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A falta de pan, toletes
¿Para que humanizar
pudiendo golpear?
Rami SchwartzPor Rami Schwartz
Tanquetas, balas de plástico, gases lacrimógenos, escudos protectores, chalecos antibalas, toletes de descargas eléctricas. Este es el nuevo arsenal de políticas públicas de gran parte de los gobiernos del planeta, incluyendo, claro está, al mexicano. Ante la falta de voluntad política para resolver los tremendos problemas que aquejan al mundo, ante el colapso inminente del modelo capitalista neoliberal, ante el descontento, el desempleo, la falta de oportunidades de la gente, miles de gobiernos nacionales y locales van a optar por reprimir a sus ciudadanos y para ello van a utilizar el más moderno equipo en disolución de manifestaciones, plantones y protestas.
Indignados de Nueva York.
Esto abre una gran oportunidad de inversión para los pocos que concentran el ingreso en el mundo. Si compran acciones de las empresas que fabrican estos productos van a ganar mucho dinero de la mano de estas compañías, porque una cosa es segura, los políticos del mundo entero van a preferir invertir en este tipo de equipo antes que solucionar los problemas que aquejan a su población.
Desde Chile hasta Israel, desde Nueva York hasta Atenas, desde Oakland hasta Londres, se han desatado cientos de manifestaciones exigiendo a los gobiernos que cumplan con sus promesas, que sean responsables, austeros, republicanos, patriotas y solidarios. Pero estos gobiernos irresponsables e inhumanos continúan practicando las mismas políticas públicas que han acumulado el ingreso en todo el mundo, fomentado monopolios, destrozado a la pequeña y mediana empresa, a las clases medias, que han arrojado a millones al desempleo, a la informalidad o de plano, como en México, a las garras del crimen organizado.
¿Y qué hacen los gobiernos cuando la gente sale a las calles a exigir justicia?... los reprimen, de una manera “civilizada”. No les resuelven sus problemas, no les ofrecen una salida, no realizan ningún ajuste en sus políticas públicas, simplemente, les disparan balas de plástico, gases lacrimógenos, les avientan perros entrenados, los alejan con chorros de agua, los arrestan, los encarcelan para que aprendan a no andarse manifestando y les toman fotografías para armar expedientes en su contra.
Por un lado dirigen sus países con las pompas, como es el caso de México donde especímenes como Calderón o Ebrard carecen de sentido común. Y por el otro, invierten en todo tipo de equipo antimotines para poder reprimir a los manifestantes cuando sea necesario. A los sueldos estratosféricos de la casta dorada que los acompaña en sus gobiernos no los tocan ni con el pétalo de una rosa pero cuidadito y alguien se manifiesta en contra de su falta de humanismo porque entonces le tendrán preparado todo el peso de los granaderos, armados hasta los dientes con el equipo más moderno y sofisticado, para mandarlos a sus casas con unos buenos moretones a ver si así aprenden a no andar de revoltosos pidiendo que el gobierno actúe con sentido común y con humanismo.
Protestas similares en Madrid
En Mayo de este año se realizó a unas cuadras del Pentágono, en Washington, la octava feria de “equipo de protección” (FPED VIII) por sus siglas en inglés y a dicho evento asistieron delegados de todo el mundo, incluyendo, obviamente, a México.
La feria tuvo más de 500 expositores que demostraron a los representantes de los gobiernos (dudo que empresas privadas hayan mandado delegados o compradores) el último grito de las tecnologías de disolución de manifestaciones, sometimiento de masas, control de multitudes protestando por causas justas.
En su publicidad, el FPED VIII afirma que su objetivo es que “líderes, tomadores de decisiones de departamentos de Defensa, agencias gubernamentales y fuerzas federales, estatales, observen y se familiaricen con los equipos de protección disponibles y de reunirse con los fabricantes de dichos productos. Que los hacedores de políticas públicas (policimakers) puedan interactuar y comparar entre equipos y fabricantes similares y darles a su vez la retroalimentación necesaria para que puedan mejorar sus productos”.
