, usualmente quedan impunes, y es precisamente la impunidad lo que suele generar que una multitud se torne violenta, cayendo en un círculo vicioso.

       En un linchamiento se hace patente de una manera descarnada que la cultura de la legalidad se encuentra fuertemente comprometida, y que el tejido social está desgarrado.

El crimen del linchamiento.

El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que nadie puede hacerse justicia por propia mano.

       Los linchamientos constituyen también una violación al artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos al no respetar la presunción de inocencia, además de imponer tratos denigrantes a la persona (http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/3856/CI_39.pdf?sequence=1&isAllowed=y).

       Aquellos que han infringido la ley deber ser procesados apropiadamente, y con todo rigor. Quien delinque, aunque sea atrapado en flagrancia tiene derecho a un juicio justo.

       De no existir un profundo respeto a los derechos humanos, se concretan actos de barbarie que son ultrajantes para la conciencia de la humanidad.

El linchamiento como fenómeno social

El linchamiento es un fenómeno social contrario al Estado de Derecho.

       Sin embargo, la desigualdad social, la corrupción y la impunidad, la desconfianza en las autoridades e instituciones, la percepción de injusticia social y de inseguridad, son el caldo de cultivo en el surgimiento de los linchamientos. Los linchamientos usualmente se manifiestan como una acción defensiva, en donde han existido agravios previos.

       Al ser un problema crónico el sentimiento de impotencia de la población que, a pesar de recurrir a las autoridades, no obtiene respuestas de parte de éstas, o que éstas son parte activa del problema, los linchamientos han ido adquiriendo cierto grado de organización y coordinación, hay lugares donde los vecinos han colocado letreros amenazantes y de advertencia a los delincuentes.

       A lo largo de las últimas décadas se fue incrementado la exigencia de la ciudadanía en cuanto a seguridad pública, debido al riesgo a su seguridad personal y a sus bienes, ocasionado por la violencia que había aumentado proveniente de la delincuencia común, y de la delincuencia organizada.

       Es así que existen una serie de procesos sociales que se encuentran vinculados a la solución de una situación de crisis como una reacción colectiva violenta, todo ello derivado de las políticas neoliberales.

       Durante los sexenios anteriores fue clara la ausencia del Estado para garantizar la integridad y la seguridad de la población, de sus bienes y de los derechos humanos.

       De acuerdo con Raúl Rodriguez Guillén, Investigador del Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, “la crisis de autoridad es la causa más profunda de la violencia social y la indignación moral; es el detonante que expresa que los límites sociales se han roto y es necesario poner coto a la corrupción e ineptitud de las autoridades, así como al abuso que cometen en contra de la sociedad” (https://polismexico.izt.uam.mx/index.php/rp/article/view/81).

¿Y quiénes son los que linchan?

De acuerdo con Leandro Aníbal Gamallo, investigador de la Universidad de Buenos Aires-Instituto de Investigaciones Gino Germani, en el 66% por ciento de los casos, son grupos de vecinos que comparten una identidad común constituida por pertenecer a un mismo territorio (http://revistamexicanadesociologia.unam.mx/index.php/rms/article/view/48222/43351).

¿Y cuáles son las causas del linchamiento?

Los motivos de linchamientos son diversos: robo de diferente índole y asaltos, lesiones, accidentes de tránsito, tentativa de privación de la libertad, abuso sexual, actitud inusual, abuso policíaco, y hasta por motivos religiosos (https://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Radiografia%20de%20los%20linchamientos.pdf).

       Los estudios de Leandro Aníbal Gamallo, Maestro en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-México, muestran que en el 72% de los linchamientos las causas fundamentales han sido agravios contra la propiedad y contra los individuos (excluyendo accidentes automovilísticos).

       Y el mismo autor menciona algo muy importante, y es que el 28% de las causas de estos actos no han sido, estrictamente hablando, acciones contrarias a la ley.

“Éstas son los “accidentes automovilísticos”, las “acciones de las fuerzas del orden” (detenciones, tareas de investigación, etcétera), los “agravios a valores culturales o normas sagradas(profanación y robo a iglesias, brujería, etcétera) y, por último, las demandas político-gremiales (exigencia de cobro de sueldos atrasados, disputas por elección de candidatos, defensa de tierras, etcétera)” (http://revistamexicanadesociologia.unam.mx/index.php/rms/article/view/48222/43351).

¿Y quiénes son los linchados?

Los linchados han sido adultos y menores de edad, también mujeres.

