Edición 412 |
De adicto a ADICTO
MÉXICO HUNDIDO
EN LA MEDIOCRIDAD
Por Ernesto SalayandÃa GarcÃa
Una noche, como muchas otras, sufrÃa desesperación por no poder respirar bien, tenÃa dificultad al inhalar oxÃgeno debido a que mis fosas nasales estaban completamente taponadas, secas, con costras de cocaÃna, mi quijada, entumida, enclocada como mis manos y brazos, desesperado, me eché gotas para la nariz, drogado me fui a la estufa y puse una hoya a hervir, con agua y Vick Vaporub.
LO INHALE, una y otra vez jale, el vapor por mi nariz, sin lograr mayores resultados. Me unté vaselina, me puse gotas para los ojos y nada, no podÃa respirar debido a los enormes tapones de mucosidad en mis orificios nasales, secos y por la porquerÃa, generándome dolor en el tabique y una enorme frustración por no poder respirar.
Puedes visualizar mi recamara, la de un borracho drogadicto, maniaco depresivo, ropa sucia tirada por todos los, ceniceros desbordando cenizas y colillas de cigarros, papel de baño, clÃnex, calzones, calcetines, imprentados de mocos con sangre, me sonaba la nariz con las sabanas, fundas, con cualquier cosa, me daba pereza levantarme al baño, puedes ver, los vasos medios llenos, medios vacÃos, platos, cubiertos, tasas, sucios, mucha basura, por supuesto, el cuarto olÃa a los mil demonios. Yo, pasaba ahà hasta cinco dÃas sin salir, sin bañarme, fumando bebiendo, periqueando e inyectándome a cada momento, tres miligramos de morfina sintética, ahà estaba hundido en depresión, sin fuerzas, atrapado por la maldita rutina de sustanciarme, de trágame un mundo de pastillas antidepresivas, no hubo poder humano que me sacara de ese infierno, no podÃa parar, recuerdo, que después de dÃas de abstinencia, que los tuve, yo lloraba cada vez que inhalaba el primer pase de esa noche, porque sabÃa perfectamente lo que venÃa, la tormenta de las emociones que me secuestraba y se adueñaba de mi vida. No puedo respirar, voy a morir asfixiado. No podÃa parar.
UN ADICTO, UN MARIHUANO MUERE LENTAMENTE
MI CUERPO AGOTADO, débil, después de haberme chutado la botella de vodka que consumÃa todos los dÃas, rendido por haber inhalado durante el dÃa y la noche, más de 15 pases de cocaÃna, asqueado por haberme fumado cerca de tres cajetillas de cigarro, súper drogado por la combinación de morfina y fármacos, por supuesto, atormentado por mi mente enferma, mis pensamientos psicóticos, patológicos, recurrentes, por mi celotipia, mis obsesiones mentales, lo que hora llamo, secuestrado por la loca de la azotea, asÃ, fue un parte de mi agonÃa, encerrado en la soledad de mi recamara, con delirios de persecución, generando que dos tipos estaban adentro de los conductos del aire acondicionado, yo dormÃa con cuchillos, oÃa sus pasos y risas, en las rejillas de las paredes, ponÃa papel periódico o trapos imprentados de alcohol, les prendÃa fuego. Escuchaba como corrÃan, yo los perseguÃa con los cuchillos, queme mi casa cuatro veces, yo los vi, los escuche y me llene de miedos. Ahà estaban. –En mi mente intoxicada y enferma.