En chile tambien
Si fuesen policymakers de verdad, no tendrían necesidad de adquirir dichos productos pues sus decisiones mejorarían el bienestar de sus gobernados. Pero en vista que, por el contrario, el deterioro no parece tener fin como en el caso de México, entonces se ven obligados a tener un plan “B” y éste incluye chorros de agua, gases lacrimógenos, balas de plástico, toletes con descargas eléctricas, perros entrenados para atacar, chalecos, escudos y cascos.
Así, desde Berlusconi hasta Calderón, desde Bloomberg hasta Ebrard, desde Oakland, California hasta Santiago de Chile, se busca controlar mediante la represión y la fuerza lo que no se pudo hacer mediante políticas públicas sensatas. Se perdona a los corruptos y los ladrones y se reprime a aquellos que protestan por las corruptelas y raterías. El mundo se está mexicanizando.
Y no dudo que haya quienes opinen que es mejor que usen balas de plástico que de plomo, que usen chorros de agua y no lanzallamas o toletes con descargas eléctricas en lugar de golpearlos con toletes de madera. Es probable, pero aun así, todas estas armas de represión masiva son y siempre serán inferiores a políticas públicas sensatas y humanas. Pero no les alcanza para tanto, su moral y su inteligencia no da para tanto y por ello recurren al expediente de la represión.
Por ello si le sobran algunos pesos, no dude en comprar acciones de empresas como Aardvark Tactical, Inc., Alertus Technologies, Armet Armored Vehicles ó Ballistech Systems. De todos modos sus impuestos se van a destinar para que los gobiernos les compren millones de dólares de equipos que luego pueden ser utilizados en su contra. Al menos ganar algo de dinero mientras esto sucede. Porque un hecho es contundente, gente como Ebrard o George Papandreou, ante su incapacidad, siempre van a preferir mandar delegados a ferias como FPED y adquirir millones de dólares en equipos antimotines antes de entrarle a solucionar los problemas que aquejan a sus gobernados.
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A falta de pan, toletes
¿Para que humanizar pudiendo golpear?
Rami SchwartzPor Rami Schwartz
Tanquetas, balas de plástico, gases lacrimógenos, escudos protectores, chalecos antibalas, toletes de descargas eléctricas. Este es el nuevo arsenal de políticas públicas de gran parte de los gobiernos del planeta, incluyendo, claro está, al mexicano. Ante la falta de voluntad política para resolver los tremendos problemas que aquejan al mundo, ante el colapso inminente del modelo capitalista neoliberal, ante el descontento, el desempleo, la falta de oportunidades de la gente, miles de gobiernos nacionales y locales van a optar por reprimir a sus ciudadanos y para ello van a utilizar el más moderno equipo en disolución de manifestaciones, plantones y protestas.
Esto abre una gran oportunidad de inversión para los pocos que concentran el ingreso en el mundo. Si compran acciones de las empresas que fabrican estos productos van a ganar mucho dinero de la mano de estas compañías, porque una cosa es segura, los políticos del mundo entero van a preferir invertir en este tipo de equipo antes que solucionar los problemas que aquejan a su población.
Desde Chile hasta Israel, desde Nueva York hasta Atenas, desde Oakland hasta Londres, se han desatado cientos de manifestaciones exigiendo a los gobiernos que cumplan con sus promesas, que sean responsables, austeros, republicanos, patriotas y solidarios. Pero estos gobiernos irresponsables e inhumanos continúan practicando las mismas políticas públicas que han acumulado el ingreso en todo el mundo, fomentado monopolios, destrozado a la pequeña y mediana empresa, a las clases medias, que han arrojado a millones al desempleo, a la informalidad o de plano, como en México, a las garras del crimen organizado.
¿Y qué hacen los gobiernos cuando la gente sale a las calles a exigir justicia?... los reprimen, de una manera “civilizada”. No les resuelven sus problemas, no les ofrecen una salida, no realizan ningún ajuste en sus políticas públicas, simplemente, les disparan balas de plástico, gases lacrimógenos, les avientan perros entrenados, los alejan con chorros de agua, los arrestan, los encarcelan para que aprendan a no andarse manifestando y les toman fotografías para armar expedientes en su contra.