       Algunas de las personas linchadas han muerto a causa de golpes o han sido quemados vivos, a otros los han intentado ahorcar.

       Algunos de los linchados son inocentes; una multitud enardecida es irracional y no busca la verdad, de hecho quizás una de cada tres personas linchadas sea inocente de aquello por lo que fue acusada. El 19 de octubre 2014 dos encuestadores de la empresa Marketing Research & Services fueron linchados y quemados en una pila de papel y basura “por hacer muchas preguntas”, en Ajalpan, también, en la Puebla de Canoa (https://www.animalpolitico.com/2015/10/linchan-a-dos-presuntos-secuestradores-en-ajalpan-puebla/).

¿Dónde se han dado con mayor frecuencia los linchamientos?

Los linchamientos se han dado principalmente en las zonas centro y sur del país (https://www.reporteindigo.com/reporte/linchamientos-en-mexico/). Curiosamente en las regiones con mayor desigualdad social.

       Los estados que concentran más del 60% (583) de estos actos son: el Estado de México con 242, Puebla con 182, la Ciudad de México con 79, Oaxaca con 60. Algunos de los estados donde se han incrementado incluyen Morelos, Hidalgo, Tabasco y Tlaxcala.

       Al sumar los estados con altos niveles de linchamientos con aquellos donde han aumentado la cifra alcanza los 732 linchamientos en 10 estados, quedando 110 linchamientos distribuidos en 21 estados (https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/IE_2019-Linchamientos.pdf).

Tendencia al alza de este fenómeno

Diferentes estudios académicos demuestran un crecimiento de este fenómeno social a partir de mediados de década de los años noventa (https://www.academia.edu/3350307/Crimen_castigo_y_violencia_colectiva_Los_linchamientos_en_México_en_el_siglo_XXI).

       De acuerdo con la CNDH se han realizado en México diversos estudios sobre el linchamiento como el efectuado por Rodríguez y Veloz (2014), que “indica que en el periodo que abarca los últimos 26 años (1988–2014), se han registrado al menos 366 casos relacionados con linchamientos considerados de modo genérico (en sus variantes de tentativa y consumación) en diferentes entidades federativas de la República Mexicana” ( https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/IE_2019-Linchamientos.pdf).

       Sin embargo, tan sólo en 2018 hubo cerca de 174 casos de linchamiento en México, casi el triple que en 2017, cuando se habían registrado unos 60, según un informe publicado hace dos años por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). El número de víctimas se incrementó en ese año al pasar de 110 a 271 personas muertas durante estas acciones. (https://elpais.com/internacional/2019/05/23/mexico/1558565136_836230.html).

¿Qué tiene que decir la CNDH al respecto?

La CNDH, a petición de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión presentó un Informe Especial sobre la problemática de los linchamientos en el territorio nacional.

      En dicho informe, entregado a la opinión pública en mayo de 2019, se lee: “Los linchamientos son actos ilícitos, que constituyen una de las expresiones más graves de la crisis que en materia de inseguridad, violencia e impunidad enfrenta nuestro país, donde como consecuencia de la desconfianza y lejanía de la sociedad respecto de las autoridades, la falta reiterada de cumplimiento y aplicación de la ley, así como la incapacidad de las distintas instancias de gobierno para generar condiciones que permitan la convivencia pacífica entre las personas, se canaliza o dirige el hartazgo e impotencia de estas últimas, ante una realidad que las vulnera y lastima, para que incurran en acciones violentas en contra de aquellos que consideran o suponen, cometen delitos o atentan en su contra o de la comunidad a la que pertenecen” ( https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/IE_2019-Linchamientos.pdf).

       ¿Por qué la “percepción social de inseguridad aumentó a lo largo de los sexenios pasados?

       Para entender esto, más allá de los informes oficiales, vale la pena conocer que el reporte Global Peace Index de 2018 (con el análisis para 2017), elaborado por el Institute for Economics and Peace, dió a conocer que México era, para ese año, el tercer país más peligroso de América.

