Sábado, 13 de Agosto de 2011 10:59 | 
Author: Rogelio Gómez Mejía. | 
| Edición 264 |
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PECATA MINUTA,
PERIODISMO CRIMINALIZADO
Rogelio Gómez Mejía.
“¿Qué perro no come perro?...”
La osadía del columnista, empresario y político veracruzano César Augusto Vázquez Chagoya, aparte de dejar estupefacta a la opinión pública con su insidioso escrito, eso sí, a toro pasado, del vil asesinato de los compañeros Miguel Ángel López Velazco, Milo Vera, para sus lectores, y del subdirector del diario Notiver, ejecutado en su domicilio junto con su esposa y su hijo, y el bestial degollamiento de Yolanda Ordaz de la Cruz, reportera de ese medio en los últimos 20 años, sin juicio previo, ¡no tiene nombre!
Máxime que ante la brutalidad en ambos crímenes (que hacen profética la perversa publicidad oficial de que si el gobierno no hace nada, “estos desgraciados al rato se van a meter a nuestras casas”), Vázquez Chagoya trata de justificarlos, porqué a sabiendas asevera el judaista censor; “que todo Veracruz sabia de la dependencia e incondicionalidad de los periodistas asesinados con la narco-delincuencia” -poniendo a todos los jarochos en el mismo rasero- conforme a la precipitada y mal intencionada deducción del procurador de justicia Reynaldo Escobar Pérez, de que esos hechos obedecen a nexos con los criminales y no por abatir al periodismo, para concretan así estar ante un simple “ajuste de cuentas” y salvar la responsabilidad del gobierno.
Miguel Ángel Lopez.
Así, descaradamente entra en detalles que, de no ser por su efecto retroactivo, los harían culpables del delito de encubrimiento al revelar sin fecha precisa una reunión gangsteril de varios reporteros de los que no dice nombres, encabezados por la desaparecida Yolanda Ordaz en el restaurante “El Conchal” de Alvarado por la Isla del Amor, presidida por el reconocido narcotraficante Rolando Veytia Bravo El Manitas, identificado como el Comandante Veytia del cártel de Los Zetas, quien les advirtió no tolerar más escribir en sus medios lo que no se les ordenaba, pues para eso se les pagaba de ocho a 15 mil pesos, recordándoles cómo habían “nalgueado” y golpeado a los desobedientes que de repetir les iban a dar “piso”. Es de hacerse notar que ante la amenazante situación prevaleciente en los medios jarochos, más de nueve reporteros han renunciado y otros se están negando a cubrir las llamadas “fuentes” de policía.
Yolanda Ordaz
Asimismo, indicó que Yolanda Ordaz le daba “línea” a sus compañeros que asistían a fiestas de esos malosos, rivales del Cártel de Gente Nueva del Chapo Guzmán, entre otras informaciones sobre la corrupción imperante desde hace cuatro años en el periódico Notiver (el de mayor circulación en el puesto), que aseguró es conocido como Base 40 por su relación con Los Zetas y de la impunidad permitida por su director Alfonso Salce Fernández por lo qué, aplaudió sean investigados por la PGR y por la CNDH, para aclarar debidamente el prestigio periodístico del estado, puesto en tela de duda por la versión aplicada al narco-delincuente Rolando Veytia quien murió en un enfrentamiento con cinco sujetos más el pasado 21 de mayo, uno y dos meses antes de que fueran sacrificados los periodistas con los que supuestamente tenía nexos y quien ya jamás podrá desmentirlo, ni atestiguarlo.
Empero nada dijo de su éxito incontenible en su reconocida trayectoria como diputado local, empresario director de Noti-Sur y Veracruzanos Info en Coatzacoalcos, así como operador y asesor del ex-gobernador Fidel Herrera Beltrán, que elevan su polémica personalidad de reconocida influencia en el mundo de la política por su columna Sendero del Poder publicada en no menos de 30 medios estatales, desde donde desató la temeraria denuncia de la corrupción periodística en evidente afán exoneratorio de las autoridades judiciales por la incontenible criminalidad que asola a la población veracruzana.
Bala perdida
Hace años que ejidatarios y campesinos de Cumbres de Llano Largo e Icacos, en Acapulco, luchan en tribunales porque el gobierno federal legitime la propiedad de 854 lotes de terrenos y 144 predios de dos mil 500 metros cuadrados cada uno, invadidos por fuerzas armadas de la IX Región Militar a las que el ex-gobernador Francisco Ruíz Massieu les entregó 50 hectáreas en ese lugar, cercano a Punta Diamante tan disputado incluso por Diego Fernández de Ceballos, sin que a la fecha se aclare el despojo del paradisiaco sector. ¡Ni hablar!
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