DÉCIMA CUMBRE DE VALDAI:
Una cita de
ideas y emociones
EL PAÍS Y EL MUNDO no son los mismos que hace un año. ¿De
qué hablarán esta vez los prestigiosos expertos internacionales que acudirán a
la décima cumbre del Club Internacional de Debates Valdai?
Svetlana Mironyuk
SVETLANA MIRONYUK, redactora
en jefe de la agencia rusa de información internacional RIA Novosti, uno de los organizadores del Club Valdai, reveló
algunos de los secretos del foro a celebrarse en septiembre.
De primera mano
- La idea del club
consistía en reunir a los especialistas en temas rusos y promover tanto los
debates regulares entre ellos como los encuentros con destacadas personalidades
en Rusia para que, de esta manera, obtengan de primera mano la información para
sus publicaciones. ¿Ha tenido éxito esta idea?
- Hoy, diez años después de la fundación del Club Valdai,
podemos no sólo decir que la idea ha tenido éxito, sino que ha resultado mucho
más fructífera de lo que esperábamos. Si dejamos a un lado los tópicos y
estereotipos que pintan a Rusia como un país donde los osos deambulan por la Plaza Roja (que es la
percepción de la política actual de nuestro país en los medios extranjeros), en
los centros educativos, políticos y de investigación, se forma gracias a la
actividad de un restringido círculo de especialistas sobre Rusia.
Son expertos de prestigio internacional, sus libros y
artículos influyen de manera decisiva en la percepción de Rusia por parte de
las élites; una percepción, por lo demás, muy reticente al cambio. Al idear el
proyecto del club de debates partimos de que la imagen de la Rusia actual está hasta
cierto punto empañada y deformada por las reminiscencias soviéticas y que nos
gustaría presentar una imagen más fiel.
Para esto hace falta eliminar intermediarios en el
proceso de divulgación de la información. Hay que crear un acceso directo a la
misma a través de un diálogo abierto con los que están en el poder y con sus
opositores políticos (desde el presidente y primer ministro hasta los legisladores,
desde los gobernadores de provincias hasta los líderes de la oposición) con
todos los que ven el paisaje político nacional desde dentro.
- ¿Ha funcionado?
- En diez años el grupo de treinta politólogos de todo el
mundo que se reunieron en 2004 con el presidente ruso Vladimir Putin en las
orillas del lago ruso Valdai, al cual debe su nombre, ha crecido hasta
convertirse en una amplia comunidad de expertos independientes. Ya no se dan
tantas interpretaciones disparatadas de la realidad rusa. Aunque no nos
engañemos: muchos criticaron la idea viendo en ella un intento de pintar la
realidad de color de rosa, pero nada de eso ocurrió.
Como un
péndulo
-¿Cree que los
encuentros auspiciados por el club también son útiles para los expertos y los
políticos rusos?
-Creo que sí, porque ayuda a asimilar la idea de que el
mundo no es en blanco y negro. En algunos sectores opositores en Rusia estaba
muy arraigada la creencia de que Occidente, ante su primera queja o solicitud
de ayuda, ejercería cualquier presión al gobierno ruso, cancelaría todos los
contratos, impondría un embargo económico, un boicot, lo que sea. Ahora ni los opositores más acérrimos piensan
que los colegas occidentales son tan fáciles de manipular solicitando un
‘castigo’ para las autoridades rusas en los momentos de crisis política.
- En los últimos
años nos enfrentamos a otra tendencia, justo la contraria: apelar a Occidente
se considera ‘pasado de moda’ e incluso podría ser peligroso a raíz de la
campaña contra los “agentes extranjeros”. De ahí que, según los sondeos, en la
sociedad rusa crezca la percepción negativa de Occidente.
- Esto no tiene nada que ver con el funcionamiento del
Club Valdai. Son unos procesos internos que tienen lugar en nuestra sociedad.
Es como un péndulo que primero va hacia un lado y luego hacia el opuesto. No
sucede sólo en Rusia, muchos países, en particular los de Europa del Este,
vivieron momentos de intensa admiración por Occidente seguidos por períodos de
una profunda decepción. Luego se alcanza un equilibrio. Creo que esto fue muy
evidente en el caso de Polonia. Ahora Rusia está viviendo un momento similar.
Lo cortés no
debe quitar lo valiente
- Últimamente, el
Club Valdai amplió sus actividades: además de las reuniones anuales se celebran
muchos eventos durante el año dedicados a temas muy variados, desde los
problemas económicos de Rusia hasta la situación en Oriente Próximo. Pero a la
plataforma, por ser una iniciativa nueva y rusa, le cuesta abrirse paso a nivel
mundial, obtener subvenciones ya repartidas entre los ‘gigantes’ y ganarse la
confianza donde la percepción de Rusia sigue siendo negativa.
- En estos diez años, creo, conseguimos superar la
desconfianza e ideas preconcebidas de la comunidad internacional de expertos.
Después de muchos años de trabajo hemos podido crear una fundación que acepta
donaciones de las organizaciones y personas físicas, que se destinan para
financiar los proyectos del Club Valdai. Este mecanismo empezó a funcionar en
2011 y no tardó en dar su fruto, ya contamos con varios informes de gran
resonancia. Uno de los más relevantes es el proyecto ‘Élite rusa 2020’. Un grupo de
investigadores rusos y estadounidenses analizó los valores, los objetivos y las
posturas ideológicas de las élites rusas desde la desintegración de la Unión Soviética,
para, a partir de las tendencias reveladas, realizar pronósticos sobre el
desarrollo del país en los próximos años. Es curioso que la visión de los
procesos internos en Rusia desde fuera coincide en muchos puntos con la opinión
de los expertos rusos.