       Para el año 2019, según Global Peace Index, presentado en 2020, tenemos las siguiente cifras representativas (http://visionofhumanity.org/app/uploads/2020/06/ESP-MPI-2020-web.pdf):

  1. Los niveles paz en México se deterioraron 4.3% en relación a 2018.
  2. La caída en los niveles de paz se encuentran relacionados con el aumento de 24%. de la delincuencia organizada.
  3. La tasa de homicidio se incrementó 1.4% en 2019. 28 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Con 35,500 personas asesinadas. Por 3er año consecutivo se está repitiendo el máximo histórico en México de homicidios.                                         Sin embargo, es significativo que la tasa correspondiente a 2019 contrasta con la correspondiente a años anteriores, en que había estado creciendo el número de homicidios a un ritmo mucho mayor, con una tasa de un 16% para 2018.
  4. El homicidio fue la principal causa de muerte en personas de 15 a 44 años. Es la 5a causa de muerte entre niññ
  5. Los delitos con violencia crecieron 3.4%, los delitos sexuales un 18%, y la violencia familiar subió 14%.
  6. 23 Estados empeoraron y 9 mejoraron sus condiciones. Los Estados más pacíficos del país son Yucatán, Tlaxcala, Chiapas, Campeche y Nayarit. Por otra parte, los más violentos son Baja California, Colima, Quintana Roo, Chihuahua y Guanajuato.
  7. En cuanto al análisis de tendencia Global Peace Index de 2020 encontró que para el periodo 2015-2019, el nivel de paz cayó 27%, y la tasa de homicidios creció 86%. México pasó de 1 Estado con una tasa de homicidios extrema (49 o más homicidios por cada 100 mil habitantes) a 6 Estados. Los delitos con violencia se incrementaron 40% en estos años, y los delitos sexuales aumentaron 60% entre 2015 y 2019. Los delitos con armas de fuego se duplicaron en este periodo. El 70% de los homicidios está relacionada con armas de fuego, por lo que la disponibilidad de armas de fuego se encuentra estrechamente vinculada a los homicidios. El narcomenudeo creció 75% en los últimos 5 años. Los conflictos activos entre cárteles pasaron de 3 en 2006 a ser 18 para 2018, con 42 grupos criminales manteniendo 35 conflictos. Es notable que estos conflictos se incrementaron, después de un periodo de 20 años con un relativo bajo número de conflictos armados entre cárteles, a partir de la denominada “guerra contra el narcotráfico” en 2006, según el Institute for Economics and Peace, Mé
  8. En cuanto al impacto económico nacional, Global Peace Index de 2020 menciona que, para 2019, el dañómico estimado a causa de la violencia en México fue de 4.57 billones de pesos, un 21% del PIB nacional, que equivale a 8 veces el presupuesto invertido en salud.
  9. En México se invierte el 0.7% del PIB en fortalecer el Sistema de Seguridad Interna y del Sistema Judicial, mientras que en promedio, los países en Latinoamérica invierten en ello el 1.5% de su PIB.
  10. Tenemos una tasa de impunidad en México de 97%.

       Es importante mencionar que en México, más del 90% de los delitos no son denunciados, según ha registrado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

      

Y además están los desaparecidos

El Informe sobre Búsqueda, Identificación y Versión Pública del Registro de Personas Desaparecidas de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), presentado el mes pasado por Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, en la Secretaría de Gobernación, menciona que México posee un registro histórico de 73 mil 201 personas que continúan en calidad de desaparecidas o no localizadas, de las cuales, el 97.9 % se reportaron después de 2006 (año del inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón) (https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/07/13/registro-historico-en-mexico-de-73-mil-218-personas-desaparecidas-4640.html).

       Ante estos hechos es evidente que es necesario reorientar el tejido social hacia la legalidad, pero también es fundamental fortalecer los aparatos de procuración de justicia para que los ciudadanos no sientan la necesidad de hacer justicia por mano propia.

       México ha sido el tercer país con mayor fuerza policial, teóricamente más que suficiente para aportar seguridad pública. El problema ha sido la corrupción, la impunidad, y una ineficiente administración de los sexenios anteriores.

       El Programa de Derechos Humanos de la UNAM, en: Hacia una nueva policía, diagnóstico y propuesta (2013) reporta lo siguiente:

       “Existen más de mil corporaciones policiales distintas: una federal, 31 estatales, una de la Ciudad de México y alrededor de mil municipales. En ellas, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública [...] correspondiente a 2012, laboran más de 430,000 policías: 36,000 federales, 202,000 estatales, 166,000 municipales, 3,500 ministeriales federales y 29,000 ministeriales estatales. Según datos de la Auditoría Fiscal de la Federación, México es el tercer país con mayor fuerza policial, sólo detrás de India y Estados Unidos. Hay en nuestro país un policía por cada 261 habitantes, mayor proporción (1: 261) que la recomendada por la ONU: 1:357, y mayor proporcionalmente que en países como Bélgica: 1:283; Austria: 1:302; Hungría: 1:338; Suecia: 1:551; Japón: 1:561; Alemania: 1:590; Finlandia: 1:654; Canadá: 1:590, y Estados Unidos:1:1000” (http://www.pudh.unam.mx/PUDHUNAM_propuesta_profesionalizar_a_las_policias.php).