Por un lado dirigen sus países con las pompas, como es el caso de México donde especímenes como Calderón o Ebrard carecen de sentido común. Y por el otro, invierten en todo tipo de equipo antimotines para poder reprimir a los manifestantes cuando sea necesario. A los sueldos estratosféricos de la casta dorada que los acompaña en sus gobiernos no los tocan ni con el pétalo de una rosa pero cuidadito y alguien se manifiesta en contra de su falta de humanismo porque entonces le tendrán preparado todo el peso de los granaderos, armados hasta los dientes con el equipo más moderno y sofisticado, para mandarlos a sus casas con unos buenos moretones a ver si así aprenden a no andar de revoltosos pidiendo que el gobierno actúe con sentido común y con humanismo.
En Mayo de este año se realizó a unas cuadras del Pentágono, en Washington, la octava feria de “equipo de protección” (FPED VIII) por sus siglas en inglés y a dicho evento asistieron delegados de todo el mundo, incluyendo, obviamente, a México.
La feria tuvo más de 500 expositores que demostraron a los representantes de los gobiernos (dudo que empresas privadas hayan mandado delegados o compradores) el último grito de las tecnologías de disolución de manifestaciones, sometimiento de masas, control de multitudes protestando por causas justas.
En su publicidad, el FPED VIII afirma que su objetivo es que “líderes, tomadores de decisiones de departamentos de Defensa, agencias gubernamentales y fuerzas federales, estatales, observen y se familiaricen con los equipos de protección disponibles y de reunirse con los fabricantes de dichos productos. Que los hacedores de políticas públicas (policimakers) puedan interactuar y comparar entre equipos y fabricantes similares y darles a su vez la retroalimentación necesaria para que puedan mejorar sus productos”.
Si fuesen policymakers de verdad, no tendrían necesidad de adquirir dichos productos pues sus decisiones mejorarían el bienestar de sus gobernados. Pero en vista que, por el contrario, el deterioro no parece tener fin como en el caso de México, entonces se ven obligados a tener un plan “B” y éste incluye chorros de agua, gases lacrimógenos, balas de plástico, toletes con descargas eléctricas, perros entrenados para atacar, chalecos, escudos y cascos.
Así, desde Berlusconi hasta Calderón, desde Bloomberg hasta Ebrard, desde Oakland, California hasta Santiago de Chile, se busca controlar mediante la represión y la fuerza lo que no se pudo hacer mediante políticas públicas sensatas. Se perdona a los corruptos y los ladrones y se reprime a aquellos que protestan por las corruptelas y raterías. El mundo se está mexicanizando.
Y no dudo que haya quienes opinen que es mejor que usen balas de plástico que de plomo, que usen chorros de agua y no lanzallamas o toletes con descargas eléctricas en lugar de golpearlos con toletes de madera. Es probable, pero aun así, todas estas armas de represión masiva son y siempre serán inferiores a políticas públicas sensatas y humanas. Pero no les alcanza para tanto, su moral y su inteligencia no da para tanto y por ello recurren al expediente de la represión.
Por ello si le sobran algunos pesos, no dude en comprar acciones de empresas como Aardvark Tactical, Inc., Alertus Technologies, Armet Armored Vehicles ó Ballistech Systems. De todos modos sus impuestos se van a destinar para que los gobiernos les compren millones de dólares de equipos que luego pueden ser utilizados en su contra. Al menos ganar algo de dinero mientras esto sucede. Porque un hecho es contundente, gente como Ebrard o George Papandreou, ante su incapacidad, siempre van a preferir mandar delegados a ferias como FPED y adquirir millones de dólares en equipos antimotines antes de entrarle a solucionar los problemas que aquejan a sus gobernados.
PIES DE FOTO:
1.- Indignados de Nueva Cork
2.- Protestas similares en Madrid
3.- También los chilenos
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