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Edición 235 | ||||
Escrito por Rodrigo PONTECORVO | ||||
Lunes, 31 de Mayo de 2010 10:34 | ||||
YANYAWID: EL TERROR CABALGANDO SOBRE DARFUR
Rodrigo PONTECORVO (Exclusivo para Voces del Periodista)
Estas milicias formadas a partir de antiguos pastores nómadas árabes, aparecieron en Sudán en los años ochenta del siglo XX, cuando bajaron hacia el sur del país en busca de pastizales y agua para su ganado, obligados por las sequías cíclicas de los setenta a los noventa en la región del norte. Muy pronto chocaron con la etnia local de los Fur, terminando con siglos de convivencia pacífica en la zona. Estos “árabes del sur” se unieron bajo un grupo común para fortalecerse y hasta recibieron apoyo de los gobiernos de Libia y Sudán en esa década. La situación en la región se tornó más violenta y complicada con el posterior arribo de otra tribu sudanesa, los masalit, quienes también querían tierras para asentarse.
Así que cuando surgieron los movimientos rebeldes de Darfur en 2003, como el Movimiento de Liberación de Sudán (SLM) y el Movimiento para
El 27 de abril de 2007,
El gobierno los reclutaba entre salteadores de caminos y ladrones, soldados en retiro, jóvenes de tribus árabes en conflicto con grupos africanos vecinos, criminales comunes que habían sido perdonados y liberados si se unían a la milicia, fanáticos del Tajammu al-Arabi (organización árabe unionista) y jóvenes árabes desempleados. Los reclutas cobraban un buen salario y algo extra si tenían caballo o camello. Les daban las armas y uniformes de la armada de Sudán. Se hacían llamar con nombres como “La división de inteligencia de la frontera”, “La brigada de segundo reconocimiento” o “Los rápidos y horribles”.
Su nombre de guerra deriva de los vocablos árabes Yinn = genio diabólico y yawad = caballo, lo que puede traducirse como “Demonios a caballo”, aunque ellos prefieren llamarse fursan (caballeros), mujahidiin (guerreros) o, bashmerga, en referencia a las peshmerga, milicias kurdas del norte de Irak”.
Su modus operandi es de enorme crueldad, pues llegan a poblados y caseríos, los rodean e intimidan a sus víctimas civiles, gente desarmada, pobre, hambrienta y pacífica que enfrenta a asesinos inmisericordes que ejecutan en masa a los hombres, esclavizan a los niños, violan a las mujeres, roban alimentos, ganado y bienes materiales (cuando los encuentran), para finalmente prender fuego a los inmuebles, sean casas, templos o chozas. Sus correrías han bañado de sangre, violencia y dolor Darfur y zonas aledañas, sin que hasta ahora el genocida Omar Hasan al Bashir logre detenerlos.
El Acuerdo de paz de Darfur (DPA), del 5 de mayo de 2006, establecía en uno de sus puntos el desarme de estas milicias. Pero hasta hoy continúan actuando en contra de los asentamientos rebeldes y, al igual que estos, contra los poblados y los campos de personas desplazadas y refugiadas en Chad.
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