La corrupción en el sistema de impartición de justicia

Es tristemente célebre la corrupción en todos los niveles del sistema judicial el México. Revisemos brevemente lo que ha ocurrido en la cúpula.

       Dentro de quienes tienen la función de impartir justicia, hay quienes han cometido importantes ilícitos como acoso y abuso sexual, nepotismo, tráfico de influencias, y abuso de autoridad, entre otros.

       Se responsabilizó de la corrupción observada en el Poder Judicial federal, a medio centenar de sus juzgadores (https://www.ijf.cjf.gob.mx/publicaciones/revista/33/04%20Julio%20Bustillos.pdf)     

En cuanto a nepotismo imperante en el Poder Judicial de la Federación, Mexicanos Contra la Corrupción (2017) alertaron sobre cifras verdaderamente alarmantes: por menos 500 jueces y magistrados a nivel nacional tenían trabajando en tribunales y juzgados a toda su parentela. Este grave problema se extendía a más de 7 mil servidores públicos de 31 circuitos que también tienen familiares en la nómina (https://contralacorrupcion.mx/web/magistrados/).

       Por otra parte, el Consejo de la Judicatura Federal castigó a 148 jueces y magistrados de circuito en los últimos siete años acusados de actos de corrupción, abuso de poder, acoso sexual y vínculos con la delincuencia organizada, entre otras irregularidades. Siendo sancionados 77 jueces y 71 magistrados entre 2013 y 2019 (https://www.informador.mx/Por-corrupcion-acoso-y-delincuencia-sancionan-a-148-jueces-y-magistrados-l201909050001.html).

      

Una horrorosa cifra de impunidad del 99%.

En palabras de Miguel Carbonell, Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, “La peor consecuencia de la corrupción judicial en México consiste en los altos niveles de impunidad que existen: la impunidad significa, sencillamente, que los delitos cometidos no son sancionados por una u otra causa”.

Y expone la sombría realidad que hemos padecido en México debido a la corrupción neoliberal de policías, ministerios públicos o fiscales, jueces y responsables de las cárceles. Según algunas estimaciones, la llamada “cifra negra” (compuesta por los delitos efectivamente cometidos que no llegan al conocimiento de la autoridad) alcanza al 75% del total de delitos cometidos en México. En otras palabras, tres de cuatro delitos no se denuncian.

       Del 25% de delitos que sí son denunciados solamente se concluye la investigación ministerial en el 4.55%, pero se pone a alguna persona a disposición de los jueces solamente en el 1.6% del total de delitos cometidos. Es decir, de cada 100 delitos solamente 1.6 llega ante el conocimiento de un juez; las condenas judiciales alcanzan una cifra del 1.06%, lo que significa que la impunidad alcanza una horrorosa cifra del 99%” (https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2770/4.pdf).

Otras formas de linchamiento

En la actualidad existe otra variante de linchamiento, la que ocurre a través de las redes sociales, donde al supuesto agresor se le transforma en víctima, al ser afectado moralmente mediante insultos o amenazas que bien pueden llegar a concretarse en agresión física.

       Debemos recordar que la discriminación, la ignorancia, la intolerancia, un diferente conocimiento, o el disentir de otros ha llevado a la muerte a grandes mujeres y hombres como ocurrió con Hipatia, filósofa y astrónoma líder de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V, atacada injusta y brutalmente por una turba de cristianos, o el caso de Giordano Bruno, que pagó con su vida, en pleno Renacimiento, la defensa de su ciencia.

       Requerimos tener siempre presente que existe la la disonancia cognitiva de los grupos, es decir que si mucha gente cree una cosa, no significa que ésta sea verdad.

       Si bien nuestra sociedad requiere acercarse a las vías y a la cultura de la legalidad, el pueblo necesita que existan garantían a los derechos humanos, que exista una mayor igualdad, que desaparezca la injusticia social, que se ponga fin a la corrupción y a la impunidad, y que sean removidos y sancionados los funcionarios que delinquen no sólo en el sistema de impartición de justicia, sino en todos los sectores de la vida pública nacional. Solo así fenómenos como el hacer justicia por mano propia desaparecerán de nuestra Patria.

Rodolfo Ondarza*. Neurocirujano. Activista en Defensa de Derechos Humanos. Presente de la Comisión de Salud de la ALDF durante la VI Legislatura. @DrOndarza



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