- Dice que han
conseguido superar la reticencia de la comunidad de expertos. Pero hay otro
problema. No es ningún secreto que los expertos extranjeros se comportan con
mucha más delicadeza mientras están en Rusia y, especialmente, en las reuniones
con los altos cargos rusos, que cuando presentan los informes en sus países
¿Esto no molesta a nadie?
- Es verdad. Le revelaré un pequeño secreto: antes de la
reunión con el presidente pedimos a los expertos, medio en broma y medio en
serio, ser más activos, incluso más agresivos, y menos cautelosos en sus
expresiones. Muchas veces esta cautela es un tributo a la tradición cultural,
al protocolo. El concepto de cortesía varía mucho de un país a otro. En Gran
Bretaña y en Oriente es admisible decir algo ofensivo al interlocutor si el
mensaje es expresado con cortesía. En ruso las palabras, las emociones y los
significados se encuentran más entrelazados. Un estilo demasiado rebuscado
oscurece el sentido de la pregunta o de la frase. Esta diferencia de los
códigos culturales siempre tenemos que tenerla en cuenta durante los debates.
Pero lo importante es que nadie cambia su postura, que no hay temas tabúes.
Al mismo tiempo los miembros del club durante los
encuentros con el presidente caen bajo el encanto personal de Vladimir Putin.
Quiero subrayar que es una reacción puramente emocional, que estoy segura que
de ninguna manera influye en las opiniones de los expertos, lo cual viene
demostrado por sus informes. Sus autores simplemente reciben la oportunidad de
conocer de primera mano las motivaciones de las autoridades rusas y su postura
ante las cuestiones de la agenda global. Las reuniones con el presidente suelen
durar tres o cuatro horas, sólo un par de veces fueron más cortas. Otros años
siempre se ha excedido del tiempo reglamentario porque ha habido interés mutuo,
un contacto personal impresionante. El encuentro más dramático fue el primero,
en 2004, después de la trágica masacre en la escuela de Beslán (Osetia del
Norte, en el Cáucaso ruso). Duró casi cuatro horas y fue una conversación muy
especial: triste, dura y sincera.
De opiniones
a hojas de ruta
- ¿A qué tipo de
audiencia van dirigidos los eventos del Club Valdai?
- Primero no pensamos en atraer a una amplia audiencia.
Nuestra idea principal consistía en impulsar el intercambio de opiniones entre
los expertos, los politólogos rusos y extranjeros, que inevitablemente
enriquece a ambas partes. Pasados tres o cuatro años nos dimos cuenta de que
nuestra audiencia es un colectivo de un potencial intelectual impresionante,
son personas capaces no sólo describir los problemas existentes sino también
ofrecer soluciones. Así, el Club Valdai dio el paso del intercambio de
opiniones hacia la elaboración de estrategias.
Los últimos informes se han realizado conjuntamente por
parte de expertos rusos y extranjeros, por lo tanto no hay motivos para decir
que Occidente nos impone su criterio. En absoluto. Ahora el club ha entrado en
la tercera fase de desarrollo: la elaboración de ‘hojas de ruta’, las
recomendaciones de los expertos para la solución de los problemas mundiales de
diversa índole: desde la situación en el Oriente Próximo hasta el papel de
Rusia en la agenda global. En vez de “Rusia en el mundo”, “Rusia para el
mundo”: el análisis de los problemas globales y de la capacidad de Rusia de
contribuir a su solución. De esta manera el país queda inscrito en el cambiante
contexto global.
Las opiniones de todos los miembros del club tienen el
mismo peso, no están condicionadas por nada, tampoco por un interés económico,
ya que los expertos participan en el trabajo del club de manera desinteresada.
El Club Valdai es un grupo único de
profesionales, ningún centro de investigaciones del mundo puede contar con
tantos especialistas que estudien diferentes aspectos de la vida de un país y
su papel en el mundo.
Dividir para
unir
- La décima cumbre
del Club Valdai reunirá a un número de participantes sin precedentes. Pero un
club intelectual no puede convertirse en una concentración masiva. ¿Qué sentido
tiene?
- El club cumple diez años de existencia, hemos querido
celebrar este aniversario invitando a todos los expertos que hayan participado
en su trabajo durante este decenio. Los participantes de nuestros eventos no
son los mismos todos los años. Además de los miembros permanentes invitamos a
los profesionales especializados en el tema de la conferencia o una reunión.
Ahora queremos reunirles a todos.
- ¿Tendrán puntos
en común que discutir?
- Vamos a dividir a los expertos en varios grupos
temáticos. El tema general de la cumbre es la identidad de Rusia. Se discutirán
diferentes aspectos de esa identidad: el regional, el religioso, el histórico…
Hablaremos de la diversidad de Rusia y de los puntos de referencia que la
convierten en una nación. Le revelaré otro pequeño secreto: por parte rusa
también participará en la cumbre un número sin precedentes de personalidades,
desde los líderes del país hasta los dirigentes de la Iglesia ortodoxa rusa,
desde los representantes de la oposición y los medios hasta los gobernadores de
regiones, que se enfrentarán a sus oponentes en un debate público. Resumiremos
los resultados de este trabajo del Club Valdai para entrar en una nueva etapa.
Así lo ha hecho la propia Rusia, que va superando poco a poco el estrés
postraumático en el que vive desde la desintegración de la URSS en 1991. Hay una nueva
generación de rusos, han surgido nuevos valores y nuevos aspectos de identidad.
También el mundo ha cambiado y sigue cambiando.
El nuevo país, el nuevo mundo y cómo interactúan: éstas
son las preguntas a las que intentará responder el Club Valdai.
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