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impíos encapuchados
de la guerra
Rogelio Gómez Mejía
“En este mundo complejo nada es verdad ni mentira,
todo depende el color del cristal con que se mire”...
Dominio popular.
Ahora que los matazetas declararon su impía guerra a específicos enemigos en territorio mexicano, tendría que determinarse qué nación representan y cuál es la bandera o ideología que sustenta la causa que persiguen; porque de no ser así, sobrada razón tendrá el Ejecutivo del Estado para informar al Congreso de una formal declaración bélica en su contra, por la invasión del país de estos enemigos del pueblo, al que tiene (el Ejecutivo) la obligación de defender.
Para el efecto, debería convocar, ahora sí, a las fuerzas armadas del país, para ubicar e identificar plenamente a estos enemigos de la nación y enfrentarlos en un campo definido de batalla en protección de la ciudadanía como debe de ser, así fuera necesario advertir con toques de queda en los sitios donde se ubique al enemigo para poner a salvo a los civiles en caso de estar habitado el centro del conflicto para evitar al máximo la muerte de inocentes.
El Ejército mexicano, sin descanso.
Porque a la luz de los hechos, ya no queda la menor duda de que estamos en medio de una lucha fratricida, verdadera guerra civil, desgraciadamente fuera del control del Estado que levantó a las Fuerzas Armadas para tareas policíacas, triangulando el conflicto con grandes bandas criminales ya en disputa de territorios y estados del país según nos cuentan, con graves y cruentos resultados reales que aterrorizan y sangran a la nación sin que el gobierno pueda, ni siquiera evitar escenas exhibidas en todo el mundo de salvajes sacrificios humanos ejecutados en juicios sumarios clandestinos por delitos de informantes por 300 pesos, acusados de espionaje.
Así se transmiten en You Tube en exposiciones de terror infrahumanas ante niños y mujeres cuando encapuchados con ropas militares y de civil, decapitan en vivo con una sierra y un cuchillo a dos hombres maniatados confesos de ser informantes de narcotraficantes y comunicadores de militares, como si fueran animales y sentencian como epílogo: “Esto les pasa a los dedos y marros”, por decir “soplones”, en tanto entre cientos de escenas semejantes de esta horripilante guerra, aparece un sexteto de grotescos encapuchados en pantomímica declaración bélica en contra de los zetas sin identificar su bando y sin que las inteligencias del gobierno ofendido (CISEN, SSPF, Marina, Ejército y Aviación) sepan a quién tirarle y continúen como hasta ahora disparando sin ton ni son.
Contra el narco, una lucha interminable
Mientras el recuento de los daños colaterales aumenta, haciendo estragos en nuestra pacífica sociedad, así sea en inexplicables e inextricables masacres masivas de adictos indigentes, paupérrimos migrantes o infortunados inocentes que tienen la desgracia de encontrarse entre una refriega de violentas balaceras, o ser acusados anónimamente ante los perseguidores de delincuentes, o simplemente ser reportero de algún diario para ser abatido impunemente por nunca capturados matones de desconocida filiación y móvil, como le ha tocado recientemente a Marco Aurelio Martínez Tijerina de la estación de radio La Tremenda de Montemorelos; a Humberto Millán Salazar del semanario A Discusión de Culiacán, y a Guillermo Alcaráz Trejo de la CEDH de Chihuahua; a Gabriel Manuel Fonseca Hernández de 19 años de El Mañanero de Acayucán, y de aquella ciudad, a Noel López Olguín de Noticias y La Verdad, en vorágine de asesinatos procedentes de los asesinatos de sus colegas veracruzanos, Yolanda Ordaz de la Cruz y Miguel Ángel López Velasco subdirector de Notiver junto con su esposa Agustina Solana y su hijo, reportero gráfico, Misael López Solana, motivo quizá de la caída del cargo de quien fuera procurador, Reynaldo Escobar Pérez, antes apoyado por el confundido recién gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa.
Aún así, el gobierno no ha mostrado mejor voluntad o capacidad para no perder el control del país que naufraga ante miles de denuncias de abusos y crímenes insolutos en los cuatro puntos cardinales de México con infructuosos señalamientos de José Luis Soberanes desde que estaba en la CNDH y que continúan con Raúl Plascencia Villanueva para sumar decenas de miles de quejas contra las Fuerzas Armadas que provocan un Estado de excepción, apunta este último con relatos terroríficos que nada tienen que envidiar a los descuartizamientos y asesinatos masivos que les imputan a los que persiguen… ¿Entonces?
Bala perdida
Y como para ridiculizar al procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, ahora también amagado con crímenes de corte aterrorizante y, recientemente presuntuoso de la captura del ubicado como peligroso jefe sicario del narcotráfico, Oscar Osvaldo García Montoya, la mano con ojos, perversos hampones decapitaron a dos personas por el periférico y dejaron una cartulina atribuyendo el doble crimen al detenido… ¿Cómo?
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