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Edición 344 | ||||
Escrito por Feliciano Hernández | ||||
Martes, 05 de Abril de 2016 16:55 | ||||
ASUSTA LA INDIFERENCIA con que la sociedad toma los anuncios oficiales sobre recortes de plazas laborales tanto en la administración pública como en la iniciativa privada.
NINGÚN representante sindical ni los activistas sociales y políticos salen a responder y menos a proponer alternativas ante la disyuntiva del gobierno o de los patrones de tener que reducir los puestos de trabajo por el déficit presupuestal o por la caída de las ventas, según el caso, y eso pasa por tener que dejar sin empleo a decenas o a cientos de miles de personas.
La misma historia
Sin pretender justificar ni descalificar las razones de los empleadores para reducir los puestos de trabajo, las siguientes propuestas se ubican en la perspectiva de que ante una mega crisis como la de México los gobernantes deben adoptar la solución menos mala.
Conforme a la demanda
Hay antecedentes de que ante las circunstancias difíciles, que hacen inviable sostener la planta productiva, en muchos países los patrones adoptan una serie de medidas como los paros técnicos y las prejubilaciones para reducir el costo de la nómina. En el primer caso suspenden las jornadas ordinarias y los sueldos y sólo se trabaja bajo requerimiento específico y durante cierto tiempo conforme a la demanda. Aunque los empleados son afectados en mayor o menor medida, esta estrategia resulta conveniente porque permite la sobrevivencia de la empresa y de los mismos trabajadores en lo que mejoran los tiempos que llevaron a tal desenlace. En las prejubilaciones, mediante acuerdo, se anticipa la edad de retiro de los que entran en tal categoría y se aligera la carga presupuestal.
Base fundamental
El marco legal no debe ser pretexto para la aplicación de una estrategia como la presente porque no se ha respetado, salvo en casos de conveniencia para los patrones, y la actual ley desfavorable de por sí para las partes, tampoco se aplica. Fue concebida para tiempos ordinarios y lo que enfrentan México y el mundo son circunstancias de excepción, por múltiples razones, que obligan a los empleadores a buscar soluciones (aunque resulte que en no pocos casos todo lo complican). Qué fácil resulta anunciar el despido de cientos o miles de personas. ¿Y la responsabilidad social? ¿Y los niños que se quedarán sin comer? ¿Y quiénes permanecen en los puestos? Los amigos de los amigos. Los trabajadores deben recibir opciones y los empleadores deben recurrir al menos a principios de equidad y capacidades; en todo caso a la suerte, pero no al viejo sistema de favorecer a los amigos de los amigos. Muchos empleados aceptarán ciertas pérdidas ante la encrucijada de verse totalmente sin trabajo.
La peor de todas las opciones
Los empresarios con visión corta no desperdician oportunidad para desprenderse de toda conquista de los trabajadores, aunque a la larga se les revierta porque, como ha pasado, redujeron el poder adquisitivo a niveles históricos y eso acaba perjudicando a todos. Once millones de gente en pobreza extrema no es poca cosa. Los pobres de los pobres acaban siendo un lastre para toda sociedad. Al margen de la actual coyuntura, el país no debe dar cabida a las filosofías personalistas o excluyentes. Muchos ricos, convertidos en millonarios en los últimos gobiernos a costa del empobrecimiento de las mayorías, sólo exhiben la fragilidad de las instituciones nacionales.
Salvar al país
La posición de quien esto escribe es que no debe haber una sola persona que quiera trabajar sin esa oportunidad. A todos debe quedarnos claro, y en particular a los próximos candidatos presidenciales, que la solución no es dejar a la gente en la calle; o nos salvamos todos o el país naufraga, y el barco hace agua en varios frentes. *Periodista mexicano, residente en Chicago Illinois, Estados Unidos.
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