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Edición 233 | ||||
Escrito por EDITORIAL | ||||
Viernes, 30 de Abril de 2010 17:57 | ||||
Editorial Ley SB-1070: lodos de aquellos polvos
Al menos desde el sexenio de Miguel de
El alegato sostenido desde el otro lado, esgrimía el argumento de garantía plena a la inversión estadunidense en la franja fronteriza mexicana, en proceso de absorción por la economía del vecino país mediante la expansión de la maquila, cuyas rentabilidad estaría supuestamente amenazada por la protección de los derechos de la clase trabajadora organizada, no obstante la creciente implantación del sindicalismo blanco en aquella parte del territorio mexicano.
Esa perversa tendencia cobró estado con la firma por Carlos Salinas de Gortari del Tratado de Libre Comercio (TLC-TLCAN), en el que su gobierno -no obstante el clamor de diversas centrales obreras y de organismos empresariales- se rehusó a negociar -junto con el libre flujo del comercio y la inversión-, el libre tránsito de mano de obra. A posteriori, México y Washington firmaron una “carta de intención” en materia laboral, cuyos compromisos, si los hubo, se perdieron en la noche de los tiempos.
El salinismo, contrario sensu, fascinado por el fundamentalismo neoliberal, se aplicó obsesivamente al desmantelamiento de la economía estatal y social, lanzando a la calle a cientos de miles de trabajadores y empleados, a cuyo ejército de reserva incorporó a millones de campesinos desamparados con la contrarreforma agraria de 1993, que hizo de los posesionarios ejidales y comunales parias del jornalerismo.
Es esa, y no otra, la causa de la explosiva y desordenada migración interna y de la incontenible emigración ilegal hacia los Estados Unidos, contra las cuales el gobierno neoliberal -engolosinado con las medallas a su “buena conducta”- jamás quiso tomar providencias productivas, pues esa válvula de escape disimulaba los devastadores saldos de la crisis socioeconómica doméstica. Planteado el descomunal problema como foco de tensiones entre ambos gobiernos, la presidencia panista se afanó en pedir a
Hoy, como ruidosa expresión de una latente constante de los gobiernos de los estados de
Más allá de la hueca retórica, no existe una reacción sustantiva del gobierno de Calderón. La oportunidad para la administración calderoniana de ser seria y responsable, la ha sugerido el ex presidente Clinton, a cuyo gobierno tocó la instrumentación y puesta en marcha del TLCAN. Orador ante More articles by this author
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