MUERTO EN VIDA
ESA NOCHE, mi cuerpo cayó bocabajo en mi cama king size, cansado de mis excesos, rendido, ya dormido, vi una cara mÃa en mi mente, luego, entre a un largo túnel negro, enorme, vi, sentÃ, como dos caras mÃas se movÃan con gran fuerza, tratando de chocar frente a frente, una con la otra, fue una sensación extraña. Demasiada rara, luego caà en un abismo, como dirÃa el poeta, profundo y negro, toque fondo, la oscuridad era inmensa por todos lados, después, vino el silencio absoluto, cero ruido, ahà se perfectamente que estoy muerto, no respiro, en ese instante, le grito a Dios. —¡Dios!, ¡Dios!, no quiero morir, por favor, Dios, no quiero morir—. Me levanto sudando, temblando, lleno de miedos, me voy al baño, me miro al espejo, soy la tristeza arrolladora, mis hombros caÃdos, mi mirada apagada, mi piel amarilla, seca, áspera, lo blando de mis ojos, que se llama esclerótica, ofrece un café cenizo, ojeroso, apagado sin luz, me miro, lloro frente a mi rostro deprimido. —¡Estúpido, estúpido, mira lo que has hecho con tu vida, eres un vil mediocre, drogadicto, estas en la ruina! —. Sigo llorando, me sigo viendo, muy decepcionado de mà mismo, sé que tuve un paro respiratorio, que estuve muerto, me queda claro, que Dios me dio una oportunidad, porque cuando comencé a despertar, vi, sentà una fuerte luz, esplendorosa dentro de mÃ. —Tuve un despertar espiritual.
NO QUERÃA O NO PODÃA
ABANDONAR MI ADICCIÓN
DEJE DE LLORAR, me eche agua en mis fosas nasales, ahà mismo, presione los orificios, me soné con fuerza, salió el primer tapón de porquerÃa, después, atrás de él, el chorro de sangre, sangre que llego a mis labios y mi lengua, sangre con cocaÃna que los anestesio de inmediato, me soné con fuerza la otra fosa, me libere del enorme obstáculo, pude respira, verme al espejo, sucio, despeinado, abandonado de mà mismo, respire con profundidad, suspire desde lo más fondo de mi ser, me eche agua en la cara, después, de la liberación de mis fosas y poder respirar libremente —¿Que te imaginas que hice? —. Era mi costumbre, para evitar que la cocaÃna se humedeciera y exterminar el polvo, colocaba los pases en el travesaño de las puertas, a un lado de la jeringa y la morfina, después de libérame, tome un pase completo y de dos jalones los metà a mi cuerpo, luego cargue la jeringa con tres miligramos de morfina y me arponeé en la nalga, posteriormente, me senté en el escusado, prendà un cigarro, que fume placenteramente, como si nada hubiera pasado, olvidándome de esa imagen de mediocre que mostraba a los cuatro vientos, de ahà vengo, soy vÃctima de La Saliva del Diablo. —El que por su gusto, muere…
¿POR QUÉ RECAE, EL RECAÃDO?
EN UN PAÃS sumamente enfermo de las emociones como México, nadie quiere ver la pérdida de seres humanos al dÃa que genera esta enfermedad perra, no se evalúan los altos porcentajes de suicidios, ni los múltiples intentos al dÃa, tampoco hay estudios respecto al enorme Ãndice de niños y jóvenes deprimidos, mucho menos se considera como sociedad, el grave problema de la enfermedad que diluye matrimonios, irrumpe la paz familiar, roba la libertad a los jóvenes, causa hechos delictivos, genera los feminicidos, activa la inseguridad pública, engrandece la deserción escolar de manera impresionante, convierte a los drogadictos en parásitos sociales y en guerrilleros dentro de su casas, los medios de comunicación, muchos de ellos, brindan nulos espacios a la prevención, información, orientación y concientización, tener un enfermo emocional, adicto, alcohólico o drogadicto, es como si fuera un aparato de televisión, en todas las familias, hay uno o dos, o más enfermos. —Sálvese quien pueda—. Quien esté libre de culpa, que arroje la primera piedra. —El perfil del drogadicto se distingue por la mediocridad, por el pensamiento cuadrado, por su personalidad narcisista y por supuesto, por la pereza, fÃsica y mental, y por su soberbia sobrada, el enfermo, confirma, dÃa a dÃa, que no quiere salir del hoyo de la mediocridad y la familia, se hunde con él—. Gracias por leerme y más por escribirme
More articles by this author
< Prev | Próximo > |
---|